lunes, 17 de noviembre de 2025

Belén Gopegui y “Te siguen”, la novela de “los recalcitrantes”


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Belén Gopegui sigue explorando, sin necesidad de imponer distancia, el presente, los conflictos de fondo que afectan a la vida, a la manera en que nos movemos y nos relacionamos con los demás. A través de la ficción la escritora saca a la luz situaciones que nos afectan de lleno, pero que muchas veces no somos capaces de identificar porque estamos metidos hasta el fondo en ellas. Por medio de sus personajes, de sus devenires, conversaciones y luchas, es capaz de levantar esa especie de velo espeso de la inmediatez, mostrando en toda su crudeza hechos relevantes que están modificando, con nuestro consentimiento, o mejor, nuestra impotencia, costumbres, valores, miradas…

Entrar en sus libros es como iluminar la realidad con una lámpara de gran potencia; como apagar el ruido incesante de la actualidad, que impide la escucha concentrada. Si en su novela anterior, Existiríamos el mar, el tema central es el trabajo, el creciente deterioro de los derechos laborales, la manera en la que oficios y profesiones en vez de ejercitarse desde el disfrute se convierten en campos de batalla, en esta ocasión, con Te siguen, nos hace percibir el rumbo veloz de las sociedades que habitamos, sujetas a cambios constantes ante los que apenas hay tiempo de asimilación, de comprensión.


La vigilancia a la que estamos sometidos, las dinámicas de los algoritmos, el abotargamiento a que conducen las redes sociales, asoman en una entrega en la que los protagonistas se ven envueltos en una complicada maraña en la que nadie escapa al control, en la que quienes miran a los otros son a su vez mirados por focos aún más poderosos. No es fácil ni nada convencional esta novela, pero sí muy interesante, estimulante, por todo lo que nos muestra, por las reflexiones que despierta. Los temas que se tratan podrían desarrollarse en un ensayo, pensé en algún momento de la lectura, pero entonces no llegaríamos a percibir del mismo modo, con tanta proximidad, desde un plano más emocional, los asuntos de fondo que se plantean. 

El juego de los distintos puntos de vista que presentan los personajes, las complicidades entre ellos, el proceso de cambio que van experimentando a medida que saben, que actúan, nos alcanza de una manera que solo es posible a través de la literatura. Gopegui opta en esta ocasión por una narración en la que se van cruzando pensamientos, argumentaciones, monólogos, páginas de diarios personales, de informes de trabajo, de análisis de empresa. 

Necesitamos tiempo para conocer a los protagonistas, para introducirnos en sus vidas, para ir uniendo las distintas piezas de un puzzle complejo, para hacernos nuestra propia composición de lugar. Ya en la primera página conocemos a Casilda y Jonás, ambos espiados por León y Minerva, dos profesionales de empresas rivales, especializadas en el control de las personas, que acaban colaborando en una investigación que intenta descifrar el origen de la rebeldía, de la disidencia, de la no sumisión a los parámetros capitalistas de la sociedad de consumo, al poder tecnológico, al dominio de las élites empresariales y económicas. 

ENTRAR EN LOS LIBROS DE BELÉN GOPEGUI ES COMO ILUMINAR LA REALIDAD CON UNA LÁMPARA DE GRAN POTENCIA; COMO APAGAR EL RUIDO INCESANTE DE LA ACTUALIDAD, QUE IMPIDE LA ESCUCHA CONCENTRADA.

Por encima de ellos opera una importante agencia que se alimenta de la inteligencia artificial, IG3 de AMX. Un gran ojo que observa y que tiene el propósito de acabar con las diferencias individuales, de aniquilar el ímpetu de los colectivos de activistas, de las organizaciones de lucha social. Se trata de identificar, de sintetizar lo singular, para trazar patrones de comportamiento generalizados. Todo tiene que ver con el objetivo de conseguir parar los impulsos y principios capaces de encender mechas; de dirigir el rumbo hacia sociedades alienadas, obedientes, un proceso cada vez más consolidado en Occidente; de lograr que finalmente, en todas partes, acabe ganando la indiferencia.

