John Ashbery
Gente interesante de Terranova
Terranova está, o lo estuvo, llena de gente interesante.
Como Larry, que hacía el idiota en las esquinas
por cinco centavos. Había un ruso que se hacía pasar por
el Gran Duque y hay quien dice que es verdad que era duque de no sé donde,
y cuando se iba de ronda lo solía acompañar una mujer.
Doc Hanks, el matasanos, era cirujano titulado y operaba bien
cuando no estaba como una cuba, que era su estado habitual.
Cuando sólo estaba medio trompa no se le daban mal las trepanaciones.
Había un ciego que en vez de hablar
emitía ruidos espectrales con una sierra musical.
Estaba Walsh, el de los ultramarinos de lujo.
Qué gozada cuando mi padre o mi madre
nos llevaban a su tienda, tras sortear hielos y nieves traicioneras,
como premio nos compraban un higo de alguna tierra exótica.
Tenían té de todos los países imaginables
y pastelillos escoceses de hojaldre, nuestros tíos y tías venían
bailando y de premio les tocaban exquisitos vinos de jerez y de madeira.
Las tardes de verano cuando la luz era eterna, qué alegría
sentarse allí a pensar. Dábamos largos paseos por el campo
pero al final siempre nos detenía algún tramo de arena movediza.
No había más remedio que volver, cosa que a todos les parecía de perlas
cuando caían en la cuenta de que así podrían pegar el ojo un rato.
En fin que el porcentaje de gente interesante era superior
al de la mayor parte de los puntos del planeta, claro que dada la baja densidad
de población tampoco es que hubiera tantísima gente interesante. Con todo y con ello, vivíamos en paz y armonía y nos entreteníamos hurgándonos
unos a otros el cerebro y tendiendo las redes a secar en los muelles de madera.
Siempre nos presentábamos unos cuantos más. En aquel lugar del mundo
la belleza es completa, nadie se atreverá a llevarme la contraria, afirmo y digo,
y las fronteras son duras de tropezar.
La adoración de los poderes ctónicos es algo que bien puede acaecer por estos pagos
aunque es más bien raro que dejen huellas. Aquello también nos encantaba,
hay que tener en cuenta que éramos parte de cuanto acontecía allí,
lo bueno y lo malo y todos los matices intermedios,
nos encantaban los concursos de letras y decir presente
cuando pasaban lista. En fin que nuestra dicha era extrema, aunque por otra parte
menos mal que se ha acabado. Según me ha contado uno de ellos, se están llevando a cabo los preparativos de un desfile. Pronto lo estrenarán en un cine de tu barrio.
Poema escrito en 2003
Traducción de Eduardo Lago.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de abril de 2004
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