hay cosas peores que estar solo pero a menudo toma décadas darse cuenta de ello y más a menudo cuando esto ocurre es demasiado tarde y no hay nada peor que un demasiado tarde
Soy lo que no entiendes y simplificas lo que no puedes cambiar y limitas lo que necesitas y humillas. Por más que te obedezca no hago lo que deseas. Por más que me anules te lastimo.
Der du von dem Himmel bist, Alles Leid und Schmerzen stillest, Den, der doppelt elend ist, Doppelt mit Erquickung füllest; Ach, ich bin des Treibens müde! Was soll all der Schmerz und Lust? Süßer Friede, Komm, ach komm in meine Brust!
Hay un árbol como elemento esencial en el poema, este árbol se llena de música solar; toma y transforma la luz en canciones de la naturaleza. El páramo desolado, ennegrecido, que nos ha dejado la atrocidad de lo humano, recobra la vida por esta fotosíntesis sinfónica que ocurre más allá de las acciones de los seres humanos. Son los acordes de la naturaleza y es el silencio significante de la música de Paul Celan en sus poemas.
Fadensonnen es un poema tan breve como importante en la obra de Celan, porque es capaz, en sus ocho versos, de concentrar toda la poética de nuestro autor. Desde su manifestación primordial más allá de lo humano, hasta su concepción del sonido en el verso. Sobre todo el silencio, que es sí, lo que se dice no diciendo, pero también el espacio entre las palabras; el modo en que debe ser ejecutada la partitura. En términos puntuales: la pausa versal y la pausa gramatical que van complementando la intensa polisemia que alcanzan estos versos. Si conocemos y respetamos los silencios, conoceremos los Misterios del poema. Aquí lo tenemos, uno de los más delicados mecanismos de relojería. Es un poema que debe leerse con lentitud; siguiendo las indicaciones que nos da su propia notación:
Hablábamos del silencio y del árbol, pues ahí lo tenemos. Dice: Un árbol —silencio breve— el más alto —silencio— pensamiento. Entonces, estamos ante un gran árbol, un árbol que sobresale en el páramo desolado. El árbol más alto pero también «el más alto pensamiento» y más, el más alto pensamiento que el árbol es en sí mismo.
Ahora, este árbol se hace con la música de la luz, recordemos que al inicio vimos las hebras del sol sobre el páramo negro y gris, pues el árbol que es también el más alto pensamiento se hace con el sol. Se hace, nos dice Celan, con los tonos, con las tesituras, de la luz.
Y aquí he elegido traducir se hace con, en lugar de toma para sí o arrebatala música de la luz, etc. De tantas posibilidades quizá tomar, asir o agarrar sean las más cercanas a greift sich, pero me pareció aquí, como en otras partes del poema, mejor mitigar —tal como hace Celan— las palabras que involucren, aun implícitamente, intervención humana. El árbol no toma para sí —en cierto sentido—, no arrebata nada. Estas palabras están más cerca del actuar humano. Además, la expresión se hace con la música de la luz, nos permite la ambigüedad tan significativa en todo el poema y en toda la obra de Celan.
Entramos al campo del sentido doble de un árbol que sí, toma la luz, y que está hecho de ella: es un pensamiento luminoso. No hay árbol, en este páramo que ha dejado la devastación, hay hebras de luz que se hacen la más alta canción que nos queda.
Las promesas incumplidas, las que esclavizan cuando parecen liberar a quienes las hacen, pueblan los relatos de los hermanos Grimm, en una versión primigenia y sin censura antes de pasar por el filtro moral
Fernando Savater
13 de diciembre de 2019
A finales del siglo XIX, el refinado escritor simbolista Villiers de l’Isle Adam reunió sus mejores cuentos, siempre sofisticados y algunos excelentes, bajo el título Cuentos crueles. Es un rótulo menos significativo de lo que él creía, porque aunque los cuentos de Villiers son intencionadamente crueles de modo moderno, lo cierto es que los cuentos populares son casi siempre espontáneamente crueles y cuanto más antiguos, peor. Para comprobarlo basta echarle una ojeada a esta nueva versión en castellano de los cuentos de los hermanos Grimm, que traslada la primera edición de esa recopilación celebérrima (la de 1812) y no, como es habitual, la mucho más domesticada de 1857. Los Grimm, sobre todo Wilhelm, el cuentista por excelencia, retocaron a lo largo de más de 40 años los relatos de la tradición oral que les habían transmitido sus informantes (mujeres sobre todo), pulieron sus rasgos más feroces o menos cristianos y les añadieron toques profesionalmente “literarios”, no siempre para mejor.
Una selección de los títulos más destacados del año 2019 en el género
Tereixa Constenla
13 diciembre de 2019
1. Fantasmas, Raina Telgemeier. Maeva
Raina la reina. Con ella erupcionó el género. Tiene ventas escandalosas y tres premios Eisner en casa. El último por esta historia, donde la hermana pequeña, Maya, es la valerosa y la hermana mayor, Catrina, la asustadiza. Un homenaje a la cultura mexicana con páginas festivas con el colorismo de Coco y pinceladas de humor, ternura y miedo. Un cóctel sobre la aceptación de la enfermedad, la iniciación sentimental, el poder del afecto y la relación con los que ya no están. Los fantasmas solo intimidan cuando no les conoces.