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Petro odiaba a ex presidente Julio César Turbay quien combatió a la grupo terrorista del M-19. Además, Petro le escribió más de 40 mensajes llenos de odio a Miguel. Antes del atentado escribo “no pasarán”. Y también había dicho que los congresistas que le negaran su inconstitucional consulta popular iban a ser “borrados de la historia”. Este gobierno, el de “La Paz y la Reconciliación y el Amor” negó reforzar 22 veces el esquema de seguridad del senador de la oposición, y claramente, quien iba a ganar la consulta interna del Centro Democrático.
Todo esto está denunciado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que deberá determinar si el Estado colombiano cometió un crimen de estado, por el magnicidio de Miguel Uribe Turbay. Está documentado y denunciando. Dejar que Petro fuera al funeral era abrirle las puertas a la habilidad “progresista” de tomar ventaja narrativa de un acto de bondad, para decir que si la familia los aceptaba en el funeral, era porque consideraba que no había responsabilidad alguna.
A Petro lo tiene sin cuidado la suerte de Miguel, de su familia y de Colombia. Lo único que le importa es pasar a la historia, como en efecto lo hará: como el presidente de extrema izquierda que prometió paz, y en cuyo gobierno mataron a un candidato presidencial.
Al parecer la venganza del M-19 y hasta del mismísimo Pablo Escobar hoy queda consumada en contra de la familia Turbay que las organizaciones criminales tanto odiaron.
Pero la historia siempre es larga y cruel. Así que ya veremos.
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