La vida secreta se había abolido. Les seguían. Los datos de quienes se empeñaban en quedarse al margen eran captados a través de otras personas que los exponían sin reparar en ello. / El siglo iba demasiado rápido. Todo el mundo esperaba que pasara algo, todo el mundo pensaba que ya había pasado. Los más optimistas decían que era un momento de cambio y atisbaban formas nuevas del porvenir. Los más pesimistas decían que era un momento de cambio y atisbaban formas nuevas del porvenir. Los más insignificantes caminaban a tientas entre la vigilancia y la luz. / Voces, archivos, lenguajes, píxeles, como en un remolino, giraban en medio del zumbido de la refrigeración de los centros que los procesaban. Sus dueños trazaban patrones, predecían, pero no sabían interpretar. Y la soledad no se abolía, sino que se enlazaba con otras soledades en un viento impetuoso de tristezas y deseos”, leemos al comienzo de la novela, a modo de preámbulo antes de que el telón se levante y los personajes procedan a hablar, a pensar, a actuar, a relacionarse entre ellos.

Los recalcitrantes” se denomina a quienes no se conforman, a quienes denuncian, a quienes plantan cara al poder intentando concienciar a los demás sobre temas tan urgentes como paliar en la medida de lo posible el cambio climático, el desastre ecológico, las desigualdades… Recalcitrantes son todos aquellos que denuncian la corrupción empresarial, los intereses de unos pocos que están acabando con el futuro de las próximas generaciones, con la honestidad, con la belleza, con todo lo bueno que debería regir las vidas y que, sin embargo, es denostado porque no encaja con el lenguaje de la productividad, de la competición que se fomenta entre unos y otros. Recalcitrantes son los que no aceptan que todo se limite a la apariencia, al éxito, a la exhibición en plataformas, a la comunicación a través de pantallas… Belén Gopegui nos muestra todo esto a través de las vivencias, de las dificultades, de las renuncias y pequeños, tal vez grandes, logros de sus protagonistas.

LA NOVELA SE DESARROLLA EN TORNO A UNA INVESTIGACIÓN PARA DESCIFRAR EL ORIGEN DE LA REBELDÍA, DE LA NO SUMISIÓN A LOS PARÁMETROS CAPITALISTAS DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO, AL PODER TECNOLÓGICO, AL DOMINIO DE LAS ÉLITES EMPRESARIALES Y ECONÓMICAS.

Algunas empresas creen que ya está todo conseguido, o casi todo: que ya conocemos el noventa y nueve por ciento de cada individuo. / Creen que las personas han dejado de pensar algo distinto de lo que colgarían en una red o contarían a alguien por teléfono. / Mis jefes no lo creen. Nos interesan los sujetos recalcitrantes. Personas que se obstinan y preservan parte de lo que son…”, accedemos a las anotaciones de León.

Casilda y Jonás, por distintos motivos, no se adaptan, no aceptan las reglas del sistema tal cual son. Ella es una funcionaria con ganas de cambiar el mundo, una activista en busca de formas nuevas de acción, de apertura de ventanas de oportunidad que promuevan transformaciones. Él ha dejado su puesto en una gran empresa y trabaja en una pequeña tienda porque no soporta haber actuado mal, a la manera de un arrogante ejecutivo sin escrúpulos. Los dos inician una relación al tiempo que son vigilados por León y Minerva, quienes, encargados de observarlos, de analizarlos, se acaban viendo afectados, cada uno a su manera, por sus objetos de estudio.

¿Por qué hay gente que no se resigna, que no admite que las cosas son como son y no cabe cambiarlas; que mejor seguir viviendo sus vidas sin cuestionarse nada, salvándose a sí mismos, individualmente?, es la gran pregunta que se plantea en la entrega. En busca de respuestas a esa cuestión hay todo un operativo en marcha. Alrededor de los personajes centrales hay otros muchos, pues la unión, el sentido de la colectividad, dela comunidad, es esencial en esta historia que indudablemente es política. Aquí no cabe mirar para otro lado, recurrir a equidistancias, mantenerse impasibles. Si decidimos adentrarnos, seguir pasando sus páginas, nos sentiremos afectados, irremediablemente retratados.

