miércoles, 30 de julio de 2025

Jerzy Kosinski, del salvajismo de la guerra a una vida de disfraces

 

El escritor Jerzy Kosinski (derecha), con el cineasta Hal Ashby, en una foto de 1979 en Estados Unidos.
El escritor Jerzy Kosinski (derecha), con el cineasta Hal Ashby

Jerzy Kosinski, del salvajismo de la guerra a una vida de disfraces




Celia Castellano Aguilera

Actualizado a

Fuera de sus páginas, la vida de Kosinski no era menos compleja. Era infiel a su segunda mujer, Kiki von Frauenhofer, una aristócrata que le abrió las puertas del mundillo artístico de Nueva York y le hizo las veces de copiadora y secretaria. Junto a ella generaba un efecto magnético allí por donde iba, y con ella acabó sus días, pero hoy no está claro que la amase, al menos no en un sentido romántico. Kiki era alguien con quien se acabaría casando "para pagarle por veinticinco años de devoción ilimitada", afirma Park Sloan. "Mantenía su vida en orden".

"Una le escucha con dudas cuando describe sus aventuras. Hay cosas más perversas que le gustaría hacer, asesinatos que le gustaría cometer, pero limita estos excesos a sus novelas", escribió la periodista Barbara Gelb en un artículo en The New York Times, poco antes de recoger estas palabras del escritor: "Por las noches me siento psíquicamente seguro porque sé cómo cuidarme".

Del rumor al artículo que selló su carrera

A la obsesión que mantenía consigo mismo, se le sumó la degradación física, fruto de la edad y los nervios, en forma de arritmias y dolores indefinidos. Además, comenzó a beber. Ron con Coca Cola, para ser más precisos. En casos como este, aparece la tentación de lanzar algún psicologismo absoluto que explique todo aquello difícil de entender desde fuera, aquello que vibra en su escritura. Varios años antes de la gran polémica, Jerzy Kosinski dejaba escrito: "¿Acaso es posible mantener más prisionera la imaginación que al niño?".


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