3 de Julio de 2017
El ajo es un ingrediente que da a nuestras comidas un sabor bastante fuerte y peculiar. Aparte de su valor nutricional tiene también unas propiedades anti bacterianas que hacen de su consumo algo especialmente recomendable.
Se tiene constancia del consumo humano de esta planta desde hace más de 7.000 años, pero el ajo también puede servirnos para solucionar otras cosas que no nos habríamos imaginado.
Con un simple ajo podremos arreglar un cristal roto o agrietado, o por lo menos conseguir que aguante hasta que podamos sustituirlo por uno nuevo.
Esta planta contiene diversos compuestos de sacarosa llamados fructanos en altas concentraciones. Los fructanos son los responsables de que el cuchillo se quede pegajoso cuando cortamos uno de estos vegetales. Esta sustancia es una especie de pegamento natural.
Cuando un cristal quede agrietado, lo único que tenemos que hacer es cortar un ajo por la mitad y restregarlo por la zona rota. Hay que hacerlo con cuidado para evitar terminar de romperlo y cortarnos con los pedazos. Con un trozo de papel o un trapo podemos retirar el exceso de líquido.
El fluido penetrará en las grietas y evitará que el cristal se vaya rompiendo más. Por supuesto esto no es un remedio milagroso ya que tendremos que cambiar el vidrio en cuanto podamos. No obstante ganaremos algo de tiempo haciendo esto.
En el caso de tener un picotazo en el parabrisas de un coche también podemos aplicar esta técnica. De este modo minimizaremos las posibilidades de que esta pequeña grieta vaya a más.
De igual modo, deberemos cambiar la luna del vehículo en el menor espacio de tiempo posible, ya que el ajo es una solución temporal y de emergencia, no un arreglo definitivo.
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