Su nombre es João Romeiro,
pero es conocido como Zinho en la Ciudad de Dios, una favela en Jacarepaguá,
donde controla el tráfico de drogas. Ella es Soraia Gonçalves, una mujer dócil
y callada. Soraia supo que Zinho era traficante de drogas dos meses después de
que empezaron a vivir juntos en un condominio de clase media alta en la Barra
de Tijuca. ¿Te molesta?, preguntó Zinho y ella contestó que ya había tenido en
su vida un hombre dedicado al derecho que no pasaba de ser un canalla. En el
condominio Zinho es conocido como vendedor de una firma de importaciones.
Cuando llega una partida grande de droga a la favela, Zinho desaparece por unos
días. Para justificar su ausencia Soraia dice a las vecinas que encuentra en el
playground o en la piscina que la firma tiene viajando al marido. La policía
anda tras él, pero sólo sabe su apellido, y que es blanco. Zinho nunca ha
estado preso.
Hoy por la noche Zinho llegó a la casa luego de pasarse tres
días distribuyendo, en sus puntos, cocaína que envió su proveedor de Puerto
Suárez, y marihuana que llegó de Pernambuco. Fueron a la cama. Zinho era rápido
y rudo y luego de joder a la mujer le daba la espalda y se dormía. Soraia era
callada y sin iniciativa, pero Zinho la quería así, le gustaba ser obedecido en
la cama como era obedecido en la Ciudad de Dios. “¿Antes de que te duermas te
puedo preguntar una cosa?” “Dime rápido, estoy cansado y quiero dormir,
amorcito.” “¿Serías capaz de matar a una persona por mí?” “Amorcito, maté a un
tipo porque me robó cinco gramos, ¿crees que no voy a matar a un sujeto si me
lo pides? Dime quién es. ¿Es de aquí, del condominio?”
“No.”
“¿De dónde es?”
“Vive en Taquara.”
“¿Y qué te hizo?”
“Nada. Es un niño de siete años. ¿Has matado algún niño de siete
años?”
“He mandado que agujeren las palmas de las manos a dos mierditas
que desaparecieron con unos paquetes, para que sirva de ejemplo, pero creo que
éstos tenían diez años. ¿Por qué quieres matar a un negrito de siete años?”
“Para hacer sufrir a su madre. Ella me humilló. Me quitó a mi
novio. Me hizo menos, a todo el mundo le decía que yo era una burra. Luego se
casó con él. Ella es rubia, tiene ojos azules y se cree lo máximo.”
“¿Quieres vengarte porque te quitó a tu novio? Todavía te gusta
ese puto, ¿verdad?”
“Sólo me gustas tú, Zinho, eres todo para mí, ese mierda del
Rodrigo no vale nada, sólo siento desprecio por él. Quiero hacer sufrir a la
mujer porque me humilló, me llamó burra delante de todos.”
“Puedo matar a ese puto.”
“A ella ni siquiera le gusta él. Quiero hacer que sufra mucho.
La muerte del hijo deja a las madres desesperadas.”
“Está bien. ¿Sabes dónde vive el niño?”
“Sí.”
“Voy a mandar que cojan al niño y lo lleven a Ciudad de Dios.”
“Pero no hagas que el niño sufra mucho.”
“Si la puta ésa se entera que el hijo murió sufriendo es mejor,
¿o no? Dame la dirección. Mañana mando que hagan el trabajo, Taquara está cerca
de mi base.”
Por la mañana bien temprano Zinho salió en el carro y fue a Ciudad de Dios.
Permaneció dos días fuera. Cuando volvió, llevó a Soraia a la cama y ella
obedeció dócilmente a todas sus órdenes. Antes de que él se durmiera, ella
preguntó, “¿hiciste lo que te pedí?”
“Cumplo lo que prometo, amorcito. Mandé a mi personal a que
cogieran al niño cuando iba al colegio y que lo llevaran a Ciudad de Dios. En
la madrugada le rompieron los brazos y las piernas al negrito, lo estrangularon,
lo cortaron todo y luego lo tiraron en la puerta de la casa de la madre. Olvida
a ese mierda, no quiero oír hablar más de ese asunto”, dijo Zinho.
“Sí, ya lo olvidé.”
Zinho le dio la espalda a Soraia y se durmió. Zinho tenía un
sueño pesado. Soraia se quedó despierta oyendo roncar a Zinho. Después se
levantó y tomó un retrato de Rodrigo que mantenía escondido en un lugar que
Zinho nunca descubriría. Siempre que Soraia miraba el retrato del antiguo
novio, durante todos aquellos años, sus ojos se llenaban de lágrimas. Pero ese
día las lágrimas fueron más abundantes.
“Amor de mi vida”, dijo, apretando el retrato de Rodrigo contra
su corazón sobresaltado.
El collar del perro (1965)
Rubem Fonseca / La fuerza humana
Lucía McCartney (1967)
Rubem Fonseca / La ejecución
Rubem Fonseca / El caso de F. A.
Rubem Fonseca / Relato de un acontecimiento
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Feliz Año Nuevo (1975)
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Rubem Fonseca / Corazones solitarios
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Rubem Fonseca / Echando a perder
Rubem Fonseca / Paseo nocturno / Cortometraje
Rubem Fonseca / Paseo nocturno / Parte I
Rubem Fonseca / Paseo nocturno / Parte II
Rubem Fonseca / El otro
Rubem Fonseca / Amarguras de un joven escritor
Rubem Fonseca / Nau Catrineta
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El agujero en la pared (1995)
Rubem Fonseca / El globo fantasma
Rubem Fonseca / La carne y los huesos
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La cofradía de los Espadas (1998)
Secreciones, excreciones y desatinos (2001)
Pequeñas criaturas (2002)
Axilas y otras historias indecorosas (2011)
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