Chavela Vargas según Pablo Gallo |
Chavela Vargas
LAS SIMPLES COSAS
Chavela Vargas interpreta
"Las cosas simples" y "En el último trago"
Sala Sinfónica del Auditorio
Santa Cruz de Tenerife
23 de junio de 2006
LAS SIMPLES COSAS
"Las cosas simples" y "En el último trago"
Sala Sinfónica del Auditorio
Santa Cruz de Tenerife
23 de junio de 2006
LAS SIMPLES COSAS
Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas,
lo mismo que un árbol en tiempos de otoño se queda sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.
lo mismo que un árbol en tiempos de otoño se queda sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida,
y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso, muchacha, no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso, muchacha, no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
Demórate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
donde encontrarás con el pan al sol la mesa tendida.
donde encontrarás con el pan al sol la mesa tendida.
Por eso, muchacha, no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
En su versión en vivo (con una voz más quebrada y dramática) Chavela Vargas hace ligeras variaciones a la canción de Armando Tejada Gómez y César Isella. Agrega un “que” al principio del tercer verso de la primera estrofa. Donde dice “Y entonces comprende”, Chavela canta “Entonces parece”. Donde dice “en la luz mayor”, Chavela canta “a la luz mayor”.
Una canción perfecta, una canción de amor que elude las frases de cajón de las estúpidas canciones de amor que nos invaden. Su letra, bella y conmovedora, nos recuerda la innegable fugacidad de la vida, donde el luminoso amor es apenas un ave de paso. El primer verso es memorable, objeto de envidia de cualquier poeta, y el último es como un viento que recoge toda la canción en una sola y amorosa hoja de múltiples significados.
Es una canción que profundiza su sentido con el paso de los años, cuando el amor ya no ilumina como antes. Sólo la experiencia, que desgarra sin lástima el alegre velo de la juventud, nos permite ver la crudeza de sus líneas. Y la dulzura de su música, deslumbrante acierto, es como la saliva que nos deja saborear toda la amargura del mundo y la transporta al callejón de las entrañas.
Una canción perfecta, una canción de amor que elude las frases de cajón de las estúpidas canciones de amor que nos invaden. Su letra, bella y conmovedora, nos recuerda la innegable fugacidad de la vida, donde el luminoso amor es apenas un ave de paso. El primer verso es memorable, objeto de envidia de cualquier poeta, y el último es como un viento que recoge toda la canción en una sola y amorosa hoja de múltiples significados.
Es una canción que profundiza su sentido con el paso de los años, cuando el amor ya no ilumina como antes. Sólo la experiencia, que desgarra sin lástima el alegre velo de la juventud, nos permite ver la crudeza de sus líneas. Y la dulzura de su música, deslumbrante acierto, es como la saliva que nos deja saborear toda la amargura del mundo y la transporta al callejón de las entrañas.
Triunfo Arciniegas
Pamplona, 2012
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