Ken Loach describe en 'Tierra y libertad' la división del bando republicano en la guerra civil
El cineasta británico huye del romanticismo al narrar Ia "historia de una gran esperanza"
Madrid
Convencido de que el romanticismo no tiene cabida en la guerra civil española, el director británico Ken Loach ha desvelado en su último filme, Tierra y libertad, la parte menos romántica de la contienda: la de la división en el bando republicano y la responsabilidad del partido comunista ruso en la victoria del fascismo. En la lucha contra la memoria del olvido, Ken Loach ha narrado en el filme "la historia de una gran esperanza, la de una sociedad donde la tierra fuera un bien común". Tierra y libertad, que se estrena mañana en España, está protagonizada por actores de distintas nacionalidades.
Con guión del propio Loach y de Jim Allen, Tierra y libertad,el proyecto más ambicioso en la filmografía del cineasta británico, es una coproducción española, alemana y británica. El ingles Ian Hart, las españolas Rosana Pastor e Iciar Bollaín y el americano Tom GiIroy son algunos de los protagonistas. A través de los recuerdos encontrados por una joven inglesa en una vieja maleta tras la muerte de su abuelo, la esencia de Tierra y libertad se halla en un grupo de milicianos procedentes de toda Europa y Estados Unidos que combaten el fascismo en España. El filme ha sido rodado en Liverpool, Barcelona y Aragón.Ken Loach se extrañó ayer de que la presentación de su filme levantara tanta expectación. La proyección, en una sala a rebosar, finalizó con un emocionado agradecimiento, por parte de uno de los asistentes, al director. "Gracias por devolvemos nuestra historia", le dijo. Loach bajó levemente la cabeza. La verdad es que se lo podía haber imaginado. Loach confesó posteriormente que cuando empezó a hablar con españoles sobre el proyecto le decían que por qué quería volver ahora a ello. "Es el pasado, olvídalo', me decían, pero cuando empezaban a hablar ya no había quién les parara. Asíque tengo la sensación de que el tema podía estar enterrado pero no muerto", explicó.
Loach llevaba muchos años dándole vueltas al tema. "Es la historia de una gran esperanza. Eso era lo que más me atraía. Es uno de los pocos momentos en la historia de la humanidad en los que se ve que la gente toma el control de su propia vida. Para mí era muy importante compartir esa sensación de logro y también entender por qué salió mal", dice el director, que con este filme ha abandonado momentáneamente eso que quede claro"- la dura crítica a la sociedad británica a la que su cine nos tiene acostumbrados, con títulos como Agenda oculta, Lloviendo piedras o Ladybird, ladybird (las dos últimas, todavía en cartelera).
Obreros, no escritores
En Tierra y libertad no hay sitio para el romanticismo porque, como asegura su realizador, "la guerra civil española nunca fue una historia romántica". No aparecen los románticos escritores o poetas que la literatura se ha encargado de mostrar. Es la clase obrera la que lucha en las barricadas. "La misma idea de que la guerra tenga algo de romántica también sirve a una función política y oscurece o tapa: lo que ocurrió de verdad".
¿Por qué ha tenido que ser un británico el que muestre por primera vez uno de los aspectos más dolorosos de la contienda? "Pienso que la historia es internacional. Las personas que escriben la historia son las que controlan el presente. Compete a toda la clase obrera, ya sea inglesa, alemana o francesa". Después de ver todos los do cumentales españoles, ninguno de ficción, sobre la guerra, leer textos básicos -Homenaje a Cataluña, Cuaderno rojo español- y hablar con muchas mujeres y hombres que participaron en las batallas, Loach sí se ha imaginado muchas veces lo que hubiera ocurrido si la República hubiera ganado la guerra. "Posiblemente no hubiera tenido lugar la II Guerra Mundial y, desde luego, todo el equilibrio de fuerzas políticas en Europa hubiese cambiado. Lo que estaba clarísimo es que todas las clases dirigentes en Occidente (británicos, franceses, americanos y otros), preferían el fascismo al socialismo. Toda su retórica contra el fascismo en la II Guerra Mundial hay que entenderla y verla contrastada con su preferencia por Franco en la guerra civil", explica Loach, quien deja clara la diferencia existente con las clases obreras: "Siempre estuvieron al lado de la República".
Antiguo activista trotskista, Loach ha intentado evitar todas las etiquetas en la narración de las milicias del partido trotskista español POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). "Pienso que es muy difícil entender lo que ha sido la política del siglo XX sin comprender lo que ha sido la aportación de Trotski. Nuestros camaradas españoles del POUM querían separarse de Trotski. Creo que sería imposible haber hecho esta película sin reconocer la influencia de Trotski, pero hay otras influencias, como la de los anarquistas o comunistas libertarios".
Loach no ha abandonado nunca su compromiso político, aunque reconoce que ahora no es tan activo como quisiera. "Hacer cine es muy propio de la clase media y te da un nivel adquisitivo, aunque sea con películas pequeñas europeas, que te distancia de la clase obrera. Para ser efectivo en la lucha de la clase obrera hay que estar bien metido en esa clase, organizar sindicatos, luchar en las fábricas. Un director de cine siempre está al margen, aunque contribuyes en lo que puedes, pero tienes que reconocer que estás al margen. Yo siempre digo que un buen capataz en una fábrica vale más que veinte directores de cine".
* Este articulo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de abril de 1995
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