Belén Gopegui nos muestra hechos que no aparecen en las noticias, nos proporciona argumentos. Una vez más reconocemos el poder de la ficción para desnudar, para reflejar, las grietas de las sociedades avanzadas. Algunos de los acontecimientos narrados, de los temas que se exponen, se parecen demasiado a los que nos despiertan cada día al acceder a nuestras pantallas; al dejar entrar la actualidad en nuestras casas. Duele e incomoda por momentos lo que se va revelando, pero también hay esperanza al constatar que sigue habiendo actitudes y comportamientos inconformistas, personas capaces de alzar la voz por el bien de todos. 

Escuchemos la voz de Casilda: “Era probable que cada vez ocurrieran más desastres, grandes y pequeños. Más despidos, más enfermedades por la contaminación, más desabastecimiento de productos necesarios, más empresas negándose a la contribución a la riqueza común. Más sequía, más viento desatado, más inundaciones, y cada vez menos apoyos y cada vez más palabrería. Más nervios, más prisas para acaparar los escasos recursos que van quedando. Estábamos organizando acciones, queríamos que las consecuencias de todo eso fuesen, para empezar, menos injustas”.

En Te siguen el activismo es perseguido, como sucede en la realidad. Se quiere anular cualquier acto de desacato a lo establecido, cualquier iniciativa que denuncie las malas prácticas empresariales y políticas, la corrupción, las trampas y mentiras continuadas para socavar derechos adquiridos, para seguir obteniendo beneficios extraordinarios a cambio de continuar expoliando el planeta. 

“ERA PROBABLE QUE CADA VEZ OCURRIERAN MÁS DESASTRES, GRANDES Y PEQUEÑOS. MÁS DESPIDOS, MÁS ENFERMEDADES POR LA CONTAMINACIÓN, MÁS DESABASTECIMIENTO DE PRODUCTOS NECESARIOS, MÁS EMPRESAS NEGÁNDOSE A LA CONTRIBUCIÓN A LA RIQUEZA COMÚN…», ESCUCHAMOS A CASILDA, UNA DE LAS PROTAGONISTAS.

Por debajo de los ideales, del compromiso, de los protagonistas, que asoman siempre en la narrativa de la escritora, se van dibujando sus vidas: los afectos, los amores que surgen y los que se resquebrajan, las pérdidas, las frustraciones, las traiciones, el origen de las decisiones que se toman y junto a ellas la culpa, el arrepentimiento… Lo que nos constituye como seres humanos, con nuestra vulnerabilidad a cuestas, sigue intacto. Los avances tecnológicos no evitan la fragilidad, la inseguridad, ese constante deseo de ser mejores, de salvar la dignidad que todavía, por fortuna, mueve a tanta gente.

Todo ello se transmite en una novela que trata del control, de la vigilancia, pero que en el fondo se convierte en una reivindicación de la solidaridad, palabra tan denostada por quienes prefieren hablar de  libertad, de esa libertad que debería llamarse libertinaje cuando se ejerce a favor de uno mismo y perjudica a los otros. Gopegui nos lleva a reflexionar sobre asuntos que deberían estar más presentes en las conversaciones, en nuestro día a día: ¿Por qué somos tan sumisos; por qué se nos somete con tanta facilidad; por qué compramos y compartimos lo que se nos induce a comprar y a compartir, incluidas ideas y argumentaciones? ¿Por qué no identificamos con determinadas opiniones que se nos quiere imponer; qué dinero hay detrás de los discursos que se mueven en los grandes medios? En la respuesta a estas cuestiones podemos encontrar el motivo por el que en tantos países se vota, se dota de poder a dirigentes que están lejos de llevarnos hacia mejores horizontes de futuro.

