GUSTAVO NARCISO PETRO
Los dioses, irritados por la arrogancia de Narciso, decidieron castigarlo. Un día, mientras caminaba por el bosque, llegó a una fuente de aguas tan claras que parecían un espejo. Al inclinarse para beber, vio su reflejo en el agua y quedó fascinado por aquella imagen que no comprendía que era la suya. Incapaz de apartarse o tocar lo que deseaba, quedó atrapado por una obsesión que lo llevó al agotamiento.
Con el tiempo, su cuerpo se marchitó junto al estanque, y en el lugar donde murió brotó una flor que lleva su nombre. Su historia se convirtió en símbolo del amor imposible y del castigo a la vanidad espiritual: Narciso no fue vencido por su apariencia, sino por la incapacidad de amar a otro ser más allá de sí mismo.
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