São Paulo
Cemitério da Consolação
Fotografías de Triunfo Arciniegas
Cemitério da Consolação
Tumbas disponíveis
Me desperté temprano, leí "três
contos" de Fonseca y bajé a desayunar. Luego salí con la cámara y
caminé calle arriba hasta el "Cemitério da Consolação", a un tiro de
piedra del hotel. Vine el domingo e hice algunas fotos con una luz increíble, pero me quedaron
asuntos pendientes.
Camino cantándome el cumpleaños. Dicen que lo
malo no es que uno hable solo sino que se conteste. Ya estoy en esta etapa. No
puedo recordar otra canción, embelesado con el estribillo del cumpleaños feliz.
Me parece que los cumpleaños y los cementerios encajan a la perfección. Al fin
y al cabo, aquí uno deja de cumplirse años: uno se queda con la edad de su
muerte. La eternidad acaba aquí. Los nombres se desdibujan incluso en las
piedras, las letras se extravían en las páginas de mármol, las estatuas pierden
las alas y las manos. Hay tumbas que debieron de ser muy bellas pero que ahora
acusan la desolación del olvido. Se dice que uno sigue vivo mientras lo
recuerden, es decir, mientras sigan vivos esos que lo conocieron con vida.
"Dentro de cincuenta años nadie se acordará de mí", dice Harold Bloom,
acosado por el peso de sus ochenta y dos abriles. Y nos pasará a todos. A veces
recorro las calles atestadas de una ciudad mientras me digo: "Dentro de
cien años todos estaremos muertos". No parece así viendo tanto bullicio,
tanta agitación, tanta gritadera, tanto ladrón ejerciendo de político y tanto
miserable aprovechándose de los demás, tanta gente que corre como loca, con sus
asuntos urgentes, con tanta prisa por vivir y como sin pensar que un día todo
acabará.
A un costado del cementerio encuentro un letrero que me hace reír: “Sepulturas
disponíveis”. Y dan un teléfono por si uno tiene prisa. Tal vez haya promoción o
algo así como dos por una. Al parecer, hay escasez de difuntos, y tal vez sea
por culpa del carnaval, cuando uno ni siquiera se enferma. Lo cierto es que todos
hablan del más allá con entusiasmo pero ni los mismos curas se quieren morir.
En la plácida mañana de esta "terça-feira", como llaman en
portugués al martes, recorro de nuevo y con diverso itinerario el cementerio,
ahora con uno y otro obrero ocupado en asuntos de mantenimiento. Una
mujer me dice que no puedo tomar fotos y aquí es donde uno extraña el alemán
para decir: “Lo siento, solo hablo alemán”. Le pregunto por qué. Dice que debo
tener autorización. No creo que a los difuntos les importe. Y a las estatuas, menos.
Acá se reúnen unas trescientas esculturas y hay obras de artistas tan renombrados
como Victor Brecheret y Ramos de Azevedo. Es como otra Recoleta, el cementerio de ricos de Buenos Aires, pero sin
gatos y sin un mapa que muestre las tumbas de mayor interés. No hay un solo gato. Fundado en 1850, el Cemitério da Consolação “fue la
primera necrópolis construida en la ciudad de São Paulo”. Es un lugar silencioso,
repleto de árboles, con calles perfectamente trazadas, con servicio de baño y
teléfono y sillas para minúsválidos. Con sala de internet y una piscina, el
lugar sería una absoluta maravilla. Aquí reposan personajes de la historia
paulista como Monteiro Lobato, Tarsilia do Amaral, Ramos de Azevedo y Mario de
Andrade. Busco al Monteiro Lobato y al Mario de Andrade, pero no los
encuentro. Tal vez salieron el fin de semana. Una cerca eléctrica bordea el cementerio,
pero esto es un detalle para dos difuntos tan esquivos. Vendré una tercera vez
a ver si tengo suerte.
Encuentro el imponente mausoleo de la familia
Matarazzo, el más grande de América del Sur. Su altura equivale a un edificio
de tres pisos. ¿Quiénes fueron los Matarazzo? El primer Matarazzo, Francesco Matarazzo fue un campesino italiano que llegó a Brasil en 1881, con apenas 28 años, y se convirtió en el hombre más rico del país. No pertenecía a la nobleza italiana ni a ninguna otra, pero en 1917 recibió del rey Víctor Emmnuel II el título de Conde Matarazzo. Cuando murió, en 1937, era dueño de 365 fábricas y de una fortuna de diez billones de dólares americanos. Algunos de sus hijos, herederos del título, se casaron con miembros de la alta nobleza italiana.
He leído que hay visitas guiadas, supongo que
en portugués y, si acaso, en inglés. Si uno quiere puede solicitar los
servicios del "sepultador" Francisco Gomes, conocido como Popó, y
cuyo maestro fue el historiador Délio Freire dos Santos, responsable de las
primeras investigaciones sobre el patrimonio artístico e histórico del
cementerio, pero no sé si para que lo entierre a uno o le cuente cosas. La entrada es
gratuita.
Triunfo Arciniegas
São Paulo, 26 de febrero de 2013
Jarrón
São Paulo / Cemitério da Consolação, 2013
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Los pies del Señor
São Paulo / Cemitério da Consolação, 2013
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La cruz partida
São Paulo
/ Cemitério da Consolação
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La mano
São Paulo
/ Cemitério da Consolação, 2013
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El Señor Crucificado São Paulo / Cemitério da Consolação, 2013 |
Mujer São Paulo / Cemitério da Consolação, 2013 |
Marta Cozzetti Alcantara São Paulo / Cemitério da Consolação, 2013 |
La lectora
São Paulo
/ Cemitério da Consolação
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Dolor São Paulo / Cemitério da Consolação, 2013 |
Sagrada espalda São Paulo / Cemitério da Consolação, 2013 |
Pies Família Colunna São Paulo / Cemitério da Consolação, 2013 |
Los días de la ausencia São Paulo / Cemitério da Consolação, 2013 |
Triunfo y los Mataraza
São Paulo
/ Cemitério da Consolação
Fotografía de Triunfo Arciniegas
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Sepulturas disponibles
São Paulo
/ Cemitério da Consolação
Fotografía de Triunfo Arciniegas
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Nota:
Texto y fotos pertenecen a Triunfo Arciniegas.
Pueden reproducirse con previa autorización y sin ánimo de lucro,
con el respectivo crédito y los datos precisos de fecha y lugar.
Este mismo blog, que exige dedicación de monje
e incluso implica gastos de niña bonita,
se construye sin ánimo de lucro.
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