Gloria y miserias de Pablo Neruda
Pablo Larraín presenta una película en la que plasma su visión del Nobel chileno
GREGORIO BELINCHÓN
Cannes 13 MAY 2016 - 13:45 COT
En primer plano, Gael García Bernal interpretando al policía que persigue a Pablo Neruda en 'Neruda'.
En
1949, Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto huyó perseguido por la policía
chilena, saltando de casa en casa, tras ser derogado su fuero de senador. En
realidad, no era un político cualquiera, porque se le conocía más por su nombre
artístico como escritor, Pablo Neruda, y aquella no fue una cacería más. El
Gobierno iba contra el alma de la izquierda chilena, contra un miembro
prominente del Partido Comunista, prohibido el otoño anterior, y contra uno de
los mejores poetas de la historia, premio Nobel en 1971, y que durante esos
meses escribió su mejor obra, Canto general.
Ese
cóctel explosivo se convierte en bomba fílmica en manos de Pablo Larraín, que
presenta en la Quincena de Realizadores su Neruda, una aproximación compleja a
una figura engullida por su obra y por cierto recuerdo naif de su vida,
provocado por El cartero y Pablo Neruda. El mismo Larraín, cineasta que ha
ahondado en la historia y el alma de Chile con Tony Manero,Post Mortem, No o El
club, nace también de una complejidad: procedente de una prominente familia de
la derecha de su país, su cine alumbra las zonas turbias de su nación. Antes o
después le tocaba Neruda.
Y
en Cannes el cineasta ha defendido, junto a los actores Luis Gnecco (que da
vida al poeta), Mercedes Morán (a su esposa) y Gael García Bernal (al policía
que le persigue), que esta Nerudaes su Neruda. “Ha sido un proceso muy largo,
de cinco años, en el que al final me he dado cuenta de que he hecho un filme
sobre Neruda, sino sobre lo nerudiano, sobre lo que nos produce a nosotros
[señalando a su equipo] su figura, su trabajo y su poesía. Hemos entrado en un
juego de ilusiones. Todo se rodó controlado, con un estupendo guion, pero el
cine es un accidente, pasan cosas, no sabes hacia dónde te lleva, y aquí el
acertijo se resolvió en el montaje. Es un ejercicio imaginario”.
En
una tremenda secuencia, una criada se acerca en una fiesta al poeta y tras
preguntarle si la revolución comunista igualará a todos los seres humanos (“Sí,
así será”, responde Neruda), le espeta: “Pero, ¿seremos iguales a mí o a
usted?”. Para Larraín, no hay que sacar conclusiones: “De verdad, no hay
ajustes de cuentas ni miradas crueles, yo estoy enamorado del personaje. Poner
a un hombre en esas circunstancias no es corrosivo, al revés, creo que le
humaniza. Queremos ver a un Neruda jugando, viajando, amando, comiendo. No sé
cuánto se parece ese Neruda al real. Y nunca lo sabremos. Pero insisto en que
fue un poeta sumamente peligroso, amante de lo político. En Canto general hay
poemas furiosos contra líderes políticos. Describió su país y Latinoamérica
desde la poesía, tal vez porque Chile es un país de poetas e
historiadores".
Otra
de las posibles digresiones, del riesgo artístico que toma Larraín, está en si
Neruda —mostrado aquí como un creador pero también como un amante de las
mujeres, un vividor asiduo de prostíbulos— estuvo realmente en peligro durante
esa persecución que acabó con el poeta en París. “Neruda nace de la absoluta
libertad de crear ese accidente que es una película. El cine es misterio, mis
actores son misteriosos y permiten que el espectador viaje a través de ellos.
Al final he hecho un filme sobre un solo personaje: porque tanto poeta como
policía devienen en uno”.
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