Adriana Villegas Botero
Domingo 2 de mayo de 2021
Dulce animal de compañía es un libro diseñado con precisión milimétrica: su estructura se divide en dos partes: "Tres noches" y "Fantasmas". Cada parte se divide en 3 bloques que corresponden a 6 puntos de vista distintos y a su vez cada bloque se divide en 15 capítulos breves, algunos de una o dos páginas y otros de unas cuantas líneas.
Son en total 6 bloques para igual número de personajes: Renata, la joven en cuya órbita crece la historia; mi cabo Ardilla, cornudo miembro del glorioso ejército colombiano; el viejo Víctor Morantes, el papá de Renata; Antonio Cáceres, ex soldado y nuevo amor de Renata; Daniel, o Dino, el primer novio de la protagonista y, por último, Teresa, la novia que Antonio tenía antes de irse para el Ejército.
Seis caras de un mismo cubo que, al alternar sus puntos de vista, permiten ver distintos ángulos del amor, las relaciones, las expectativas e ilusiones pero también, sobre todo, del deseo: el sexo gratuito y pagado, homo y hetero, atraviesa estas páginas en las que la niebla de Pamplona, la violencia del páramo, la orfandad y el desamor cruzan por las vidas de unos personajes que oscilan entre las urgencias cotidianas y lo onírico, con simbolismos que aluden a la pasión, la muerte y los sueños.
La mujer justa, de Sandor Marai, ofrece una historia de amor contada desde tres puntos de vista, en donde el salto de un personaje al otro produce sorpresa o dislocación en el lector. Algo equiparable es lo que ofrece Triunfo Arciniegas en Dulce animal de compañía: este talentoso cuentista aprovecha los recursos narrativos de la brevedad para hilvanar una historia que se abre en múltiples capas a partir del enfoque múltiple, desde distintos personajes.
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Triunfo Arciniegas |
Hay, además, un trabajo de orfebre en el cuidado de cada una de las palabras que construyen esta obra, con frases cercanas a la poesía: conejos, caballos, toros, cabras aparecen como símbolos cuidadosamente ubicados, en frases que saltan del realismo a la fantasía sin ofrecer mayores explicaciones, creando una atmósfera irreal aunque al mismo tiempo atada a referentes concretos en lo espacial y lo temporal. Una obra que luce liberadora frente al rol de la mujer, y que al mismo tiempo critica con humor a las fuerzas militares.
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Triunfo Arciniegas Autorretrato |
Algunas frases
"La muerte era eso: no ver más a alguien" (p. 29).
"Pero estaban de paso y tenían prisa.
Como pájaros, que sólo permanecen durante la estación" (p. 39).
"¿El cuerpo que sale de casa en la mañana es el mismo que regresa en la noche?" (p. 41).
"La piel es de quien la eriza, y ni siquiera se detuvo a pensarlo. Ahora sabía que los besos, como la tierra, pertenecen a quien los trabaja" (p. 42).
"El mes pasado murieron de insolación dos soldados. Al teniente Aguaclara se le fue la mano con el castigo. Los soldados cayeron al piso como muñecos y luego se murieron. A mi teniente le hicieron un llamado de atención" (p. 80).
"La mujer le arrojaba más que migajas, se daba entera, enloquecía en la oscuridad y se recogía en la luz" (p. 102).
"Que duela ahora todo cuanto sea necesario, se dijo, con el crucifijo de plata en sus majos, pero que deje de doler" (p. 106).
"Los niños, hilos de luz para coser los días y las noches" (p. 106).
"–¿Y las tierras?
–Donde mismo, qué más. Los dueños pasan y las tierras quedan" (p. 138).
"Los guerreros se adornan las orejas con astromelias antes de la batalla" (p. 149).
"En las novelas el amor es para los ricos y los bonitos" (p. 154).
"Amanecería en Sacramento si tomara ese tren. Sabe, sin embargo, que en todas partes será el mismo hombre" (p. 171).
"–No soy de los que se matan, hermanita. no me tienta el abismo, pero me fascina contemplarlo" (p. 228).
Dulce animal de compañía
Triunfo Arciniegas
Editorial Alfaguara
2019
Bogotá
242 páginas
Adriana Villegas Botero es comunicadora social y abogada, especialista en literatura colombiana
y magíster en estudios políticos.