miércoles, 23 de julio de 2025

Thomas Bernhard / El sótano

 


Thomas Bernhard: El sótano


Idioma original: alemán
Título original: Der Keller. Eine Entziehung.
Año de publicación: 1976
Traducción: Miguel Sáenz
Valoración: muy recomendable,casi imprescindible

Ya sé que hace unas semanas de ésto de las autobiografías. Pero qué oportuno hubiera sido haber leído a Bernhard por aquel entonces. Qué soberbia coartada hubiera brindado y cuánto juego, oh, cuánto juego.


Thomas Bernhard

Porque El sótano es solo la segunda parte de una pentalogía, apenas recoge más de unos meses en la vida del escritor y, como muchos se preguntarían, a ver qué hace cualquiera que ose pensar que al mundo le interesa su vida.



Y oh, cuántas respuestas hay aquí. A esas y a otras muchas preguntas. Bernhard no necesita mucho más que estas 140 páginas para eso. Demostrando, además, que es un ejemplo perfecto de escritor puro. Sí, la cursiva es mía. O no es pureza ese estilo hostil, hosco, seco y enemigo a muerte del lectorcete de best-sellers. No es pureza el insistir hasta el hostigamiento en conceptos como la presión social, la coacción del sistema educativo, el clasismo, para que estos calen hasta el tuétano y uno piense que lo que está leyendo le cambia como lector, casi de forma irreversible. Sin que a uno se lo hayan pedido, Bernhard sacude en un punto intermedio de referencias tan dispares como la Jelinek más concreta (la que se resigna a ser leída) o el Vallejo más agrio (el que vapulea al lector incauto), allí tenemos al escritor nacido en Holanda y criado en un Salzburgo asolado por la guerra, que es el escenario donde nos encontramos al Bernhard adolescente, apenas unos meses finiquitado el III Reich, decidiendo abandonar el instituto donde está siendo inútil. Decidiendo tomar no cualquier camino sino el camino opuesto. Por lo que acude a una oficina de ocupación (al parecer las de Austria de la postguerra más inmediata sí servían para algo) y, tras desestimar mejores opciones, acaba trabajando como aprendiz en una tienda de alimentación en el poblado de Scherzhauserfeld, un suburbio de Salzburgo, tienda regentada por un curioso personaje, el señor Podlaha, músico frustrado con el que pronto simpatiza. Allí acude la gente de ese deprimido barrio a proveerse de alimentos. Tras la guerra, las provisiones escasean, pero el sótano, la tienda del señor Podlaha donde el joven Bernhard trabaja de aprendiz, es un sitio concurrido, una pequeña vía de escape para quienes acuden allí. 

El mérito de Bernhard es extraordinario. Ni una frase fuera de sitio, ni una floritura que no cumpla su función en el conjunto. Que es relatar esa etapa de su vida pero situarla en su contexto en cuatro pinceladas que solo un escritor de precisión majestuosa puede permitirse. En 140 páginas caben esos meses, pero cabe la tensión culpable del hundimiento del III Reich, la presencia de las tropas americanas, el enorme clasismo de la sociedad del Salzburgo de la época, las desgracias acaecidas en el conflicto y sus consecuencias que están por doquier (el propio Bernhard, conviviendo con su madre y su tutor, en una vivienda donde se hacinan nueve personas y dónde solo el tutor obtiene ingresos). Cabe tanto en tan pocas páginas, uno se pregunta por qué y la respuesta solo puede ser una. Jodidos genios.



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