“Pienso en todos los libros que leí y que habrían sido inaccesibles para mí de no existir una traducción al inglés. Sin traducción mi experiencia con la literatura se habría visto muy empobrecida. Me habría desarrollado de otra forma. Me avergüenza la pequeña cantidad de libros que las editoriales traducen al inglés en los Estados Unidos cada año. Eso demuestra la arrogancia y el provincianismo estadounidense.”
Este cuestionario fijo que contestan los escritores en el Blog Authors and translators, de Cristina Vezzaro, se publicó en inglés el 24 de abril de 2013. Esta es mi traducción.
Siri Hustvedt nació en Northfield, Minnesota, el 19 de febrero de 1955. En 1978 se mudó a la ciudad de Nueva York y en 1986 terminó su doctorado en Lengua Inglesa en la Universidad de Columbia. Escribió un libro de poemas: Leer para ti; tres libros de ensayos: Los misterios del rectángulo (sobre pintura), Una súplica para Eros, y Vivir, pensar y mirar; un libro de no ficción: La mujer temblorosa o la historia de mis nervios y cinco novelas: Los ojos vendados, El hechizo de Lily Dahl, Todo cuanto amé, Elegía para un americano y El verano sin hombres. Su sexta novela, El mundo deslumbrante, se publicará en el 2014. En el 2003 y el 2011 su trabajo fue pre-seleccionado para el Prix Femina Etranger en Francia al mejor libro del año. Todo cuanto amé ganó el Prix des Librairies de Quebec en Canadá al mejor libro del año. En 2012 recibió el Premio Internacional Gabarrón de Pensamiento y Humanidades.
Invitado al Congreso en Córdoba, el traductor español es uno de los más destacados en lengua alemana, especialmente de Thomas Bernhard y de Günter Grass.
MATÍAS SERRA BRADFORD 2 de abril de 2019
Una infancia en Marruecos, en un enclave español al norte del Sáhara, sobre el Atlántico, en el que su padre hacía carrera militar. “¿Es esa la verdadera África? Mi motivo central es mucho más la nostalgia de un paraíso perdido, una nostalgia que comenzó cuando aún vivía en el paraíso. Sabía que crecer era suicida, pero suicidarme era lo único que me hubiera impedido crecer y no tenía intención de hacerlo”, se plantea Miguel Sáenz en su seductora evocación autobiográfica Territorio, acompañada de fotografías y delicados dibujos suyos en lápiz, tinta y acuarela. Haber estado desplazado idílicamente durante sus primeros veinte años acaso fuera la instrucción ideal para una vida de traductor.
“There are sounds the planet will always make, even / if there is no one to hear them”, escribe Jorie Graham en los compases finales de Sea Change (2008). “Hay sonidos que el planeta siempre hará, incluso / si no hay nadie para oírlos”, traduje en la versión bilingüe que Bartleby Editores ha publicado en marzo de este año con el título de Rompiente. Una lectora que se sintió muy impresionada por esos versos, la poeta Alba Ceres Rodrigo, me dijo en una red social: “Jorie Graham ha escuchado esos sonidos, yo creo que tú también, y nos habéis avisado”.
José María Micó Departament d'Humanitats Universitat Pompeu Fabra Septiembre de 2019 1611 / Revista de historia de la traducción No. 13
Me regalaron una edición italiana de La Divina Commedia a finales de 1980, cuando cumplí diecinueve años y estaba estudiando el segundo curso de Filología Hispánica en la Universidad Autónoma de Barcelona. Leí el Infierno y no entendí gran cosa, pero quedé fascinado por la música de los endecasílabos dantescos y fantaseé con la idea de traducirlos algún día. A pesar de que mi formación y mi profesión han seguido por otros caminos y me han llevado a ocuparme de otros asuntos, ahora, casi cuarenta años después, tengo la sensación de haber estado preparándome toda la vida para traducir la obra maestra de Dante. En el año 2010 leí en Verona un par de cantos traducidos en un acto académico, pero entonces aún no había decidido emprender la traducción completa, labor que perfilé en abril de 2013, empecé en abril de 2014 y apareció en la editorial Acantilado en noviembre de 2018. Fue uno de los últimos libros contratados por Jaume Vallcorba, a quien yo dije con toda franqueza algo que él ya sabía: que las librerías estaban bien surtidas de traducciones, antiguas y modernas, tanto en verso como en prosa. Además de algunas reediciones de las versiones decimonónicas de Bartolomé Mitre y de Juan de la Pezuela, estaban y están en circulación las de Ángel Crespo, Abilio Echeverría, Luis Martínez de Merlo y Ángel Chiclana, y entonces yo no conocía otras dos más recientes, una prosificación con comentario de Violeta Díaz Corralejo y una versión aproximadamente métrica de Jorge Aulicino. Vallcorba, que ya se había arriesgado a publicarme un libro sobre Góngora, aceptó sin titubeos a pesar de que sabía, o intuía, que yo lo hacía por mí y para mí, con independencia de su resultado comercial; él, por su parte, quería para su fondo editorial una Comedia en castellano, pues ya había conseguido incorporar la histórica versión catalana de Josep M. de Sagarra al catálogo de Quaderns Crema.