“¿Cómo se gesta una diferencia? ¿Por qué no todo es adaptación y docilidad? ¿De dónde salen las fuerzas para el rechazo? Nadie se obstina en someterse, simplemente se deja llevar. En cambio, en quien se somete puede haber una obstinación sostenida, oculta, un propósito de no claudicar que sigue latiendo, que, en contra de lo previsible, no se cansa, y un día, por azar, el motor que parecía apagado ruge, y , aunque no grita, dice un no. Un no para el que no estamos preparados porque no es instantáneo, no se disuelve, sino que continúa”, leemos parte del informe elaborado por León.

Te siguen es una novela que continúa en nuestras cabezas cuando la cerramos, abriendo más y más interrogantes, estimulando nuestras ganas de conversar sobre ella. Son muchos los tramos de la misma que nos impactan, que nos remueven. El lenguaje de la acción entra en sus páginas, pero mezclado con giros filosóficos, incluso poéticos, pues la pausa, la lentitud, la capacidad de compartir, de contemplar, de apreciar la belleza, acompaña a algunos de los personajes, caso de Casilda, que se queda prendada del parpadeo de las hojas de un árbol, que sigue siendo capaz de detenerse… Y no es fácil parar cuando todo alrededor se mueve a un ritmo frenético. 

Los activistas de la novela se organizan, imaginan y llevan a cabo inesperados actos de insumisión, de visibilización de catástrofes soterradas, de situaciones injustas. Por citar un ejemplo, en las cajas de cartón del menú en venta en algunos aviones, introducen un mensaje para concienciar de la necesidad de que “decrezca el número de vuelos que deteriora las condiciones de vida en la tierra”. Recaban informaciones perjudiciales para empresas que limpian sus activos, que imponen reducciones de personal, que están dispuestas a propiciar sacrificios ajenos con tal de no reducir su margen de beneficios. Y son espiados, controlados, detenidos, acusados de terrorismo.

Todo nos suena, está demasiado próximo. He leído esta novela después de los ensayos de Jorge Riechmann que componen su entrega Gente que no quiere viajar a Marte, y una vez más me ha sorprendido hasta qué punto, de manera casual, he elegido dos libros que dialogan estrechamente entre sí. He vuelto a ser consciente de la manera en la que el azar nos conduce a aquellos temas, libros, que nos llevan a ahondar en nuestras inquietudes. 

Las tramas se van complicando en Te siguen, los protagonistas asumen riesgos. Quienes se creen poderosos, impunes, con sus telarañas de marketing y sus técnicas avanzadas de control, son sorprendidos por quienes, unidos, organizados, cuentan como principal arma con su creatividad y entusiasmo a la hora de defender causas justas. Entra en escena el personaje de una periodista, Alma Moriano, que debe tomar partido. ¿Será capaz de hacer frente a las presiones empresariales, de contar la acción de la que ha sido testigo? 

LOS ACTIVISTAS DE LA NOVELA SE ORGANIZAN, IMAGINAN Y LLEVAN A CABO INESPERADOS ACTOS DE INSUMISIÓN, DE VISIBILIZACIÓN DE CATÁSTROFES SOTERRADAS, DE SITUACIONES INJUSTAS. Y POR ELLO SON ESPIADOS, DETENIDOS.

Me detengo en un párrafo muy significativo, que forma parte de los informes de IG3 de AMX, una especie de cuaderno de estrategias, donde se va dando cuenta de análisis, planes, logros, dificultades que deben ser superadas: “Han evolucionado desde el “Sí se puede” de hace unos años. Ahora que la conciencia de la dificultad es alta, su lema es algo del estilo: “Las batallas se tienen que dar aunque estén perdidas, porque el hecho de darlas hace que puedan dejar de estarlo”.

Y en este otro: “Conocemos mejor que nadie la aceleración constante fomentada con la intención de evitar el pensamiento reflexivo. Somos expertos en instalar la ideología de lo imparable, tecnologías imparables, guerras imparables, hechos que no se pueden evitar y a los que hay que seguir asistiendo como el espectador secuestrado que no pudiera gritar, patear, abandonar la sala, ni, por supuesto, subir al escenario e interrumpir la actuación”.

