Las trampas del amor de Triunfo Arciniegas
15 de abril de 2019
Fueron cuatro mis lecturas: escribo desde el privilegio de haber sido testigo de una pequeñísima parte de la génesis de este dulce animal, pues su autor compartió conmigo tres de las varias versiones escritas a lo largo de los años que le dedicó a esta novela y eso derivó en un grato recorrido que me hacía reconocer cómo un personaje se hacía más complejo o la aparición de un par de tildes que aporté, o la palabra precisa que Triunfo había buscado por días.
Será extraño para muchos reconocer en esta novela al escritor de tantos títulos infantiles, pero será una grata extrañeza porque muchos de sus lectores ya crecieron y les gustará seguir encontrándolo.
La cuarta lectura, la de la versión que se hizo libro, carne, objeto, se me apareció en la sección de novelas colombianas de una conocida librería y a pesar de mis tres lecturas anteriores tuve que detenerme a verificar cuando vi “Arciniegas” en el lomo y mi cabeza me engañó preguntándome si acaso ese no era un escritor de literatura infantil.
Unos toros huyen de un camión que los transporta y causan daños irreparables a su paso, este desafortunado evento que más que un accidente parece una versión un poco más infernal de las tradicionales fiestas de San Fermín en la Pamplona de España reúne a los personajes que serán desarrollados a través de la trama. Cosa que ellos y el lector irán descubriendo.
Un viejo solitario que levanta a sus dos hijos con no muy buenos resultados, una madre ausente, una hija despechada, unos soldados recién salidos del servicio militar, un par de suicidas, solo por mencionar algunos, casi todos tienen en común que han sufrido por amor y buscan una segunda oportunidad, y mientras la encuentran, viven entre la realidad que les duele y el mundo onírico que los salva.
Calles y establecimientos con nombres poéticos, carreteras, paisajes, patios, tiendas, prostíbulos, canciones, versos, constituyen un escenario tan visual que aunque la historia principal y las que se le entrelazan poseen unos hilos muy sólidos, muchas veces la imagen está por encima y el lector puede verse atrapado por la neblina tan característica del páramo en Pamplona o saboreando un dulce de Málaga, ciudades de Colombia que albergan esta novela.
Se vale releer para no perder detalle.
ARCADIA
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