EN TORNO A LOS MOTIVOS DE LA PRIMERA TRADUCIÓN INGLESA DEL QUIJOTE
Gerardo Antonio Cortés Mariño El Colegio de México 1611 / Revista de historia de la traducción No. 13
Introducción
No hace mucho, con ocasión de un seminario de trabajos de traducción en El Colegio de México, Aurelio González elaboró —palabras más, palabras menos— el siguiente cuestionamiento: «Habrá que preguntarse por qué se tradujo el Quijote apenas siete años después de su aparición y La regenta 100 años después». La pregunta se generó a la sazón de la primera traducción del Quijote por Thomas Shelton, versión inglesa de la novela que apareció en Londres en 1612 en la imprenta de Edward Blount. Más que al tema de las novelas o a sus autores, la pregunta de González buscaba enfatizar la importancia política y cultural que tenía el Imperio español a finales del siglo XVI y principios del XVII en el mapa geopolítico europeo.
Si miramos lo anterior desde el caso específico de Inglaterra, habrá que decir que el peso de la presencia española en el reino insular durante la época antes mencionada se reflejó en el fin de las políticas bélicas entre ambas monarquías y en la continuidad de la influencia literaria española. Con respecto a lo político, el cambio de siglo es testigo de una modificación de las relaciones entre Inglaterra y España. Durante la segunda mitad del siglo XVI, y particularmente desde que decidió apoyar a los Países Bajos en su guerra contra España (1585), Isabel I lideró a su reino en una guerra en contra del Imperio español. A su muerte en 1603, su sucesor, Jacobo I, decide mejorar las relaciones diplomáticas entre ambas monarquías.
Sky Rojo: Machismo y prostitución al mejor estilo ¿Tarantino?
Temas como la prostitución y el machismo suelan asociarse con historias dramáticas que llevan a una moraleja forzada. Sin embargo, Sky Rojo, la nueva serie de Netflix, sorprende al involucrar estos dos elementos en un formato de película de carretera repleta de acción.
Yany Prado: “En ‘Sky Rojo’, Lali y Verónica me abrieron los ojos y tomé conciencia del feminismo”
La actriz cubana que protagoniza la nueva serie de Netflix se sienta con COSMOPOLITAN y nos cuenta cómo es en la intimidad, qué piensa de España y cuáles son sus metas. ¡Menuda bomba!
Christian Rodríguez
19 de marzo de 2021
Cuando Yany Prado (Cuba, 1991) irrumpe en la habitación donde estás, te das cuenta de todo. Es imposible que su risa pase desapercibida. Su desparpajo y su seguridad son su carta de presentación, aunque el golpe de efecto definitivo que te hace querer saber más acerca de ella viene cuando intentas detectar de dónde procede su enigmático acento. Normal, en la actualidad la actriz se divide laboralmente entre México y España, aunque el inicio de sus días se remonta a La Habana. Teniendo esto en cuenta, sería una idiotez casi supina preguntarle dónde piensa asentarse próximamente. Hoy, lejos de que me cuente sus planes de futuro, me conformo con que me hable a fondo de la serie ‘Sky Rojo’, el nuevo bombazo de Netflix –ideado por los creadores de ‘La casa de papel’– donde interpreta a Gina y comparte cartel con Verónica Sánchez, Miguel Ángel Silvestre, un pérfido Asier Etxeandia —él no, su personaje— y Lali Espósito, un fenómeno pop proveniente de Argentina (si aún no has visto su baile con Silvestre en 'El Hormiguero', no te lo puedes perder). A priori, nada puede fallar en esta adrenalínica ficción que incluso antes de su estreno ya amasa una inmensa base de fans en todo el mundo y de la que ya hay detalles sobre su segunda temporada. Visto así, es normal que nuestra entrevistada esté deseosa por que se estrene el proyecto. Y un poquito nerviosa, por qué no. Por fin podemos hincarle el diente en Netflix a los ocho episodios que conforman la primera temporada, así como conocer un poquito más a la persona que hay detrás de Gina. Menudo viernes.
