Carolina Sanín |
Elsy Rosas Crespo
Carolina Sanín y la caca
En 1982 empecé a leer a Freud y desde ese tiempo me he divertido de lo lindo con las especulaciones tan descabelladas en las que a veces cae el Maestro. He vivido temporadas de admiración, de asombro y de desprecio con el padre del psicoanálisis tanto como con Nietzsche; a los dos los siento un poco locos y más machistas que algunas letras de vallenatos clásicos, es obvio que los dos tenían serios problemas para comprender a las mujeres y eran demasiado subjetivos cuando se trataba de especular sobre ellas, sobre lo que son, piensan, sienten y desean. Que un hombre pretenda teorizar sobre las mujeres es tan absurdo como los deseos de Carolina Sanín para los hombres: que se metan un palo en el culo en la noche y no olviden sacárselo antes de irse a dormir porque todos los hombres son cacorros y cuando penetran a una mujer y le miran el ojo del culo sueñan con ser penetrados y si no han sido penetrados por un pene o por un palo no son hombres dignos de confianza.
Carolina Sanín se jacta de ser devota seguidora y creyente ciega de todas las excentricidades descritas por Freud y es evidente que le interesan más sus teorías sexuales que sus trabajos sobre arte, sociedad de masas, la melancolía, la risa o el consuelo a través de las drogas. Es evidente que Carolina Sanín forma parte de la Iglesia psicoanalítica creada hace casi un siglo, esa Iglesia que le ha hecho tanto daño a la humanidad porque la gente asume que los ensayos de Freud son teoría científica y gracias a esa creencia todos estamos enfermos y debemos ser tratados por un especialista para que nos cure de nuestros propios demonios, necesitamos reconocer nuestros traumas de infancia y trabajar en ellos para curarnos la neurosis, debemos identificar nuestras fobias, nuestras aberraciones sexuales más ocultas que se manifiestan a través de los sueños que deben ser interpretados como si se tratara de libros… Para comenzar, los sueños son el recreo del cerebro que juega consigo mismo porque no se le ocurre nada mejor que hacer durante ocho horas con la luz apagada y el sexo no es lo más importante de la vida, la vida no gira alrededor del sexo sino del hambre, la sed, el sueño y el aburrimiento. Una relación sexual dura muy poco tiempo y se puede vivir sin sexo, no se puede vivir sin comer, sin dormir y sin respirar. Hay muchas actividades que están muy por encima del sexo: conversar largamente, leer literatura, oír música, caminar mientras se contempla el paisaje; el sexo es un acto repetitivo y monótono, se convierte en el centro de la vida para la gente que no ha tenido una experiencia larga con una pareja con la que haya afinidad y con la que se hayan saciado todas las fantasías que a la larga no es que sean tan extensas ni tan arriesgadas. El sexo no es una experiencia vital ni es tampoco la gran expresión o vivencia mística o estética.
Nietzsche desprecia a las mujeres como pocos porque fue un fracasado en el amor y porque le molestaba mucho pensarse como el superhombre mientras era atendido por mujeres que lo consentían como a un bebé recién nacido; Freud cree saber más de las mujeres que las mujeres mismas a pesar de sus múltiples equivocaciones como, por ejemplo, asociar la frigidez con la forma de la nariz y operar la nariz de algunas mujeres en complicidad con otro médico perturbado para que a partir del procedimiento gozaran de una sexualidad más satisfactoria. Probablemente Freud era marica y soñaba gozando como cree que gozan las mujeres y por eso entre sus múltiples ideas descabellas está aquella de que todos somos bisexuales y para comprobarlo debemos lanzarnos a la aventura gay. Carolina Sanín se tragó ese cuento entero y me imagino que ha navegado a lo largo de su vida en varias vaginas y sólo admite como amigos hombres que hayan perdido la virginidad del culo.
¿Se puede ser más inocente como lector?
¿Carolina Sanín lee y asume todas las locuras de Freud como si se tratara del Evangelio y le tiene un altar en su casa al lado de las fotos de la perra con la que convive desde hace mucho tiempo y a la que llama mi madre o mi abuela?
¿Con Freud también aprendió a humanizar a las bestias para no caer en la tentación de que le hagan preguntas sobre las estupideces que a veces dice o escribe?
¿Pensando en Freud le dijo a Héctor Abad que es parido por el ano?
¿Pensando en Freud le dijo a un lector que cuestionó su banalidad si el texto en cuestión era tan flojo como el esfínter de su madre, la madre del lector?
¿Pensando en Freud dice que todos los miembros de la Academia de la lengua son cacorros?
¿Pensando en Freud escribió un libro horroroso titulado Tu cruz en el cielo desiertoen el que le pide a su amor virtual que se masturbe introduciéndose objetos en el culo y luego huela su propia mierda mientras delira de amor por ella?
¿Por qué Carolina Sanín está tan obsesionada con la penetración anal entre hombres, el culo de los escritores y el esfínter de la madre de los lectores?
¿Qué tipo de artista es esta y cuál es su apuesta estética?
¿Por quién se toma y a quién cree que escandaliza insultando a los hombres como se insultan los jóvenes de grado Octavo en cualquier colegio del mundo porque se están definiendo como seres sexuales?
¿Cómo es posible que una señora que estudió literatura y da clases sobre lectura, escritura y creación literaria pueda caer en ligerezas ante las que uno como lector sólo puede quedar con la boca abierta no de asombro por la valentía o la crudeza de sus ideas sino porque es una persona elemental?
¿Tanto daño hacen los colegios para niñas en los que las estudiantes le besan la mano a la Madre Superiora antes de leer de rodillas y con mucha devoción el Santo Rosario?
No hay comentarios:
Publicar un comentario