Ben Affleck donará el dinero que ganó con Harvey Weinstein
El actor, acusado por la actriz Rose McGowan de ser conocedor del acoso sexual del productor, intenta rehabilitar su imagen
El País
17 de noviembre de 2017
Desde que a principios del pasado mes de octubre se destapara el último escándalo en Hollywood en el que se revelaba que Harvey Weinstein ha sido un auténtico depredador sexual a lo largo de varias décacadas, muchas han sido las voces que se han pronunciado en contra del productor de cine y a favor de las más de 90 actrices que han denunciado a Weinstein de acoso e incluso violación, como el caso de la actriz Rose McGowan.
Tanto su carrera profesional como su vida personal pasan de cero a 100 en segundos
MATEO SANCHO CARDIEL
Nueva York 16 JUL 2017 - 17:03 COT
Cuando Ben Affleck era niño, le pidió a su madre tener un perro. Ella le prometió uno si superaba una prueba: pasear un perro imaginario una semana. El pequeño Ben cumplió obedientemente durante cinco días, pero fue incapaz de rematar la faena dos días más y se quedó sin mascota.
Ahora, a punto de cumplir los 45 años, su vida y su carrera parecen dividirse en esa misma proporción de días laborables en los que cumple como profesional, padre y marido, y el fin de semana en el que echa todo por tierra. En la primera parte, está una carrera con dos premios Oscar, una Copa Volpi al mejor actor en Venecia de la que casi nadie se acuerda (por Hollywoodland), una lista de mujeres bellas a su lado (de Gwyneth Paltrow a Jennifer Garner, pasando por Jennifer López) y tres hijos, así como un título universitario en Relaciones Internacionales, con especialidad en Oriente Medio. En el terreno del desmadre, sus campeonatos de póker (llegó a ser el mejor de todo el Estado de California y está vetado en el Hard Rock de Las Vegas por su habilidad para contar cartas), sus adicciones o películas como Jersey Girl, Las fuerzas de la naturaleza o Batman vs Superman. Su carrera como director parecía ajena a los fracasos, pero su último filme, Vivir de noche, se estrelló en taquilla y crítica tras la vitoreada Argo.
"Me sentí sucia. Me habían violado. Estuve pensando cómo, la noche anterior a que sucediera, se sentó detrás de mí en el teatro. Llegué a pensar que le había provocado. Eso hizo que me sintiera más sucia", así narra en sus memorias la actriz Rose McGowan (Florencia, Italia, 1973) cómo el productor Harvey Weinstein la violó en la suite de un hotel de Park City, EE UU. Ocurrió durante el Festival de Sundance de 1997, McGowan tenía 23 años y acaba de protagonizar la película Going all the way. Su testimonio, que saltó a la luz el año pasado, 20 años después, ha sido el detonante de otras tantas denuncias de abusos sexuales interpuestas por otras actrices contra Weinstein.
En su libro Brave (HarperOne/HarperCollins, 2018), publicado este martes, y como han avanzado The Guardiany The New York Times, la actriz se refiere al productor con el sobrenombre de "El Monstruo" y relata minuciosamente cómo, tras la proyección de su cinta en el festival independiente, la invitó a su habitación para hablar sobre "la proyección de su trayectoria profesional". Después de media hora hablando, relata McGowan, el productor la arrastró al borde de un jacuzzi y la violó. "Me congelé. Como una estatua", escribe.
Durante una sesión fotográfica de la película Phantom, poco después de la agresión, la actriz afirma que le contó lo sucedido a Ben Affleck, el cual, según asegura, le contestó: "Maldición. Le dije que pararse de hacer eso". Esta declaración, publicada el pasado octubre por la actriz en su cuenta de Twitter, colocó a Affleck en el ojo del huracán. El actor intentó rehabilitar su imagen donando todo el dinero que ganó con la película de Weinstein. "Estoy disgustado y enfadado con el hombre con el que he trabajado y ha usado su posición de poder para intimidar, acosar sexualmente y manipular a muchas mujeres durante décadas", escribió en la red social.
En las 251 páginas, la protagonista de películas como Screen relata lo que significó para ella su trágica infancia en Italia, cuando vivió en la secta polígama Hijos de Dios. Describe la mudanza de su familia a EE UU después de que varios líderes de dicho culto comenzasen a abogar por el abuso infantil, el tiempo que pasó en la calle durante su adolescencia y los tres años que pasó en una relación de abusos. Estos problemas, justifica la artista, determinaron que, tras la violación, no denunciase a Weinstein.
"Ningún trabajo me devolvería a la calle y no tener dónde vivir era una sentencia de muerte. Sabía que si moría sería recordada por revelar a mi violador, pero no por mis logros. No quería su nombre junto al mío en mi obituario ", reconoce.
Junto al nombre del productor, aparece el de su exmarido, el director Robert Rodríguez y de cómo la maltrataba psicológicamente. La actriz reconoce haberse rapado el pelo a "como grito de guerra" contra los abusadores de la industria del cine y que el polémico vestido que uso en la gala de los MTV de 1998 fue un "reclamo de mi propio aclamo después de la agresión". Sus memorias, además de relatar los episodios tortuosos de una vida donde los abusos sexuales le marcaron, sirven de escenario para solicitar el apoyo de grupos como el de Screen Actors Guild, para proteger a mujeres y niños.
