sábado, 31 de mayo de 2008

Fred Vargas / Atracciones perversas


FRED VARGAS


FRED VARGAS

Atracciones perversas
ROSA MONTERO
31 DE MAYO DE 2008

La novelista francesa Fred Vargas logra atrapar al lector con historias tan imposibles como fascinantes. Es una hechicera de las letras, original e imprevisible
Esta es la historia de una pasión. Las pasiones son insensatas por definición; como la fe, pertenecen al ámbito poroso de lo irracional. A los que nos gusta de verdad leer y siempre cargamos con libros de acá para allá como celosos marsupiales acarreando su prole, la lectura suele suministrarnos de cuando en cuando alguna pasión irrefrenable. De pronto te atrapa un tema o un autor y te empeñas en leerlo todo con arrebato furioso. Pero estos súbitos enamoramientos, como los de carne y hueso, no son siempre recomendables ni gloriosos. ¿Quién no se ha obsesionado alguna vez por un (o una) imbécil? De la misma manera, no todas las pasiones literarias son elevadas; o sea, no siempre nos prendamos de Faulkner o Bernhard. A veces sucede que nos gusta un autor o una autora de escaso prestigio, lo cual ciertamente importa poco, porque el prestigio literario hoy en día se parece demasiado a la mera fama, es decir, no es más que una calderilla de la gloria, pura chundarata irrelevante. Pero en ocasiones, y esto es lo más inquietante, nos atrapa un escritor que, aunque nos subyuga, también tiene cosas que no nos gustan nada. Es una de esas atracciones un poco perversas que a veces se experimentan en la vida real. Es como perder la cabeza por alguien malvado.



Posee una libertad creativa extraordinaria. Sus libros muestran una total ausencia del miedo al ridículo

De modo que ésta es la historia de una pasión. La amada, porque es una mujer, tiene muchísimo éxito y prestigio en su país, Francia. En España lleva años publicada, pero es ahora cuando su fama empieza a despegar. Hablo de Fred Vargas, de nombre verdadero Frédérique Audoin, cincuentona (1957), arqueozoóloga de profesión, autora de novelas policiacas. Hace apenas tres meses leí mi primer libro de ella, La tercera virgen, recién publicado por Siruela, y desde entonces para acá he devorado otros seis libros más. Ninguno me ha gustado tanto como el primero; y todos ellos, e incluso aquél, me irritaron en numerosas ocasiones. Y, sin embargo, aquí estoy, hocicando irremediablemente entre sus páginas, rendida y atrapada por su fastidioso pero espléndido encanto. Es una maldita hechicera.
Y lo es, me parece, porque no intenta serlo en absoluto. No intenta agradar, no escribe para vender (aunque sin duda le guste, como a todos). Ella, Fred, debe de ser así, como sus libros; así de rara, así de maniática, a ratos pedante, en buena medida incoherente e infantil en sus planteamientos, disparatada, definitivamente extravagante. Pero poderosa y, sobre todo, distinta. Hay algo en ella tan original que roza lo alienígena.
Para mí sus mejores novelas son, sin duda, las protagonizadas por el comisario Adamsberg: la ya citada y además El hombre de los círculos azules, Bajo los vientos de Neptuno y Huye rápido, vete lejos, las tres en Siruela y también en bolsillo en Punto de Lectura. Adamsberg es un tipo a la vez guapo y feo, apasionado y frío, bueno y un poco malo, atractivo y desesperante. El súmmum de lo incierto y lo borroso. Y luego está la riquísima constelación de personajes secundarios, a cual más extraordinario, o quizá debí decir más estrafalario. Pero inolvidables y maravillosos. Un inspector que, en vez de hablar como todo el mundo, recita a Racine sin parar. Una teniente gorda cual ballenato que es como la Madre Tierra, de la que toda la comisaría está prendada. Sexagenarias y septuagenarios que son alabados por su belleza física y resultan tremenda e insólitamente seductores para todo el mundo. Asesinos retorcidísimos y absolutamente improbables. Digresiones inacabables. Pestes medievales y leyendas góticas. Historias abigarradas e imposibles de creer que, pese a todo, te terminas creyendo, maldita sea. Y es que leer a Vargas es como ir a ver la actuación de un mago: todos sabemos que, cuando el tipo mete a su ayudante dentro de una caja y la sierra en tres trozos, en realidad no está descuartizando a la mujer; pero todos nos esforzamos en creerlo durante unos instantes, porque queremos que nos engañen para crear belleza. Sí, ser novelista es igual que ser mago. Lo explica muy bien el premio Nobel Naipaul: "Escribir es como practicar la prestidigitación. Si te limitas a mencionar una silla, evocas un concepto vago. Si dices que está manchada de azafrán, de pronto la silla aparece, se vuelve visible". Y luego está la famosa frase de Coleridge: "La literatura exige la voluntaria suspensión de la incredulidad".
La notabilísima prestidigitadora Fred Vargas debe de ser un personaje tan peculiar, en la vida real, como cualquiera de sus disparatadas y vigorosas criaturas. En primer lugar, tiene una hermana gemela, cosa que a menudo produce vertiginosas espirales en la propia identidad. Además se ha pasado más de veinte años trabajando como científica y estudiando las pulgas que causaron la Peste Negra del siglo XIV, por ejemplo, entre otras investigaciones indescriptibles. También ha inventado una capa y una máscara de plástico contra el contagio de la gripe aviar, capa y máscara que un día enseñó a un atónito ministro de Sanidad. Éstas sólo son unas pequeñas pinceladas de la peculiaridad de Vargas. De su rareza. Quizá por eso, porque está acostumbrada a ser distinta, posee una libertad creativa extraordinaria. Sus juguetones libros muestran una total ausencia del miedo al ridículo. Por ejemplo, en La tercera virgen, Retancourt, la teniente cachalote, es secuestrada; y para encontrarla, sueltan en la calle a una gata perezosa y dormilona que ama (ella también) a la teniente, y un centenar de policías con coches y helicópteros se ponen a seguir a la gata, que avanza a un ritmo de dos o tres kilómetros por hora y se echa sus cabezaditas de cuando en cuando. Sinceramente, se necesita un coraje tal para escribir una escena tan delirante que, de sólo pensarlo, se me hiela la sangre dentro de las venas. ¡Y la escena funciona! No importa que en otros momentos sus novelas naufraguen y chirríen; basta una digresión atinada o un párrafo feliz de Fred Vargas para que sientas que estás rozando algo que pocas veces se toca. El misterio, la magia. En sus libros hay campos enteros de azafrán.
Fred Vargas. La tercera virgen. Traducción de Anne-Hélène Suárez Girard. Siruela. Madrid, 2007. 394 Páginas. 19,90 euros. - El hombre de los círculos azules. Punto de Lectura. 256 páginas. 7 euros. - Bajo los vientos de Neptuno. Siruela. 416 páginas. 19,90 euros / Punto de Lectura. 496 páginas. 9,60 euros. - Huye rápido, vete lejos. Siruela. 336 páginas. 18,50 euros / Punto de Lectura. 416 páginas. 9,60 euros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de mayo de 2008