Yeny Prado Foto de Edward Córdoba
¿Cuánto tiempo has pasado en España y hasta cuándo quieres quedarte?
Llevo un año y un par de meses y me gustaría quedarme mucho más por la gente y la cultura (que es muy parecida a la de mi país), pero como la prioridad es mi carrera, que me permite aunar mis dos pasiones que son viajar e interpretar, me tendré que ir.
Yany Prado, la actriz cubana de 'Sky Rojo' a la conquista de Hollywood
Actriz de telenovelas en México, el gran descubrimiento de 'Sky Rojo' sueña con trabajar con Iñárritu.
Janire Zurbano 31 de abril de 2021
Probablemente Yany Prado, tercer vértice del trío femenino protagonista, fuera la más desconocida para la mayor parte de la audiencia, al menos en España. Sin embargo, a sus 30 años, la cubana lleva una década trabajando como actriz en México.
Dennis Lehane: “Somos la cárcel en la que estamos prisioneros”
20 años después de la publicación de ‘Mystic River’, el autor reflexiona sobre los grandes temas de su literatura y cómo creó aquella novela que lo cambió todo para él
Juan Carlos Galindo
Madrid, 4 de mayo de 2021
“Los grandes hombres intentan hacer las cosas bien, que es lo único que importa. El verdadero amor es así”, reflexiona el personaje de Annabeth Marcus en las desoladoras páginas finales de Mystic River, una novela publicada hace 20 años y que marcó un punto de inflexión en la carrera de Dennis Lehane y en el devenir del género negro contemporáneo. Annabeth dice esto a su marido Jimmy, un hombre con las manos manchadas de sangre, marcado, como tantos personajes de Lehane, por el peso de la culpa y de un pasado que no termina de irse, decidido a hacer lo que sea por defender a los suyos. “Es uno de los pocos libros que he escrito a los que todavía soporto volver. Salió muy bien, la construcción es sólida, los personajes tienen profundidad. Es lo más parecido a mi voz, puedo escuchar mi propia cadencia cuando lo leo. Y es fiel al mundo en el que crecí, no idealiza, no sentimentaliza”, reflexiona Lehane una tarde de marzo en Nueva Orleans, donde se ha trasladado desde su residencia en Santa Mónica para grabar con Apple una serie para televisión, una labor que ha ido ocupando cada vez más tiempo en el quehacer del autor de Shutter Island.
Mystic River cuenta la historia de tres hombres —Jimmy Marcus, Sean Devine y Dave Boyle— cuyas vidas dieron un vuelco una aburrida tarde de 1975 cuando se toparon con dos depredadores sexuales. Dave subió al coche de los monstruos, engañado, y pasó cuatro días secuestrado, sometido a las peores vejaciones. Nada volvió a ser lo mismo para ninguno de aquellos niños que 25 años después tratan de sobrevivir a ambos lados de la ley. “Es la destilación de todo lo que pude atrapar acerca del mundo en el que crecí. Capta las alegrías y los horrores, la comedia y el sinsentido de la violencia. Recuerdo haberme dado la misión de desenterrar esos recuerdos solo como fueron, y no como deberían haber sido o como yo querría que fuesen”, rememora Lehane (Boston, 55 años) desde su residencia provisional, rodeado de mansiones de estilo clásico sureño y calles flanqueadas por enormes árboles de los que cuelgan grandes líquenes. Nada parecido a su Boston natal, a esos vecindarios obreros en los que todo el mundo se conocía, parte esencial de su geografía literaria y que ahora han desaparecido. “Prácticamente todos esos barrios están ahora completamente gentrificados y serían irreconocibles para la generación de mis padres”, lamenta Lehane, que ya en Mystic River anticipa un movimiento que luego ha sido imparable.
