Mientras líderes como Nayib Bukele son invitados a cumbres de paz en Medio Oriente e incluso figuras deportivas como el presidente de la FIFA hacen presencia, Petro brilla… pero por su ausencia. El mandatario colombiano no fue convocado ni mencionado, y su intento de figurar en redes se siente como el grito desesperado de un náufrago que busca atención a cualquier costo.
Sin visa, sin Nobel, sin gobierno sólido, sin rumbo diplomático y con su reputación cada vez más golpeada, el autodenominado “líder intergaláctico” parece quedarse solo con las manos vacías.
A esto se suma que, mientras Donald Trump reaparece en los grandes medios con aplausos y titulares, Petro es noticia por escándalos de corrupción, crisis internas y los procesos judiciales que rodean a su propio hijo.
El sueño de convertirse en figura mundial se desmorona día a día. Lo que fue vendido como el “cambio” hoy es un espejo roto de improvisaciones, soledad política y un país que mira, cada vez más, con decepción a su presidente.
LENGUA CARIBE


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