jueves, 29 de mayo de 2008

Carlos Ruiz Zafón / "Aquí la literatura es un gueto de mediocridad y pretensión"



Carlos Ruiz Zafón

Carlos Ruiz Zafón"Aquí la literatura es un gueto de mediocridad y pretensión"


Carlos Geli
Barcelona, 29 de mayo de 2008


El rojo terciopelo del sofá, la estética modernista del local, el cuerpo en semipenumbra tras la gran lámpara circular y su bigote con perilla confieren a Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964) un aire mefistofélico que encaja a la perfección con el dramatis personae de su última novela, El juego del ángel (Planeta). Nadie diría, viéndole picotear con parsimonia unos frutos secos, que ahí está uno de los autores españoles más vendidos: 10 millones de La sombra del viento y un millón en apenas 43 días, según su editorial, de su última novela, de la que se han impreso ya 1.600.000 ejemplares y a los que desde ayer se añaden 100.000 más en catalán. Y eso a las puertas de la Feria del Libro de Madrid. Sin duda, ha habido algún tipo de pacto con el diablo.


El Juego del Ángel (Biblioteca Carlos Ruiz Zafón): Amazon.es: Ruiz ...


"Me deja perplejo que alguien que no sabes ni que existe te odie a muerte"
"El supuesto mundillo literario es 1% literario y 99% mundillo"
"La crítica es un búnker de los 70 al que la gente ha pasado por encima"
"En Barcelona no ha pasado nada interesante desde la Guerra Civil"
"En España vivimos en la burocratización de la cultura, y eso genera mediocridad"
"Hay una depuración del mercado; pensar que eso no tocará al libro es de ilusos"


Zafón, el más popular entre los autores protagonistas de la Feria del libro



Pregunta. La presión con la que debió escribir esta novela tras el éxito de la anterior se antoja insoportable...