Dennis Lehane: «La fe en Dios no está en peligro, pero sí la creencia en los hechos»
El escritor de Boston, un esteta del thriller reconocido mundialmente por «Mystic River» o «Shutter Island», llega a España con «Después de la caída», su última novela, una historia de personajes que buscan y se buscan
Bruno Pardo Porto
15 de noviembre de 2018
Dennis Lehane (Boston, 1965) es una de las plumas de oro de Hollywood, pues de sus novelas han salido películas de éxito como «Mystic River», «Adiós pequeña, adiós» o «Shutter Island». Sin embargo, él dice que no se preocupa por la gran pantalla, que solo intenta hacer su trabajo: escribir bien. Y bien lo ha tenido que hacer para que la crítica literaria lo haya encumbrado como uno de los pocos estetas del thriller, tan preocupado por el ritmo de la intriga como por el de su prosa, que se corta con puntos que son hachazos, dejando frases lapidarias en la memoria del lector. Lo suyo es la música de cañerías, que diría Bukowski. Y lo de sus personajes son las heridas abiertas o las cicatrices, siempre tapadas con una coraza bien dura que solo se resquebraja con el paso de las páginas. De todo eso hace gala «Después de la caída» (Salamandra), su última novela, más azul que negra. Una historia de individuos que buscan y se buscan.
Dennis Lehane es uno de los escritores más influyentes de Hollywood y del género negro
Marina Sanmartín
8 de noviembre de 2018
Hay muchas razones para celebrar la publicación de una nueva novela de Dennis Lehane (Biston, 1965). El escritor de «Mystic River» o «Shutter Island» (ambas llevadas con éxito a la gran pantalla) y coguionista de series como «The Wire o Boardwalk Empire», siempre suscita con su regreso a las librerías una promesa de interés, que en el caso de «Después de la caída» se ve satisfecha con creces, puesto que la historia contiene, además de los ingredientes fundamentales de una buena intriga, la huella inconfundible de su autor. Escogido por la revista «The Hollywood Reporter» como uno de los escritores más influyentes de Hollywood y ganador en 2017 del Premio Pepe Carvalho, Lehane nos cuenta en «Después de la caída» la vida de la reportera Rachel Childs, una mujer con tendencia a la agorafobia y obsesionada con la búsqueda de su padre, que la abandonó cuando todavía era una niña y cuyo nombre la madre de Rachel, alegando que con su silencio sólo pretende protegerla, se lleva a la tumba.
Cuando Sean Devine y Jimmy Marcus eran niños, sus padres trabajaban juntos en la fábrica de golosinas Coleman; al llegar a casa, aún llevaban impregnado el hedor de chocolate caliente. Se convirtió en una característica permanente de su ropa, de la cama donde dormían y del respaldo de vinilo del asiento de sus coches. La cocina de Sean olía a crema de cacao, y el cuarto de baño a barrita de chocolate Coleman. Al cumplir los once años, Sean y Jimmy habían llegado a odiar tanto los dulces que durante el resto de su vida, nunca volvieron a añadir azúcar al café ni a tomar postres.
Soportar el confinamiento y otras cosas del querer
Celia Blanco 16 de abril de 2020
¿Hasta qué punto necesitamos a las personas con las que nos hemos confinado? Mucho más de lo que creemos. Puede que, gracias a ellos, no enloquezcamos en esta situación.
Gisele Bündchen y Tom BradyMay, en la Gala del Met en mayo de 2017, en Nueva York.Foto de CHARLES SYKES
Tom Brady habla sobre los problemas de su matrimonio con Gisele Bündchen
La estrella del fútbol americano ha afirmado que la súpermodelo llegó a decirle que no “estaba satisfecha” sobre cómo funcionaba su pareja, que todos creían idílica
Madrid, 13 de abril de 2020
Han pasado 11 años desde que Gisele Bündchen y Tom Brady se dieran el “sí, quiero” en una ceremonia privada en Costa Rica, donde poseen una gran mansión. Ella era una gran modelo, él un deportista de éxito. Once años después, Bündchen se ha bajado de la pasarela aunque no ha dejado la moda y Brady ha decidido retirarse como jugador en activo de su equipo de fútbol americano, el New England Patriots. Ambos ofrecen la imagen de pareja de éxito, tanto en sus respectivas profesiones como en su trayectoria como pareja. Pero puede que ahora, liberados de la presión extra de ser iconos en sus respectivas carreras, hayan decidido dejar ver la parte más terrenal de su relación.