Frente a su papel de víctima, McGowan se levanta en sus memorias como un dique contra "los hombres sagrados de Hollywood" y "la máquina" que, alguna vez, la convirtió "en el mejor juguete de fantasía" de la capital del cine estadounidense.
La viuda de Hugh Hefner ya no tiene nada que ver con una ‘conejita’ Playboy
Unos meses después de la muerte del mítico editor, Crystal Hefner, de 31 años, parece otra persona: natural, sin maquillaje, preocupada por la ecología y volcada en causas benéficas
El refranero está repleto de dichos que no paran de dar la razón a quienes afirman que contiene verdades condensadas en frases breves. La última esposa de Hugh Hefner, el dueño de Playboy, es una prueba de esta afirmación. Y su vida después de la muerte del legendario editor demuestra que “las apariencias engañan” y que no hay que fiarse de las primeras impresiones.
Después de perder a su marido y superar una crisis de salud, Crystal Hefner, de 31 años, parece haber dado un vuelco radical a su vida y hasta el aspecto de conejita playboy que cultivaba mientras estuvo junto a Hefner es, hoy, radicalmente distinto. Han pasado solo unos meses desde que su marido falleciera, a los 91 años, el pasado 27 de septiembre, pero ella parece otra mujer, sin apenas maquillaje y volcada en organizaciones benéficas.
“Le echo de menos todos los días”, ha manifestado a The Daily Telegraph, en la primera entrevista que ha concedido desde la muerte de su marido. “Él me enseño mucho. Me enseñó el amor, la bondad… era amable con todos, acogedor en su casa con todo el mundo, sin importarle quién eras. En estos días es raro encontrar alguien así”, ha afirmado Crystal Hefner.
A quienes muestran su sorpresa por su cambio de imagen no duda en sacarles de su error: “Tal vez sentí que tenía que interpretar ese papel por ser una Playmate y formar parte de Playboy, pero nunca he sido ese tipo de persona preocupada por los tacones, los vestidos o los maquillajes. Ahora creo que soy más yo misma; me siento más cómoda con el mínimo de maquillaje y buscando la sencillez”.
En su transformación puede que también haya tenido que ver el diagnóstico que recibió en 2016: sufría la enfermedad de Lyme, una infección que puede afectar a varios órganos y que transmiten las garrapatas y que también afectó a sus implantes mamarios. Ahora se cuida más: es vegana, usa mayoritariamente ropa orgánicamente sostenible, está mucho más delgada y natural de aspecto y dice “que viajar es la mejor medicina porque realmente abre los ojos”.
“Vivir en Los Ángeles… es solo un mundo diferente”, reflexiona en la entrevista, “hay mucho que experimentar. Viajar es la mejor educación en la vida. Me hace querer marcar la diferencia y empezar a involucrarme con diferentes organizaciones benéficas donde sea que pueda ayudar”.
Todas estas actividades las compatibiliza con su función como parte del consejo de la Fundación Hugh M. Hefner: “Hef lo dejó todo preparado para proteger la libertad de expresión. Cada año realizamos una ceremonia para otorgar premios a las peronas que la defienden. Creo que ahora es más importante que nunca dado todo lo que sucede en la política”.
Hace poco también se ha sabido que la exmodelo ha decidido poner a la venta por algo más de siete millones de dólares la casa que el empresario adquirió para ella en 2013. Una compra que se pensó para que tuviera un lujoso domicilio al que trasladarse en el momento de la desaparición de su esposo, con quien vivía en la mansión Playboy gracias a un acuerdo firmado entre Hefner y quienes adquirieron la mítica casa años antes de su muerte.
Crystal Harris (su nombre de soltera) era la tercera esposa de Hefner desde 2012 y de él dice que “salvó su vida" y la hizo sentirse querida cada día. Ella y los cuatro hijos que el magnate tuvo de dos matrimonios anteriores han sido los herederos de una fortuna que se estima en algo más de 36 millones de euros y cuyo disfrute el editor dejó condicionado a que sus beneficiarios no consuman sustancias ilegales o se vuelvan dependientes del alcohol. Solo él, que hoy descansa en el cementerio Westwood Village Memorial Park, cerca de su admirada Marilyn Monroe, sabe los motivos que le indujeron a ello.
Hugh Hefner prohíbe a sus herederos las drogas y el alcohol si quieren su herencia
El testamento del fundador de 'Playboy' establece que su viuda e hijos también deben gastar de manera responsable si quieren disfrutar de una fortuna de 43 millones de dólares
La viuda e hijos de Hugh Hefner deben mantenerse alejados de las drogas y el alcohol y gastar de manera responsable si quieren heredar la fortuna del fundador de Playboy, valorada en 43 millones de dólares (algo más de 36 millones de euros). Así lo dejó indicado el empresario antes de morir, según ha revelado ahora el diario The Blast.
Hefner, que falleció el pasado 27 de septiembre a los 91 años, estipuló en su testamento que si los beneficiarios de su patrimonio abusan de sustancias ilegales o se vuelven dependientes del alcohol serán suspendidos de su herencia. Estos beneficiarios son su esposa Crystal Harris (de 31 años) y sus cuatro hijos: Christie (65), David (62), Marston (27) y Cooper (26).