Respuesta. La presión estaba, claro, pero sólo la noté cuando me acercaba al final y además provenía del proceso mismo de escribir. En verdad, he sufrido más en otros libros que en éste, por tener la sensación de que no eran exactamente lo que yo buscaba. La presión me la puse yo. El resto son factores que estaban fuera de mí. En cualquier caso, el ruido posterior no tiene nada que ver conmigo, sino con la percepción de un personaje público que se ha fabricado de mí y que tiene poco que ver con la realidad.

P. ¿No le gusta la imagen que se da de usted?

R. Bueno, es que se han dicho cosas tan dispares que tampoco hay un retrato fijo: que si soy distante, arrogante, raro... Después, que quizá no soy tan antipático como parecía, y entonces se me perdona la vida... ¿Pero de dónde lo sacan? Me genera perplejidad que una persona que no sabes ni que existe te odie a muerte.


P. El protagonista de la novela, David Martín, medita sobre el mundo literario: "No has querido ser uno de ellos, te encierras en tu caserón". ¿Es su voz?

R. No hay nada en ese mundo que pueda interesarme, para mí es exactamente como la asociación de amigos de la zarzuela; no tengo un interés particular, ni para mal ni para bien, en hacer capillitas o tomar cafés... eso es mucho de aquí. Se participa en estas cosas por necesidad, no por gusto, los autores se involucran porque así sobreviven: un trabajito por aquí o por allí; todo lo que se dice en esos ámbitos es por intereses disfrazados de principios. He tenido la buena fortuna de poder pasar de lado de todo eso. El supuesto mundillo literario es 1% literario y 99% mundillo. Uno entra en él, insisto, porque no tiene más remedio, porque quien tiene remedio, no entra.

P. En El juego del ángel pesa mucho más el thriller, la intriga, lo gótico, que en La sombra del viento. En ese sentido, parece menos literaria... ¿Fue una salida inconsciente para asegurarse el éxito y sacarse la presión?

R. En el contexto español, haberme decidido tras La sombra... a hacer un libro donde se juega con el género fantástico, lo negro y todo eso es quizá la decisión menos comercial que podía tomar. Sé que todo lo que viene de los géneros está mal visto en este país.

P. Leyendo su obra, se nota el peso de su experiencia como publicitario y guionista de cine.

R. De guionista, mucho; de publicitario, mucho menos. Lo de la publicidad fue mi primer trabajo, tenía 19 o 20 años y sí, empecé de copy y acabé de director creativo; aprendí mucho y me ganaba muy bien la vida... Muchos escritores, como Don Delillo, han trabajado en publicidad porque está tocando a la literatura. Ahí aprendes a ver el lenguaje, las palabras como imágenes. Es igual que los novelistas que han sido periodistas. Michael Connelly, un tipo que me interesa mucho, fue periodista de tribunales en Los Ángeles y sin esa formación su literatura sería muy distinta, sin duda. Pero lo que sí impacta en mi obra y nunca se dice es mi trabajo dentro del cine.

P. Quizá eso explica la fluidez de su prosa y de sus diálogos y el dibujo de unos personajes que se describen hablando...

R. Exacto. Los personajes deben definirse a través de sus acciones y sus palabras, no echando un rollo patatero en un párrafo inmenso. Eso es básico en la construcción dramática. Y aquí estamos tan acostumbrados a que esto no se haga... Lo triste es que la narrativa profesional y con decoro esté ahora en las series de televisión.

P. ¿Alta literatura en televisión?

R. El 99% de la mejor narrativa que se hace hoy, de la literatura de calidad, de la gente profesional sin pretensiones ni pedantería ni pose, de la que de verdad sabe construir personajes e historias, o sea, de los que de verdad saben escribir, está en la televisión o en el cine, pero sobre todo en la primera. Gente con ambición, oficio y talento ya prácticamente no está trabajando en literatura. Ésta se ha convertido en un gueto de mediocridad, de aburrimiento, de pretensión y de pose.

P. Quién iba a decir que la buena literatura acabaría en la tele...

R. Sí, la televisión es hoy el equivalente a las cuadras de Shakespeare. La caracterización viene a partir del diálogo: un personaje hay que poder visualizarlo, sentirlo, sus palabras han de connotar siempre acción, la escena te está proyectando un movimiento, ves cómo un personaje se mueve por una sala sin descripción alguna, todo viene de lo que dice. En fin...

P. ¿Se percata de todo eso el lector?

R. Claro, todo esto los lectores lo perciben rápidamente porque están muy por delante del comentario oficial de la crítica, ese búnker de los años setenta que se ha quedado clavado y al que la gente le ha pasado por encima. Cualquier lector tiene ahora una cultura cinematográfica, televisiva, del cómic o de la fotografía... Hay tantas cosas que sabemos leer y que ya son referentes inconscientes...

