César Aira pronuncia unas palabras tras recibir el premio Prix Formentor 2021. JOSÉ MANUEL VIDAL |
Los 30 libros recomendados por el Foro Formentor
Una guía provisional para leer a César Aira y obras sobre el viaje llenan la maleta al cierre del festival literario celebrado en Sevilla
Berna González Harbour
12 de octubre de 2021
Con César Aira, el premio Formentor de este 2021 que ve más sonrisas que mascarillas, ocurre un hecho tan singular como este autor argentino único: entre sus más de 120 obras publicadas nadie se pone de acuerdo en señalar la más emblemática, significativa o imprescindible. Se diría que hay un César Aira para cada lector y los que han coincidido en este foro celebrado los pasados días en Sevilla dibujan entre todos un mapa móvil y cambiante de su obra.
“Imaginen un enorme espejo al que alguien tira una piedra y ese choque genera una telaraña con multitud de pequeños fragmentos. La obra de Aira es ese gran espejo en multitud de trozos que van en muchas direcciones”, dice su editor en Francia, Clément Ribes. “Antes de venir aquí he preguntado a distintos lectores y no hay consenso. No se puede hacer una sistematización de su obra, sino presentar todas las ventanas a su universo”, secunda Miguel Aguilar, su editor en España y América Latina.
En esta indagación nada científica y nacida en dos días de debate, sin embargo, van surgiendo 16 libros entre esas novelas cargadas de humor, inteligencia y disparate y sus ensayos siempre desafiantes. Estos son los prescriptores y su elección:
Cumpleaños (1), La liebre (2) y Un episodio en la vida del pintor viajero (3) son acaso las tres más citadas en la encuesta informal que ha realizado Miguel Aguilar, editor del sello Literatura Random House, antes de venir a Sevilla. Él personalmente elige Cumpleaños.
Un episodio en la vida del pintor viajero, El congreso de literatura (4), Los fantasmas (5) y La prueba (6) son los cuatro que ha leído y traído el ensayista y periodista Jean François Fogel, que pregunta a los editores presentes en el foro si ha acertado.
“Esos cuatro libros pertenecen a un mismo grupo, que son los de la lógica disparatada y la fantasía que invade lo real”, diagnostica el editor francés, Clément Ribes. Él, por su parte, ha elegido ocho libros para ir publicando hasta 2025 y ha querido que pertenecieran a los distintos grupos que trabaja Aira: ensayo, disparate y los más personales como El tilo (7) o Pinceladas musicales (8). “Y ya es un éxito en Francia”, asegura Ribes. Su preferido no obstante es Prins (9), en el que “el humor, la noche de Buenos Aires y el juego sobre los tiempos resume bien la obra de Aira”.
Aleksi Siltala, su editor en Finlandia, publica uno cada dos o tres años, un ritmo en el que la lista de espera solo crece dado el trepidante ritmo de producción del argentino. Y a la selección comentada por Fogel, asegura, le falta Páramo (10). “Para mí es la más querida de Aira, en la que ironiza sobre editores y autores”. “No faltan obras, faltan los años para publicar todo”. Su libro favorito no obstante es Un episodio en la vida del pintor viajero: “Tan lírico, emocionante, diferente y único. Me conmovió mucho”.
Michael Gaeb, su agente literario, defiende siempre “la última” (y ríe). Y comparte el gusto por Páramo como una novela maravillosa en la que desfilan muchos de sus temas: la magia, los estafadores, contrabandistas y el humor grotesco.
Anna Caballé, escritora, crítica y miembro del jurado que le ha otorgado el premio, recupera el Diccionario de autores latinoamericanos (11) que un joven César Aira elaboró entre los nacidos antes de 1940 y que publicó a duras penas en pequeñas editoriales. “Cuando nació el proyecto, Wikipedia no existía. Late en él una necesidad de razonar y ajustar la literatura latinoamericana en función de un criterio subjetivo con una voluntad de nivelación y una propuesta implícita de canon”. Otro de los miembros del jurado, el traductor inglés Gerald Martin, elige El juego de los mundos (12), “una versión airana de la novela de H.G. Wells o del Viaje al centro de la tierra de Julio Verne. Y Francisco Ferrer Lerín, poeta y narrador, elige Sobre el arte contemporáneo y En la Habana (13), en el que Aira exhibe la perplejidad que le causa que los escritores no tengan enemigos, como les ocurre a los artistas; los relatos comprendidos en El cerebro musical (14); y Cómo me hice monja (15). El presidente del jurado y director de la Fundación Formentor, Basilio Baltasar, aporta el número 16: Sin testigos. “Por cómo expone la trampa metafísica emboscada en la realidad y la réplica prevista a cada una de nuestras acciones”, remata.