El gran clásico del desarraigo 'Extraña para mí', de Eva Hoffman, concide en las librerías con 'En otras palabras', el libro en el que la estadounidense de origen bengalí Jumpa Lahiri explica por qué ha cambiado el inglés por el italiano como lengua literaria
MONIKA ZGUSTOVA
12 ENE 2019 - 10:03 COT
El totalitarismo, la guerra, el Holocausto, el exilio: he aquí cuatro fenómenos que definen el siglo XX. Y todos ellos generaron las mayores migraciones que ha vivido la humanidad. Migraciones que continúan entrado el siglo XXI, sea a causa de la guerra, como en Irak y Siria; por regímenes autoritarios, casos de Rusia y Turquía, o por motivos económicos, en muchos países del continente africano.
Para un exiliado uno de los problemas más graves es el de verse enfrentado a diario con una lengua que no es la suya. Si no poderse expresar adecuadamente ni hacerse entender es una de las cosas más angustiosas que le puede suceder a un ser humano, en el caso de los escritores esta angustia puede ocupar el centro de su existencia. La lengua ¿es o no es una seña de identidad? Ante este dilema, los escritores reaccionaron de maneras distintas, empezando por la cuestión esencial: seguir escribiendo en la lengua materna o cambiar a la lengua de acogida. Muchos han sido y son los que optaron por el difícil camino de cambiar de lengua de expresión, empezando por el caso clásico de Joseph Conrad. Entre otros, Irène Némirovsky, Milan Kundera, Samuel Beckett, Eugène Ionesco, Jorge Semprún, Tahar Ben Jelloun, Cioran y Jonathan Littell ennoblecieron las letras francesas; Emine Sevgi Özdamar, las alemanas; Nabokov y Aleksandar Hemon, las americanas.
Sin embargo, en los escritores, no todos los exilios ni los cambios de lengua obedecen a razones exteriores. También los hay que responden a decisiones libres. Los escritores de expresión inglesa generaron una importante ola de exilio voluntario (James Joyce decía que el exilio es una de las armas del escritor). También las ciudades bilingües o multilingües (Praga, Trieste, Barcelona) crearon en sus escritores una sensación de identidad incierta y de desarraigo (Franz Kafka se sentía culpable por escribir en alemán en vez de en checo, lengua más pequeña, y Juan Goytisolo apuntaba: “Catalanes en Madrid y castellanos en Barcelona, nuestra ubicación es ambigua y contradictoria, amenazada de ostracismo por ambos lados”).
Al ejemplo clásico de Joseph Conrad se suman Nabokov, Beckett, Kundera o Ionesco
Estos días se han traducido al español dos libros que analizan lo que significa cambiar de lengua para quien tiene la escritura como su razón de ser. Se trata de dos mujeres, Eva Hoffman y Jhumpa Lahiri, la primera exiliada por razones políticas, la segunda se enfrenta al cambio de lengua como un debate existencial.
Cambiar por obligación
El libro autobiográfico de Eva Hoffman, Extraña para mí, empieza así: “Abril de 1959. Estoy junto a la barandilla de la cubierta superior del Batory y siento que mi vida se acaba. Observo a la multitud reunida en la orilla para despedir al barco que zarpa de Gdynia —una multitud que de repente está irrevocablemente al otro lado— y quiero huir, regresar, precipitarme hacia la excitación familiar. No podemos abandonar todo esto, pero lo hacemos. Tengo trece años y emigramos. Es una noción tan demoledora, tan definitiva que podría muy bien significar el fin del mundo”. Así, con esta “expulsión”, comienza la primera parte, ‘Paraíso’, del libro publicado originalmente en 1989. Un texto que se ha convertido con los años en un ensayo clásico sobre el exilio y la vida en una nueva lengua, como lo es también ‘Reflexiones sobre el exilio’, de Edward Said, publicado en 1984 en la revista Granta.
Eva Hoffman nació en Cracovia en 1945, justo al acabar la guerra, hija mayor de supervivientes judíos polacos. En Cracovia, Eva aprendió a tocar el piano con virtuosismo y experimentó su primer amor infantil. Sin embargo, más que por el totalitarismo comunista fue a causa del antisemitismo polaco que la autora describe con todo lujo de detalles que la familia se vio obligada a abandonar su país. De entre dos opciones, los padres prefirieron el boscoso Canadá al desértico Israel, no en vano durante la guerra el bosque se había convertido en su refugio y salvación.