P. ¿Qué tipo de cine le influyó como escritor?

R. El que vi de niño y que llegaba de EE UU, esa nueva generación de Spielberg, Lucas, De Palma, Scorsese, Coppola... Todo eso me pilló con 10-12 años, con películas como Tiburón y Encuentros en la tercera fase... Yo a los cuatro años quería ser escritor ya, pero cuando vi todo eso aluciné.

P. En sus libros no hay nada al azar. ¿Cómo los arma?

R. Mi método de trabajo está dividido por capas. Escribo como se hace una película, en tres fases. La primera es la preproducción, en la que creas un mapa de lo que harás; pero cuando te pones a hacerlo ya te das cuenta de que vas a cambiarlo todo. Luego viene el rodaje: recoger los elementos con los que se hará la película; pero todo es más complejo y hay más niveles de los que habías previsto. Entonces, a medida que escribes, ves capas y capas de profundidad, y empiezas a cambiar cosas.

P. ¿Y ahí está la novela?

R. De alguna manera, pero en esa fase es cuando empiezo a preguntarme: "¿Y si cambiase los cables, o el lenguaje, o el estilo?". Ahí creo la tramoya, que para el lector ha de ser invisible: el lector ha de leer como agua, le ha de parecer todo fácil... Pero para que sea así hay que trabajar mucho.

P. Cada personaje tiene en sus novelas un doble, un contraespejo. Es algo tan literario como inquietante.

R. Me interesa mucho narrativamente. Siempre he pensado que cada uno de nosotros acaba siendo una versión de lo que hubiéramos podido ser. En otras circunstancias hubiéramos sido personas similares; y en circunstancias extremas, personas radicalmente distintas. En parte, lo que acabamos siendo depende de nosotros y en otra muy importante, no. Casi un 50-50%.

P. Un porcentaje muy alto.

R. No somos conscientes, pero creo que es así. Es muy interesante explorar por qué la gente ha acabado siendo como es. Y eso me intriga tanto en la literatura como en la vida real. ¿Por qué es así, por qué cree y actúa así? Narrativamente es fascinante jugar con personajes que tienen dobles y reflejos. Stephen King habla de la metáfora del filtro en el cerebro: en él se nos atascan cosas a unos o a otros y por eso escribimos de ellas.

P. Lo que somos y lo que pudimos ser o aparentamos, un tema de rabiosa actualidad, ¿no?

R. Vivimos el espejismo continuo, todo es mentira y somos conscientes de que todo lo es, pero no sabemos explicarlo o no sabemos dónde están exactamente los agujeros. Aun así, somos conscientes de que la vida y las relaciones que tenemos son una farsa y un juego que aceptamos en función de nuestra situación de fuerza.

P. De alguna manera, el misterioso editor Corelli aborda eso en la novela.

R. Sí, Corelli plantea: ¿por qué creemos en las cosas, qué significa, qué relación hay entre la biología, las creencias, la emotividad...? Son cosas que están en el aire, racional o irracionalmente. Lo ambiento en los años veinte del siglo pasado, pero hablo de cosas que al lector de hoy le son muy próximas, porque yo escribo para la gente, no para mí mismo, quiero que al lector le toquen de muchas formas pero sin que se dé cuenta quizá... Eso es lo bonito.

P. ¿Arte manipulador?

R. No, arte inteligente, que es el que juega contigo sin que tú te des mucha cuenta. El arte inteligente es el que se mete en nuestro cerebro, en nuestro corazón, sin darnos cuenta.

P. ¿Qué busca en la Barcelona de los veinte o en la de posguerra? ¿Por qué nunca la Barcelona actual?

R. Lo que me interesa de Barcelona como escenario es la que va de la revolución industrial a la Guerra Civil. Desde entonces, en Barcelona no ha pasado nada particularmente interesante en ningún aspecto, y desde hace unos años, cero absoluto. No veo nada sobre lo que escribir.

P. Hace cuatro años resaltó la falta de ambición en Barcelona y en España en general. Con su ir y venir desde Los Ángeles, ¿cómo se ve el patio?

R. En los últimos años se nota una desesperanza histriónica, que no sé hasta qué punto es real. Lo que pasa es que este país está acabando de hacer la transición. Hay una evolución demográfica que crea desajustes traumáticos, por eso vivimos este momento extraño, que desde fuera parece una histeria colectiva. Mucha gente me pregunta: "¿Por qué se pelean tanto ustedes en España?".

