Por Juan Carlos Galindo
6 de junio de 2024
Novela que cierra la trilogía iniciada con Ciudad en llamas y continuada con Ciudad de los sueños, ambas protagonizadas por Danny Ryan, el particular Eneas con el que el autor de El poder del perro ha decidido poner fin a su carrera literaria. El envite, por tanto, era enorme y durante las primeras 100 páginas asistimos a una presentación del estado de la cuestión: sirve para que se pueda leer independientemente de las otras y para que el lector entienda algo: de la mafia no se sale, el pasado siempre vuelve, la ambición desmedida exige decisiones al mismo nivel. Es divertido ver cómo Winslow extiende el catalejo y mira los escombros de las anteriores entregas: familias destrozadas, vidas destrozadas, mafiosos retirados o desorientados, odio a raudales. Pero todo esto tiene que encontrar un sentido y lo hace con la aparición de Regina Moneta, agente del FBI que odia a Ryan, y con razón. Y, sin embargo, el lector va con el antihéroe (el más legal de los malos, el más guapo, el más listo, el más intenso también) y eso es mérito de Winslow. Cuando el desastre inevitable llega el ritmo acelera de forma tan natural… Y ahí todos pagan, casi todos mueren, todos sufren. Es tan bueno, que le podemos perdonar el epílogo consolador y reparador. Una despedida por todo lo alto. Gracias, Mr. Winslow.
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