sábado, 11 de octubre de 2025

Las enseñanzas invisibles de Jane Goodall



Las enseñanzas invisibles de Jane Goodall sobre liderazgo y poder personal para aplicar en el día a día

Patricia Centeno

Más allá del gigantesco legado científico y su incansable lucha por salvar al planeta, Jane Goodall logró derrocar el viejo prejuicio occidental que postula la jerarquía de la objetividad por encima de la subjetividad; la mente por encima del cuerpo, la razón por encima de la emoción y lo masculino por encima de lo femenino. Y siendo subjetiva, coqueta, sensible y femenina ejemplificó uno de los liderazgos más serenos, tiernos, firmes y poderosos de la ciencia y el activismo.

Jane Goodall introdujo y defendió la subjetividad como herramienta científica: "Me dijeron que para ser una buena científica hay que ser objetiva. Por tanto, no puedes tener empatía con aquello que estudias. Eso es completamente falso. Es precisamente al ser subjetiva cuando empiezas a ver más allá". En periodismo aún te exigen objetividad. Gracias a Goodall y Francesc Burguet, sigo resistiéndome a convertirme en objeto.

En comunicación no hablada, la intuición se describe como la habilidad de un ser vivo para captar las señales no verbales y decidir en consecuencia. Las mujeres, más después de ser madres, desarrollan mayor capacidad de intuición para interpretar lo que sus bebés precisan cuando aún no pueden hablar. Es gracias a la intuición que captamos las incongruencias entre lo que se verbaliza y lo que en verdad estamos expresando sin hablar. Pese a no tener formación académica, las investigaciones de Goodall empezaron con una corazonada: "Voy a comprobar si mi intuición es correcta o no". 

Goodall no sólo demostró que los animales tienen sentimientos, también nos enseñó que la sensibilidad nos hace más fuertes. "Somos la especie más inteligente del planeta, pero nuestro cerebro se ha desconectado del corazón y por eso estamos destrozando el plantea. Sólo si mente y corazón trabajan en armonía obtendremos todo nuestro potencial".

La investigación directa de Goodall duró 20 años. La etóloga desarrolló su propio método basado en la observación paciente sobre el hábitat natural. Fue así como descubrió al chimpancé David Greybeard usando una rama despojada de hojas para extraer termitas de un montículo. Hasta entonces, la capacidad de fabricar y usar herramientas se consideraba la frontera definitoria entre humanos y animales. ¡Toma ya!

Goodall entendió que para convencer, persuadir y sumar más aliados a su causa, debía contar su experiencia en forma de historia ('storytelling' visual: los peluches de animales con los que relataba múltiples anécdotas). Pero además, supo que la denuncia y protesta social siempre tenía más apoyo (respeto) al exponerla en forma de discurso esperanzador. La queja y enfado constante funciona a corto plazo (porque desgasta y genera desconexión), pero si deseas que el recorrido de una idea, propuesta o demanda perdure, entonces tienes que encontrar la manera de contar el mensaje en positivo.

"¿Por qué deberíamos creerla? Sólo es una chica. Ni siquiera fue a la universidad. La apoyan sólo porque tiene buenas piernas y la pueden usar como chica de portada", esto es a lo que Jane Goodall se enfrentó sólo por el hecho de ser mujer y ser guapa. Sin embargo, eso no le hizo avergonzarse ni de su atractivo físico ni tampoco de las cualidades culturalmente asociadas a lo femenino (sensibilidad, subjetividad...) y que parecían desacreditarla como referencia de credibilidad. De la melena dorada a la plateada, su cabello (fuerza) atado (domesticada) en una sencilla coleta baja (relajada) la acompañó toda su vida y fue su marca estética personal.


EL PERIÓDICO


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