El individualismo es inducido en las sociedades consumistas, del mismo modo que la desigualdad es necesaria para que persista “el miedo a caer”. Es mucho lo que desenmascara esta novela que se convierte en una reivindicación de la acción, del activismo; que demuestra el poder de la ficción, de la literatura, para modificar nuestra mirada sobre el mundo, para hacernos ver los intereses que se ocultan tras los relatos repetidos a través de altavoces mediáticos, de redes y plataformas que nos hacen sentir importantes, satisfechos, en función del número de “likes” que recibimos al exponer las escenas de nuestra intimidad.

La trama de la vida es tan sutil, y tan feroz, y todo está tan relacionado… A veces eso es increíble. Cada especie, cada soplo de viento y grado de temperatura en el agua en equilibrio. / Pero el equilibrio se derrumba. No es que los tiempos sean difíciles, es que se precipitan hacia algo peor que el vacío a toda velocidad”, accedemos a las reflexiones de Casilda, que pueden ser las de cualquiera de quienes estamos leyendo.

Belén Gopegui. Foto C Mariú

Te siguen es una entrega que recoge el sentir colectivo. Su tema es la vigilancia, el control, pero yo prefiero verla como la novela de “los recalcitrantes”, de los que no se conforman, de los que no renuncian. Para nada comercial, es capaz de cautivar a lectores inquietos, con ganas de indagar en las aguas agitadas del ahora, en las incertidumbres que nos acompañan, en las contradicciones de sociedades sometidas a la aceleración tecnológica, abocadas a un futuro de devastación.

EL INDIVIDUALISMO ES INDUCIDO EN LAS SOCIEDADES CONSUMISTAS, DEL MISMO MODO QUE LA DESIGUALDAD ES NECESARIA PARA QUE PERSISTA “EL MIEDO A CAER”. ES MUCHO LO QUE DESENMASCARA ESTA ENTREGA TAN PEGADA AL AHORA, A LAS NOTICIAS DEL DÍA A DÍA.

Me cuento entre esos lectores. Me gustan las novelas donde los personajes exponen su manera de mirar y de enfrentarse al tiempo que viven, sus emociones y sentimientos, a la vez que sus pensamientos e ideas. Para Belén Gopegui la escritura es una manera de explorar hondamente la “frágil piel del mundo” de la que habla el filósofo francés Jean-Luc Nancy, de vislumbrar esos posibles cambios que pueden estar naciendo, llevándonos hacia otro rumbo que ojalá responda a los deseos de la gente que no se conforma, que aún cree en la fuerza de caminar juntos. 

No todo es lo mismo. Siempre ha habido que vivir entre influencias que nos envuelven y nos empujan. El problema es este momento, hay que cambiar ya de dirección (…) Importa que la barbaridad o la barbarie, o como la llames, ha cruzado nuestro límite”, deja constancia Casilda de lo que le ha dicho a Jonás en uno de sus encuentros.

Conocemos la matemática del cambio social. Los estudios se mueven en una horquilla entre el dieciocho y el veinticinco por ciento de la población para que se produzca un cambio relevante en la esfera cultural en sentido amplio”, anota León algo que le han transmitido en AMX, con todo su potencial puesto en que esa matemática no se cumpla.

Me he guardado un dato que me parece curioso, conmovedor, para el final. Llama la atención que Belén Gopegui añada su segundo apellido en la firma de este libro: Belén Gopegui Durán. Me he interesado por ello y me he dado cuenta de que es un homenaje a su madre, una enfermera y activista, colaboradora con Amnistía Internacional cuando aún no estaba legalizada en España, entusiasta defensora de los Derechos Humanos en la dictadura argentina… Hay un libro, Ella pisó la luna, en el que Gopegui cuenta la historia de su madre. Una historia que, pienso, estuvo presente, mientras construía esta novela. Una historia que seguramente ha marcado profundamente su manera de ser, de estar en el mundo y construir sus ficciones.

Te siguen ha sido publicada por Random House.


LECTURAS SUMERGIDAS


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