En el segundo capítulo, ‘Exilio’, Eva y los suyos llegan a Vancouver, donde empiezan una vida en una nueva lengua y en un ámbito desconocido. La autora describe las percepciones que evoca en ella la sociedad canadiense de finales de los cincuenta. Si no fuera porque carecía de un hogar al que volver, la familia podría vivir el traslado como una aventura; pero la pérdida irrevocable del país natal convierte su experiencia en trágica. Los padres son demasiado mayores para cambiar su escala de valores, Eva y su hermana han perdido sus puntos de referencia y se sienten extraviadas en la nueva sociedad, tan competitiva y exigente.
Sin embargo, no queda otro remedio que adaptarse: Eva devora hamburguesas en coches descapotables llenos de adolescentes alborotadores, sale con chicos que la encuentran incomprensiblemente sofisticada y cuenta chistes que no resultan graciosos a nadie: los jóvenes canadienses no comprenden el humor de la Europa del Este. Además, Eva nota que sus compañeros apáticos desestiman su faceta de virtuosa del piano, pero aun así la conserva como parte de su identidad.
Hoffman acaba resultando una extraña tanto para sus propios padres como para los polacos de su generación
Solo tras años de exposición al inglés, ya en Nueva York tras sus estudios en Vancouver, Dallas y Boston, Eva decide renunciar al piano y con él a su vieja identidad. Lo cuenta en el tercer y último capítulo, ‘El Nuevo Mundo’. Siente entonces que se ha convertido en una criatura híbrida cuyas dos terceras partes “proceden de materiales americanos”; es “una especie de extranjera residente”. A veces piensa en las palabras de Theodor Adorno, exiliado de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, que avisó a los inmigrantes que si pierden su condición de extranjeros perderán su alma. Eva se propone lo contrario: formar parte del ambiente intelectual de Nueva York como ensayista en inglés y dejar de ser extranjera sin perderse a sí misma. Cuando finalmente logra transformarse en una intelectual neoyorquina, acaba resultando una extraña tanto para sus propios padres, aferrados a los valores de antaño, como para los polacos de su propia generación.
Este libro ingenioso y perspicaz, escrito con vivacidad e ironía, captura en términos profundamente humanos lo que es la esencia de la experiencia del exilio. Millones de personas se sintieron como la autora a lo largo del último siglo y en las dos décadas de este. Eva Hoffman acaba su ensayo concluyendo que, una vez perdido todo, al emigrante se le hace difícil caer en brazos de cualquier fe, sea religiosa o política. De manera que se convierte en aquel que no es de nadie ni de ningún lugar, en el único ser “realmente irreligioso”.
Cambiar por elección
También Jhumpa Lahiri escribe sobre el cambio de lengua en su ensayo En otras palabras, un texto tan sincero que se lee casi como una confesión. La escritora estadounidense de origen bengalí siempre ha tratado en sus novelas y cuentos los temas de la nacionalidad y la ausencia de identidad, el sentido de pertenencia, la asimilación y la pérdida voluntaria de la tradición. En este su primer libro de ensayo, la escritora comparte con el lector los motivos que la han llevado a cambiar de lengua de expresión literaria, del inglés al italiano. Y es que de eso se trata: Jhumpa confiesa que su paso al italiano es irreversible.
Si para tantos escritores el cambio de lengua es doloroso, ¿por qué Lahiri, autora que escribe en la lengua más hablada del mundo, decidió dar este paso? En su libro confiesa que, a diferencia de su madre, que durante 50 años en el extranjero cultivó sus raíces indias, la rebelión de la hija consistió en asimilarse en América. Lahiri considera Estados Unidos su país, su inglés es perfecto, y su esfuerzo por conseguir su propósito de una asimilación completa fue enorme. ¿Por qué entonces ha decidido abandonarlo?
Jhumpa Lahiri huye del inglés a pesar de que entró en él por la puerta grande ganando el Pulitzer
Lahiri huye del inglés. Huye de él a pesar de que su italiano no resulta, hoy por hoy, tan brillante. Y no solo huye del idioma, sino de todo lo que esta lengua y cultura han simbolizado para ella. Durante casi toda su vida el inglés y lo que encarna fue una lucha extenuante, “un conflicto pasional, un continuo sentimiento de fracaso del que deriva casi toda mi angustia. El inglés representa una cultura que debía superar, interpretar. Temía que representara una ruptura entre mis padres y yo”.
