Charlize Theron, en la fiesta de Vanity Fair de los Oscar en Los Ángeles el pasado febrero. |
Los espléndidos 45 años de Charlize Theron
La actriz, que se inició en la interpretación después de que una lesión frustara su carrera como bailarina, alcanza la plenitud como madre soltera, ganadora de un Oscar, productora y defensora de grandes causas
Maite Morate
Madrid, 6 de agosto de 2020
Charlize Theron cumple este viernes 45 años y lo hace con la satisfacción de haber encontrado la plenitud en todos los aspectos de su vida. O al menos en la gran mayoría, pues la sudafricana —con pasaporte estadounidense desde 2007— antes de actriz quiso ser bailarina. Una gran pasión a la que se dedicó durante años hasta que una lesión de rodilla frustró su gran sueño. Pero no tiró la toalla. Su belleza innata le abrió paso a la industria de la moda pero cuando descubrió que lo suyo no eran las pasarelas decidió apostar por la interpretación.
Su fuerte carácter y su gran personalidad le abrieron las puertas de Hollywood, donde llegó por casualidad. Mientras discutía con el cajero de un banco en la ciudad de Los Ángeles porque no podía cobrar en efectivo un cheque que le había enviado su madre, un agente se quedó impresionado con su fuerza y le dio varios contactos para realizar pruebas. Y es que ha reconocido en más de una ocasión que cuando se pone nerviosa tiene una verborrea incontrolada, algo que en una ocasión le supuso una situación bochornosa con Barack Obama, al recomendarle ir a un club de striptease. Gracias a ese encuentro —con el cazador de talentos, no con el presidente de Estados Unidos— consiguió su primer papel en Los chicos del maíz III y el siguiente, con mayor relevancia, en Dos días en el valle, ambas películas de 1995. Tres años más tarde se convirtió en una de las chicas Martini más populares de la historia gracias a un anuncio de la marca del famoso cóctel. Desde hace años es la embajadora del perfume de la firma Diore J’adore y deslumbra en todas las alfombras rojas que pisa.
Sabe que su impresionante belleza y su espectacular físico con ese metro ochenta de estatura le han abierto muchas puertas pero hay otras que ha cerrado ella misma en su afán por demostrar que vale más por su talento que por su apariencia. Y el Oscar que consiguió en 2003 por Monster lo avala, pues tuvo que engordar 14 kilos, deformar su rostro y usar una dentadura postiza para convertirse en la perfecta asesina en serie Aileen Wuornos. “Ser guapa no es tan conveniente como parece”, aseguró hace unos años la intérprete de éxitos como Noviembre dulce, Mi gran amigo Joe o The Italian Job.
La actriz considera que los papeles con “más peso e importancia” no se los suelen dar a mujeres que tengan aspecto de modelo. Su experiencia le dice que cuando los personajes jugosos aparecen, “la gente guapa es la primera en quedar eliminada del casting. Y habla con conocimiento de causa. Además del cambio físico que realizó para la cinta con la que consiguió el premio de la academia, la actriz ha sufrido otros avatares a lo largo de su carrera. Para Mad Max: furia en la carretera accedió a raparse el pelo, aparecer mutilada de un brazo y usar una prótesis; engordó 20 kilos para hacer de embarazada en Tully y ha contado que el director Joe Wright no la quiso para la película Orgullo y prejucio por ser “demasiado bonita”.
Quienes han trabajado con ella coinciden en que es todo adrenalina y pasión y consigue crear un halo de admiración a su alrededor. Ella simplemente se define como una concienzuda que se toma muy en serio su trabajo. Prueba de ello es que después de terminar de grabar su último trabajo, La vieja guardia, estrenada en Netflix en julio, tuvo que ser operada porque en una de las escenas de acción se rompió un dedo. Ocurrió a las pocas semanas de empezar el rodaje y ella aguantó hasta el final de la película, lo que conllevó problemas en los nervios de la mano, en el túnel carpiano de la muñeca y un pinzamiento muy doloroso en el hombro.
La vida no ha sido fácil para Charlize Theron. Su madre mató a su padre porque este era un alcohólico que las maltrataba. Un hecho conocido del que la actriz afirma no avergonzarse pero tampoco se prodiga en hablar de él. Una noche de junio de 1991, cuando ella apenas tenía 15 años, se encontraba en casa junto a su madre cuando su padre llegó tambaleándose por el alcohol y con una pistola. “Mi madre y yo estábamos en una habitación, apoyadas contra la puerta que él estaba tratando de empujar. Así nos encontrábamos cuando él debió retroceder un paso hacia atrás y disparó tres veces atravesando la puerta. Ninguna de las balas nos alcanzó. Fue un milagro”, contó con más detalle en una entrevista el pasado diciembre. Gerda, su madre, disparó y la actriz sintió un gran alivio. “Ella puso fin a la amenaza, fue en defensa propia”, añadió. No se avergüenza por hablar de ello y considera que es bueno para quien sufre situaciones parecidas. Lo mismo ocurre con el acoso y el abuso hacia las mujeres. Ella lo ha padecido y no lo ha ocultado. En mayo del año pasado contó que con apenas 18 años un productor —del que no ha revelado el nombre pero sí asegura que sigue siendo alguien muy influyente en la industria— intentó propasarse con ella. Tampoco tuvo reparos para corregir a un presentador francés al besar en la mejilla a una colaboradora de su programa: “¿Podrías preguntarle la próxima vez?”, dijo la actriz sin perder su sonrisa.
La protagonista de Atómica, que ha sido desde el principio una de las voces del movimiento #MeToo, es una fiel defensora de la igualdad, especialmente en el mundo de la interpretación. Hace doce años, desencantada con las películas que le ofrecían, empezó a crear sus propios proyectos, compaginando la interpretación con la producción, y tendiendo la mano a otras mujeres en la industria del cine. Está volcada en la defensa de numerosas causas solidarias, en 2008 fue nombrada embajadora de la paz de las Naciones Unidas y ha hecho de la lucha contra el sida su bandera cuando en 2007 fundó su propia organización en África, Africa Outreach Project. “Como sudafricana, el sida siempre ha sido parte de mi vida. Recuerdo ver morir a mis vecinos, el contrabando de medicamentos para salvar vidas. Estamos luchando para ver llegar la primera generación libre de sida”, dijo en una entrevista.
En el terreno personal mantiene otra lucha constante con los medios, quienes se afanan en buscarle pareja. Nunca se ha casado y pretendientes no le han faltado. De 1997 a 2001 mantuvo una relación con Stephan Jenkis, el vocalista de la banda Third Eye Blind. Más tarde salió durante nueve años con el actor irlandés Stuart Townsend, con quien protagonizó Atrapada (2002) y Juegos de Mujer (2004). Su relación más sonada, aunque también la menos duradera, ha sido con Sean Penn en 2015, con quien se llegó a hablar de boda, algo que ella ha negado recientemente. Aunque en este tiempo la prensa la ha relacionado con Alexander Skarsgard o con Brad Pitt, ella asegura llevar casi una década soltera y admite encontrarse muy a gusto consigo misma. Cuando no está trabajando en una película, planeando un nuevo proyecto, involucrada en algún acto solidario o grabando algún anuncio, Charlize Theron aprovecha para disfrutar de sus dos hijas, Jackson —a quien adoptó en 2012 y ha pedido que la traten como a una niña porque es transgénero— y August, que adoptó en 2015. Con ellas y con su madre, que vive en la calle de al lado de su vivienda de Los Ángeles, ha pasado la actriz el confinamiento y asegura que son lo mejor que le ha pasado en la vida.
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