P. ¿Es mejor el panorama en Los Ángeles o en Berlín, donde se planteó instalarse hace unos años?

R. Sí, sí, en música, en cine, en narrativa. En España vivimos en la burocratización, mediatización y mediocrización de la cultura, parece que la Administración nos haya de decir qué es la cultura. Hay una cantidad de consejos organizadores y subvencionadores brutal. Eso genera mediocridad.

P. El libro cada vez se vende más en las grandes superficies y tiene una vida más corta en las librerías. ¿Es preocupante eso?

R. El modelo económico afecta a todo, y pensar que el sector cultural va a quedar indemne es ridículo.


P. Claro que usted siempre estará en los dos sitios.R. Cuidado, yo no estaba en la gran superficie: he llegado después. Durante el primer año y medio de vida de La sombra del viento me harté de oír que era uno de los libros menos comerciales que se podía hacer en el panorama editorial español. Esta situación en EE UU ya ha sucedido, y allí lo que ha acabado ocurriendo es una depuración del mercado, que ha dejado unos independientes muy fuertes que le dan una caña brutal a los grandes superficies comerciales y que saben de verdad de libros, sin tonterías. El que ha desaparecido es el librero independiente pequeño muy esnob. Pasa en todo, y pensar que eso no tocará a los libros es de ilusos.


EL PAÍS


sábado, 24 de mayo de 2008

Annie Ernaux / Escrito a cuchillo


Annie Ernaux

Annie Ernaux

BIOGRAFÍA

Escrito a cuchillo

Javier Rodríguez Marcos
24 de mayo de 2008

La escritora francesa Annie Ernaux, que publica La ocupación, ha hecho de su propia vida la materia de una obra sin concesiones

"Siempre quise escribir como si no fuera a estar cuando publicaran lo escrito. Escribir como si fuera a morirme y ya no hubiera jueces. Aunque es posible que sea una ilusión creer que el advenimiento de la verdad depende de la muerte". Así comienza La ocupación, el relato en el que Annie Ernaux se sumergió después de pasar una temporada radical de celos. Cuando el hombre al que ella había abandonado le anuncia que va con otra mujer, la escritora comienza a vivir en una obsesión -"quería tenerlo otra vez"- que, pasado el tiempo, dio lugar a ese libro, recién publicado en España por Herce, un sello que acaba de estrenarse.

Ernaux insiste en que La ocupación no es ni una novela ni una catarsis: "He modificado las iniciales de los protagonistas, pero he querido ir hasta el fondo de los celos que me ocuparon durante meses. Tampoco es una catarsis sino un deseo de análisis, de elucidar un estado que es a la vez muy rico y muy doloroso". En el libro llega incluso a sostener que, en muchos aspectos, escribir es tener celos de la realidad: "Sí, porque los celos te colocan en un estado en el que todo se convierte en indicio de algo: 'Ah, si él ha dicho esto es que quiere decir que...'. Todo cobra sentido, todo es una señal. Cuando escribes te pasa lo mismo, tratas de atrapar el sentido de la realidad yendo hasta el fondo, agotando todas las posibilidades".



"Me interesa escribir para hacer visibles las cosas, no para embellecerlas. Y a cierta distancia, sin juzgar"