Pero no solo de César Aira vive el hombre y el Foro Formentor ha reunido otras mesas en las que cada autor defendió un libro en torno al tema de los náufragos, los peregrinos y los argonautas. Este es un resumen de lo más destacado:
Sobre náufragos:
- Autorretrato de Edouard Levé, un libro de un solo párrafo en el que su autor navega hacia el naufragio de la depresión en 1.400 frases de un solo párrafo. “Él se ahoga en la tierra firme, en París, y necesita precisamente salir a viajar como tabla de salvación”, defiende el profesor Moisés Mori. Días antes de ahorcarse había entregado a su editor un manuscrito titulado Suicidio. “No puede haber un naufragio mayor”.
- Los mares náufragos, de Isabel Soler, profesora de literatura y cultura portuguesa que investiga el asunto desde hace 25 años.
- Relato de un náufrago, de Gabriel García Márquez, el reportaje que el autor colombiano convirtió en novela a partir de un suceso real: los diez días que un hombre pasa a la deriva en una balsa tras hundirse su barco.
- Naufragio, de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, que narra la odisea de este navegante que, tras perder la nave, pasó diez años como “náufrago en tierra” por zonas americanas hasta que logró regresar a España. “Es un documento antropológico, una novela de aventuras, una autobiografía con tonos de novela picaresca y una obra inaugural de la épica del perdedor”, señaló Eva Díaz Pérez.
- Lluvia y otros cuentos, de William Somerset Maughan, libro poblado de náufragos vitales, aunque no literales, según palabras de Sònia Hernández.
Sobre argonautas
- Los errantes, de la Nobel polaca Olga Tokarczuk, una novela móvil y sobre el movimiento desde un tiempo distinto al de los demás, un cuaderno de viajes con 16 historias que configuran un mapa particular en el que los vestíbulos de hoteles y aeropuertos se convierten en lugares de meditación, en palabras de Patricia Almarcegui.
- Mi viaje a Lhasa, de Alexandra David-Néel, una francesa que viajó a la capital tibetana en 1924 y que reúne todo el arquetipo de lo heroico, en palabras de la editora Pilar Rubio. “Su epopeya dura catorce años tras ocho meses de penalidades para llegar disfrazada como medio peregrina, medio mendicante, con su pelo tiznado y sus andrajos”. David-Néel se había preparado intensamente como orientalista especializada en el Himalaya y dominaba varios dialectos tibetanos. Un libro sugerente para recuperar un siglo después.
- El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell, una obra conseguida después de años de escritura tortuosa tras un arranque fecundo en Corfú con su esposa, sus hermanos y su madre ―una historia ampliamente difundida a partir de la serie Los Durrell―. “Larry odiaba Alejandría, llegó a escribir a Henry Miller para decirle que iba a morir allí, que lo odiaba, pero fue su revulsivo. Absorbió la magia de la ciudad, conoció a su musa y logró publicar en 1957 el primer tomo de su cuarteto”, cuenta apasionada María Belmonte.
- Conversations of Lord Byron with the Countess of Blessington es la joya que trajo el periodista Miquel Molina tras hallarla en una librería de viejo de Edimburgo y que recomendó a los editores publicar: la entrevista que una condesa periodista hizo en Génova al poeta en 1823, meses antes de que éste muriera pleno viaje hacia Grecia.
Sobre peregrinos:
- Viaje al fin de la noche, Louis Ferdinand Céline, que el escritor Philippe Claudel recupera para una nueva lectura contemporánea que nos convierte en “vagabundos, desarraigados y nos recuerda nuestra condición de nómadas perpetuos”.
- El camino inmortal, de Jean Cristophe Rufin, es un particular recorrido del camino de Santiago desde el escepticismo y agnosticismo que el catedrático francés Jean François Botrel defiende como “vía de acceso la condición de peregrino en una concepción polisémica”.
- Um bailarino na batalha, de Hélia Correia fue la elección de la portuguesa Lídia Jorge como largo poema narrativo que va describiendo los distintos estadios del dolor. “Veo ahí una ruptura esperanzada, un golpe cortando el anillo de fuego que nos engarza de pies y manos al determinismo, al miedo”.
- Viaje a la luna, Cyrano de Bergerac, en defensa de quienes emprenden el viaje “para desvelar lo encubierto y no para llenar sus arcas con el vellocino de oro”, dijo Basilio Baltasar.
- Derrotero y viaje a España y las Indias, Ulrico Schmidl, fue por último la elección del premiado, de César Aira. Leyó muchos libros de conquista, contó el argentino, y “este expone un mundo nuevo al que solo se accede desde el recuerdo y la escritura”.
Periodista de EL PAÍS, ha sido enviada especial en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora a cargo de Internacional, Domingo, Sociedad, Web o Babelia. Escribe entrevistas y crítica cultural, es columnista en la sección de Opinión y analista de Hoy por Hoy, en la Cadena Ser. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón'.
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