lunes, 15 de febrero de 2016

Alberto García-Alix / De donde no se vuelve

El brazo de Ana
Alberto García-Alix
DE DONDE NO SE VUELVE



Alberto García-Alix es un fotógrafo nacido en León en 1956 que se instala en Madrid con 10 años. Es uno de los fotógrafos más representativos de la escena artística española de las últimas décadas, ganador del Premio Nacional de Fotografía en 1999 y uno de los protagonistas destacados de la llamada Movida Madrileña. Sus más de treinta años de carrera constituyen un documento de una época fascinante de la reciente historia del país. Los cambios sociales y culturales experimentados desde los años ochenta se plasman en su fotografía desde una óptica autobiográfica y opuesta a los estereotipos. Alberto García-Alix es un fotógrafo de la experiencia, como los nuevos poetas, que vive lo que narra y no se limita a mirar.





Es precisamente la vida lo que retratan sus fotografías llenas de hombres, mujeres y ambientes que tantas veces fueron tachados de inmorales. Sus putas y drogadictos plasman vivencias propias y ajenas que para la mayoría de los espectadores resultan expresiones de un mundo desconocido. La obra de Alix tiene la melancolía inevitable en un artista que sigue vivo a pesar de los virus y las adicciones. El mismo reconoce que la heroína y la hepatitis C fueron dos grandes enemigas que sin embargo le dejaron el poso de sabiduría necesario para construir que son “una puerta a la vida y a la conciencia de la realidad”. Y aunque la fotografía no puede “salvar a nadie”, desde los años 70 ha sido para él un camino abierto hacia la comunicación y el conocimiento. Las motos Harley Davidson, los tatuajes, la música y la noche han sido sus musas de inspiración.

Aunque la obra de García-Alix no está marcada por aportaciones innovativas en el terreno conceptual-creativo de la fotografía su valor radica más allá del mero tratamiento superficial artesano de la fotografía, lo cual pueden y hacen cotidianamente cientos de fotógrafos y diseñadores con la fotografía, sino la calidad unida a la acción de captar, retratar y presentar a los individuos de su ambiente y su entorno. Es el cuerpo de su obra, su intención claramente definida en desenmascarar el mundo que lo rodea y mostrarlo. Lo grotesco y lo feo tal como aparecen en muchas de las vistas fotografiadas por García-Alix representan ambigüedad y cambio. No es posible permanecer estáticos mentalmente ante estas representaciones que confrontan al espectador, que muestran rincones descarnados de humanidad, deseo, placer y descaro. Las imágenes movilizan las energías sociales empujando la apertura y la honestidad de la existencia.





De Alberto García-Alix podríamos estar escribiendo páginas y más páginas, Internet está llena de información de este gran artista en cuya última exposición en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía ha presentado su trabajo De donde no se vuelve, una exposición con cerca de 200 fotografías, muchas inéditas, en la que transita por todo el trabajo realizado, desde las instantáneas, tomadas cuando tenía 20 años en su entorno más íntimo, hasta los retratos captados el pasado diciembre en China, y un vídeo, producido con ocasión de la muestra, en el que repasa su particular universo fotográfico. La exposición coincide con la publicación de un libro, Moriremos mirando (La Fábrica), en el que se recoge la totalidad de su obra escrita entre 1987 y 2008. Casi cincuenta textos que arrancan con su primera colaboración en la revista Sur Exprés hasta el guión definitivo del vídeo De donde no se vuelve. “Buscaba una narración que hilara el pasado y el presente, desde 1976, cuando empecé a hacer fotos, cuando ni siquiera sabía que me iba a dedicar a esto, hasta las realizas en los últimos meses en China. Se trata de un viaje en el presente desde el que voy retrocediendo hacia el pasado y utilizo la fotografía como una panorámica de todas las épocas”.


Alberto García-Alix empezó su andadura artística junto con Ceesepe y otros amigos con la “Cascorro Factory” para más tarde montar “El Canto de la tripulación”, una revista underground absolutamente mítica e imprescindible. Desde entonces Alix no ha parado de viajar y fotografiar, siempre en blanco y negro, siempre arrancando instantes a su propia vida y a la de los que le rodean. “Todo” y “Nada”, dos palabras tatuadas en las falanges de las manos que bien podrían resumir su vida. Un superviviente que no podía faltar en Uno de los nuestros y que, acompañado de sus cámaras Leica y Hasselblad, nos muestran un mundo del que también formamos parte.



“Hay gente que está hecha para encontrarse. Te puedes encontrar a través del trabajo, o durante la noche, bebiendo en los bares. Pero la magia es esta: que alguien que tienes delante te haga vibrar, que te permita reconocerte. Al final, lo más importante en esta vida es el intercambio, la amistad, el amor, y no ya en el terreno sentimental, sino en el del conocimiento.”

“La decepción es parte del juego. Sin decepción esto no sería vida, sería un aburrimiento. La frase más acertada es, sin duda: Que continúe el espectáculo. Cuando los leones se comen al domador, adelante con los trapecistas.”

“yo sólo fotografío mi vida (…) Si tuviese que empezar a fotografiar otras cosas, no se me ocurriría nada”


“Soy autodidacta y cuando comencé a tomar fotos no tenía referencias. No creo que mis fotos tengan más carga biográfica ayer que hoy, sucede que entonces sólo fotografiaba mi entorno, pero ahora sí soy más cazador de imágenes que cuando empecé, tengo más cartuchos. Es decir, más conciencia y mayor intencionalidad. Lo que veo por la cámara me obliga a ello. La presión de mirar a comprender. La necesidad de ver a buscar. Como fotógrafo debo decidir el cómo y el dónde mirar. Fragmentar lo que ven mis ojos y darle sentido. Reconocerme. Lógicamente, me he hecho más reflexivo. Pero más distanciado, no. Justamente lo contrario, cada vez estoy más cerca… Quizás, más abstracto. Las fotografías, tal y como yo las entiendo, nacen de un estado interior. También de un encuentro. De ahí su magia.”
Alberto García-Alix©
“La fotografía es una forma de evidenciar las heridas, todos tenemos heridas, cerrarlas es cosa nuestra. Lo que sí creo es que gracias a mis fotos, me he librado de ir al psiquiatra.”






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