Sentada en un sofá del viejo despacho de Claude Gallimard, su editorial de siempre, Annie Ernaux espera una llamada. La ocupación acaba de ser adaptado al cine en Francia y ella está pendiente de que le enseñen el montaje definitivo de la película. Los directores, Pierre Trividic y Patrick Mario Bernard, han declarado que, más que una adaptación, se trata de un diálogo con el libro, y la propia autora lo confirma. De hecho, la versión cinematográfica, que se estrenará el próximo otoño, no conserva el título original: "En Francia remite inmediatamente a la ocupación alemana, está demasiado cargado de connotaciones históricas". Protagonizado por Dominique Blanc (que fue Isabelle Rimbaud en Eclipse total, la película de Agnieszka Holland en la que Leonardo DiCaprio encarnaba al poeta francés), el filme se titulará Salope (cabrona).
Pese a todo, ella no tuvo ninguna duda respecto a la hora de titular el libro: "El título se me impuso. Era realmente la palabra que correspondía al hecho de estar ocupada por la imagen de otra mujer. Tenía la cabeza ocupada por ella. Además, funciona en otro sentido: a causa de esa obsesión estaba en un estado de ocupación y de alerta permanente. Es algo más que curiosidad. Es estar constantemente preguntándote quién es, qué hace, dónde vive... Bueno, eso ya lo sabía". Efectivamente, el libro también puede leerse como una investigación en la que, con tal de dar con una pista nueva, la narradora no duda en caer tan bajo como haga falta.
Nacida hace 68 años en Lillebonne, una aldea de Normandía, y en el seno de una familia obrera, Annie Ernaux publicó el primero de sus dieciséis libros en 1974. Se titulaba Los armarios vacíos y la editorial barcelonesa Galba, ya desaparecida, lo tradujo en España dos años después. La novela cuenta el aborto de una muchacha de veinte años en su habitación de una residencia universitaria, un argumento que cayó como una bomba en el entorno de la escritora. Por supuesto, nadie que la conociera personalmente la leyó como una obra de ficción: "Mi madre siempre quiso que fuera escritora. Pensaba que mi progreso en la sociedad vendría por el lado de la cultura. Tanto ella como mi padre estaban orgullosos de que yo perteneciera al mundo que los había desdeñado. Pero al hablar de escribir, mi madre pensaba en las novelas románticas, y al leer mi primer libro se encontró con aquello".
Los armarios vacíos era, pese a todo, una novela. Con todo, años más tarde, la escritora narraría en El acontecimiento (Tusquets) la experiencia de su propio aborto. Como todos sus libros, está escrito a cuchillo, con una crudeza que va más allá de la literatura, sin grasa retórica y sin adornos. Aunque ya se ha convertido en un lugar común hablar de la escritura plana de Annie Ernaux, ella matiza: "No estoy segura de que lo sea tanto. Lo que sí es una escritura desprovista de efectismos". Lo mismo vale para sus títulos, directos, cortos, meramente enunciativos: "Me desagradan los títulos simbolistas o que de partida evocan algo y ponen al lector en un estado de ánimo determinado. No me gustan los que imponen de entrada una lectura. Sólo me reprocho dos títulos: Ce qu'ils disent ou rien y La femme gelée. Me los impuso la editorial". Son, respectivamente, su segunda y su tercera novela.
En el fondo, cabría decir que la Ernaux actual nació en 1984, con su cuarta obra publicada. Ese año apareció El lugar (Tusquets), que cuenta "el desgarro social" que le supuso pasar "de la clase dominada a la dominante". Poco después de que ella aprobara las oposiciones a profesora de instituto moría su padre, antiguo obrero convertido en dueño de un pequeño café-colmado en un pueblo normando. El resultado es un libro "escrito porque no teníamos ya nada que decirnos" en el que la escritora rastrea la vida de su padre al tiempo que se interroga sobre la manera de contar esa vida sin embellecer su dureza, sin bucolismo ni populismo.
"Me interesa la escritura para hacer visibles las cosas, no para embellecerlas", afirma. "Y me interesa también mantener cierta distancia, sin imponer una visión sentimental, sin juzgar. Como se decía en el propio libro, nada de poesía del recuerdo. Pensé: evocaré los hechos tal cual. Después de mucho esfuerzo, de escribir mucho y de tachar mucho di con esa forma llana, natural". La misma "que empleaba en otro tiempo para escribir a mis padres y contarles las noticias más importantes", se lee en El lugar, una obra que obtuvo el Premio Renaudot, que conoció multitud de traducciones y que colocó a Annie Ernaux entre los narradores franceses de mayor prestigio de su generación.
El lugar supuso el abandono de la ficción por parte de la escritora, que se volcó en una escritura en primera persona que incluye el diario, el relato de experiencias personales muy concretas vividas en momentos muy concretos y la reflexión sobre su pasado y el de los suyos. Así, después de la muerte de su madre publicó Une femme, el equivalente femenino de El lugar, todavía no traducido en España. Y años más tarde, La vergüenza (Tusquets), la historia de su familia a partir de una tarde en la que, cuando ella tenía 12 años, su padre quiso matar a su madre.
Pese a cultivar una literatura centrada claramente en sí misma, Ernaux sostiene que, más que autobiografía, lo suyo es "auto-socio-biografía". "Soy una etnóloga de mí misma. ¿Que cuento intimidades? Lo íntimo siempre es algo social. Es inconcebible un yo puro en el que los otros, las leyes, la historia, no estuvieran presentes. El relato del aborto clandestino que cuento en El acontecimiento hubiera sido distinto con una ley y una sociedad distintas. No me considero un ser único y singular sino el resultado de una suma de experiencias y determinaciones sociales, históricas y hasta sexuales".
Las mesas de novedades de las librerías de París están tapizadas con la nueva obra de Annie Ernaux, Les années, un libro que recorre la historia de Francia a partir de imágenes y fragmentos acompañados de narración y reflexión. El anterior era una suerte de diario escrito a cuatro manos con su pareja, Marc Marie, partiendo esta vez de fotografías (incluidas en el libro) tomadas en los lugares en los que habían mantenido relaciones sexuales. Al final el libro se convirtió también en la crónica de la curación del cáncer que sufría la escritora.
Profesora durante décadas, la narradora considera que ese trabajo le dio libertad total para escribir: "Fue una barrera contra el autismo del escritor". ¿Sus alumnos leían sus libros? "Sólo di clases en la enseñanza normal durante diez años. Luego pasé a la enseñanza a distancia, pero sí, tuve alumnos que habían leído mis libros, al menos los dos primeros. Les divertía tener una profesora que escribía, nada más. Poco después de haber publicado mi primera novela, recuerdo haber atravesado el patio durante el recreo y escuchar a unas chicas que decían: 'En su libro hay cosas realmente asquerosas".
La ocupación. Annie Ernaux. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Herce. Madrid, 2008. 96 páginas. 12 euros