No obstante, fue en inglés que Lahiri entró en las letras internacionales por la puerta grande: el Premio Pulitzer a su ópera prima, El intérprete del dolor. Sin embargo, su éxito le parece inmerecido, conseguido demasiado pronto y con excesiva facilidad. Por eso, con el cambio de lengua, la escritora desea recuperar la oportunidad de sentirse una aprendiza.
Al igual que todos los autores que han cambiado de país y de lengua, Jhumpa Lahiri podría firmar lo que proclama Eva Hoffman: “Porque he aprendido la relatividad de los significados culturales en mi propia piel, no puedo considerar definitivo un único conjunto de significados. En mi vida pública, social, me situaré siempre en los intersticios entre culturas y subculturas. Encuentro en esta posición un punto de apoyo digno de Arquímedes para contemplar el mundo”.
‘Extraña para mí’. Eva Hoffman. Traducción de Sergio Sánchez. Báltica, 2018. 338 páginas. 20,95 euros.
‘En otras palabras’. Jumpa Lahiri. Traducc8ión de Marilena De Chiara Salamandra, 2019. 160 páginas. 15 euros.
GRANDES OBRAS EN OTRAS PALABRAS
Irène Nemirovsky, Suite francesa
La autora nació y vivió su infancia y adolescencia entre ciudades ucranianas y rusas. A raíz de la revolución rusa la familia huyó a Francia a través de Finlandia. Suite francesa es la novela más conocida de la autora. En ella Nemirovsky retrata el sobresalto que representó la invasión nazi de Francia en 1940 y el éxodo que la siguió. Como si se tratara de un documental cinematográfico filmado en directo, Suite francesa dibuja el comportamiento de la gente que de repente se encuentra en una circunstancia sin precedentes, una situación límite. Es entonces cuando se revela lo más recóndito del carácter de cada uno de los personajes. Solo un exiliado podía escribir un libro como este sobre el desplazamiento físico pero también emocional, sobre la espera de la huida y el éxodo en sí.
Nabokov, Pnin
El protagonista de la novela, Timofey Pnin, es una especie de doble de Nabokov. Ante todo, Pnin es el personaje más auténtico y entrañable de toda la obra nabokoviana. En su condición de exiliado ruso en Estados Unidos, que había pasado por Europa, al igual que el novelista, Pnin se esfuerza por mantenerse leal a sí mismo. Es un personaje donquijotesco: hace lo que desde su punto de vista debe hacer, es firme y constante en sus ideales. Ese soñador intenta luchar –a su manera, con un libro en la mano– contra los excesos del pragmatismo americano, al igual que Don Quijote se batía contra los molinos de viento.
Kundera, La ignorancia
No hay retorno del exilio: este es el mensaje de La ignorancia, novela de pensamiento del autor de origen checo que hace un cuarto de siglo decidió empezar a escribir en francés. Durante la ausencia del exiliado, cuenta la novela a través de los personajes de Josef e Irena, la vida y las circunstancias han cambiado tanto en su país de origen, y su lengua materna ha sufrido una metamorfosis tan grande que el fugitivo que regresa a su patria no la reconoce como su casa. Por el otro lado, el exiliado también ha cambiado. Durante su estancia en el país de adopción ha adquirido nuevos puntos de referencia y un nuevo sistema de valores y en su país de origen resulta un desconocido, un extranjero. El exiliado nunca más pertenecerá a ningún lugar concreto. Su identidad está en el desarraigo.
Jonathan Littell, Las benévolas
Littell es un estadounidense que estudió en Francia, reside en Barcelona y que usa el francés como lengua literaria. La novela está escrita en forma de memorias de un antiguo alto mando de las SS en las que este personaje ficcional narra sus actividades durante el Tercer Reich. La obra pone al lector en el corazón del horror nazi, más que cualquier otro libro que se haya escrito sobre el tema. En su novela, cuyas intenciones y alcance hacen pensar en Guerra y paz de Tolstoi, el autor se introduce en la conciendia de un individuo cualquiera que se convierte en un asesino de masas.