Jorie Graham
«Esto»
Luna llena, y las ramas del árbol vacío—corrección—las ramas
del árbol,
la exponen y rescatan, de repente, la dejan fluir y aumentar un poco, después
la envuelven otra vez,
tratándola como algo sin valor, ningún tesoro allí arriba se torna más
azul e incandescente,
cuando el viento agavilla las altas y extendidas ramas con in-
teligencia
en su nerviosa continuidad—de este minuto, de aquel—
Toda la luz de allí
toca estas ramas como cuerdas hasta que
puedes
escuchar la
helada ofrenda del invierno que es el viento entre los árboles que velan y
desvelan la luna, y hace
frío y
dentro de la casa alguien
manda instrucciones. Alguien cree que la muerte se puede
reparar.
Dentro hay magia, las huellas de pisadas nunca se hacen
visibles. La luna extiende su fluido en este ir y venir
humano sin dejar ahí huella. La luna
por toda la
idea de que ese “todo”
podría ser (y a nadie le importaría) un
juego. Ruido, sacerdotes, provincias, códigos postales,
se enroscan en la hierba
en torno a él. Los colectivos
toman el poder. El honor existe. El castigo justo existe. El sonido de
esclavos que no
son liberados. A los que se dice: queda otra vez pospuesto. La esperanza tal
como ahora existe en
ellos. Los que una vez vivieron cómo no están
aquí en esta
luz de luna, y cómo hay cosas en ella de las que uno se avergüenza
al instante, y también, al con-
templarla, el sentimiento de una lengua materna en la boca—y cómo, al mirar más lejos, puedes
hacer que esos árboles se apoyen, argentados, en
la idea de lo universal—apoyarse realmente—los extremos de sus ramas intentan
arañarla—
Hasta que crepita en uno: cómo podría uno engendrar, es lo que dice el
resplandor, y que no existen países
lejanos, sí los enemigos, y como si buscases el gran manto de
individualidad (luminoso) y de
inocencia y de fortuna—levanta tu mirada: el torturador bosteza esperando que termine
su día—se apoya en
los árboles para descansar, el instrumento destella, él levanta su mirada.
Jorie Graham, Rompiente, 2008
A life in poetry / Jorie Graham / ‘I am living in the late season, but it has its songs, too’
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