VIDA DE TODOS EN PRIMERA PERSONA


El lugar (Tusquets). Una indagación, a medio camino entre lo personal y lo colectivo, sobre el lugar en la sociedad del padre de Annie Ernaux, un obrero reconvertido en pequeño hostelero. Y una reflexión sobre el hecho de escribir de parte de eso que Pierre Bourdieu, autor de referencia para Ernaux, llamaba "los herederos". Con 44 años, Ernaux publicó el libro que, después de tres novelas, marcó su abandono de la ficción y cambió su manera de escribir.
EL PAÍS




RIMBAUD

sábado, 10 de mayo de 2008

Antonio Muñoz Molina / Boceto de Charles Simic

 

Charles Simic


Boceto de Charles Simic



Antonio Muñoz Molina
9 de mayo de 2008


Mirando de cerca al poeta Charles Simic uno difícilmente imaginaría las cosas que vieron sus ojos infantiles, los pasajes siniestros de la historia europea que forman parte de sus recuerdos personales. Simic es un hombre alto, con el pelo blanco corto y peinado hacia delante, con gafas, con una sonrisa que en seguida se vuelve sardónica. Acaba de cumplir setenta años, pero parece más joven, en gran parte porque en él no hay rastro de solemnidad, igual que no lo hay en sus versos, en los que un humor seco y una impasibilidad a lo Buster Keaton son las veladuras que cubren una médula de espanto, no incompatible por el amor hacia las cosas que hacen la vida placentera y digna a pesar de todo de vivirse. Simic parece lo que ha sido durante más de treinta años, un profesor de universidad, pero no un profesor de Literatura, sino de algo, por decirlo así, más serio, con más fundamento, un profesor de Física, o de Botánica, o de Biología Molecular, un saber disciplinado que tenga que ver con las leyes del mundo natural y los prodigios y rarezas del mundo visible. Algo que me gusta mucho de los poetas americanos es que tienden a no parecer poetas, ni siquiera literatos, y mucho menos artistas: William Carlos Williams fue toda su vida un pediatra, y se vestía como tal; Wallace Stevens era agente de seguros. Mark Strand escribe sus poemas como un sonámbulo que recordara al despertar sus caminatas por ciudades y paisajes comunes transidos de fantasmagoría, pero si uno se lo encontrara como director de su banco le confiaría de manera inmediata los ahorros.

domingo, 4 de mayo de 2008

Con guión de Jean-Claude Carrière, 'Memoria de mis putas tristes' de García Márquez será llevada al cine

Gabriel García Márquez
Ilustración de Triunfo Arciniegas

Con guión de Jean-Claude Carrière, 'Memoria de mis putas tristes' de García Márquez será llevada al cine

El guión de la cinta ha sido escrito por el francés Jean-Claude Carriere y será dirigida por el danés Henning Carlsen.


EFE
Acapulco 2 JUN 2006 - 18:34 COT 
La novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, Memoria de mis putas tristes, será llevada al cine en una coproducción mexicano-danesa que se filmará en 2007 en Cuba. El guión de la cinta ha sido escrito por el francés Jean Claude Carriere y será dirigida por el danés Henning Carlsen. Sin embargo, los responsables del film todavía no han dado a conocer a los actores que intervendrán en el largometraje.
Según la productora mexicana Mandala Films, responsable del proyecto, "el mismo García Márquez decidió quien será el director de la película, y así como que se filmara en Cuba por los vínculos que tiene con este país, aunque la historia puede ocurrir en cualquier lugar".
El argumento de Memoria de mis putas tristes gira entorno al deseo de un anciano de "regalarse" el día que cumple los 90 años una "noche de amor loco con una adolescente virgen" 
EL PAÍS

sábado, 3 de mayo de 2008

Carrière dramatiza el debate sobre los indios de Sepúlveda y De las Casas


Jean-Claude Carrière
Barcelona 2005
Foto de Carles Ribas


Carrière dramatiza el debate sobre los indios de Sepúlveda y De las Casas

"Hay que seguir a los que buscan la verdad y huir de los que la encuentran", dice el escritor


ROSANA TORRES
Madrid 22 FEB 2006
Jean-Claude Carrière ha reunido en su obra La controversia de Valladolid las grandes pasiones de su vida: la historia, el cine, el teatro y la literatura. Su versión teatral del debate que mantuvieron Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda, cuando a raíz de la conquista de América discutieron si los indios tenían alma o no, llega al teatro de la Abadía, de Madrid, con dirección de Carles Alfaro y con Ferrán Rañé, impulsor del proyecto, al frente del reparto.

Carrière, conocido por sus trabajos con Peter Brook, Milos Forman o Luis Buñuel, del que fue guionista cuatro lustros, se adentró en este proyecto por encargo de la televisión francesa. Primero tuvo en las manos una novela; después, un guión, y más tarde, la obra de teatro que desde mañana y hasta el 5 de marzo se podrá ver en la Abadía con el nombre de La controversia de Valladolid. Se trata del mismo montaje que se vio en el barcelonés Grec el pasado julio.


Un espectáculo en el que se recrea el debate que surgió en 1550 y que Carrière ha centrado en la discusión entre Sepúlveda, propugnador de la evangelización radical y defensor de la guerra contra los indios, y De las Casas, favorecedor de la causa india y contrario a la esclavitud. El primero contaba con el apoyo de colonos y conquistadores, mientras que el segundo denunciaba los crímenes coloniales.
El origen de este montaje se sitúa en 1990, cuando la televisión francesa le pidió a Carrière escribir una obra de ficción con motivo del V centenario del descubrimiento de América: "No podía soñar con historias de caballerías, ni tan siquiera con un viaje a México, y recordé esta confrontación; la televisión francesa aceptó la propuesta, tuvimos mucho éxito y conseguimos numerosos premios", comenta desde México el escritor, que no quedó tan contento cuando pocos años después varios grupos de teatro empezaron a poner en pie ese guión como si se tratara de teatro.
"Me parecían acercamientos un poco torpes y tomé la decisión de no autorizar los derechos, pero a cambio escribí una obra con el mismo tema y 25 minutos más larga". Su texto, vestido de dramaturgia, se estrenó en 1999 en París y después viajó a México, Colombia, Nueva York, Italia y numerosos países, entre ellos España, con el grupo Rayuela. Ahora ha sido el director Carles Alfaro quien la ha montado con nueve actores, entre los que se encuentran, además de Rañé, Manuel Carlos Lillo y Enric Benavent. "Un trabajo que me ha gustado mucho, no hay nada arbitrario en él. Alfaro ha hecho algo muy especial con el movimiento y los actores son magníficos", señala Carrière, quien confiesa que para él es un placer escuchar La controversia en su idioma original.
El texto de Carrière, del que algunas páginas se han incorporado a libros escolares de Francia y México, fue escrito antes de la guerra de Irak. "Pero siempre hay relaciones entre el pasado y el presente, sobre todo cuando hablamos, como aquí, del problema del otro, que al final siempre es un ser humano como yo, pero que no habla el mismo idioma, no adora a los mismos dioses, no tiene la misma comida".
Para Carrière, De las Casas es un avanzado a su tiempo, mientras Sepúlveda es la tradición, un ser rígido, árido. "Para mí lo mejor sería que el público, al ver esta obra, se encontrara frente a un viejo espejo en el que pudiéramos ver algo de nosotros, porque significaría que hablamos de nuestras raíces, así es como realmente estábamos y quizá como ahora somos...; la obra es un espejo, no está para dar lecciones", dice Carrière, que está convencido de que en La controversia... se ve la postura de algunos americanos: "Lo digo en referencia a su idea del derecho de intervención, de ir a otro país armados porque tienen la teoría de que son bárbaros". El autor no duda de que entre George Bush y Sepúlveda hay mucho en común: "Están en posesión de la verdad, entre ellos hay una relación muy estrecha, pero yo prefiero seguir pensando aquello de que hay que seguir a la gente que busca la verdad y siempre hay que huir de aquellos que la han encontrado".
Alfaro ha pretendido con esta puesta en escena hacer un "ejercicio de voyeurismo histórico" y recrearse en un debate que tuvo tremenda trascendencia.
* Este articulo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de febrero de 2006