Lily King
XAMBUN III
19

Acaba de llegar alguien de la aldea vecina por la costa, y ha traído consigo nuevas danzas de playa. Hasta ahora las danzas de playa estaban prohibidas por los ancianos, pero esta semana todos las han aprendido. Dado que su danza estándar incluye giros rápidos e intensos del pene, imitando la copulación con una gran precisión, las nuevas danzas parecen tan inocuas como un juego infantil. Los hombres se han pintado los unos a los otros con unos elaborados diseños que no he visto ni en sus piezas cerámicas más caras. Todo el mundo se ha engalanado con sus mejores conchas, tiras y tiras de ellas, y hay que gritar para oírse con el ruido que hacen al entrechocar.
He llenado unos cincuenta cuadernos en cinco días y aun así me aburro mortalmente. Sé que soy un bicho raro, agotada por esta actividad frenética, por las visiones y por la fornicación en público. Sé que, como antropóloga, debería estar exultante al poder presenciar esta manifestación del simbolismo de su cultura. Pero no me fío de las multitudes, cientos de personas juntas, sin conocimiento y siguiendo sólo los impulsos más básicos: comida, bebida, sexo. Fen sostiene que si liberas la mente encuentras otra mente, la mente del grupo, la mente colectiva, y que ésa es una estimulante forma de conexión humana que hemos perdido al abrazar la cultura del individuo salvo cuando vamos a la guerra. Que es exactamente lo que sostengo yo.
Por no mencionar mi impaciencia por llegar a X., por poder hablar con él, para asediarlo con mis preguntas, como diría Bankson. Malun me promete que me conseguirá una entrevista en cuanto se acaben las fiestas. Ella sigue dándonos las gracias, y no parece que se convenza de que nosotros no hemos tenido nada que ver con su regreso.
Ojalá B. no se hubiera ido antes de la llegada de X. Me habría ido bien tener a alguien con quien hablar, alguien que no esté flotando por los aires, colocado con semillas de campanilla y algo que llaman honi, y quién sabe con qué más. Le he pasado una nota a Tadi para que se la dé a los kiona cuando vaya al mercado, pero no ha ido. Nadie se ha alejado del lago en más de una semana.
He llegado a pensar que esta celebración por Xambun es como un animal salvaje que se mueve para comer, pero que nunca acaba de irse a otra parte.
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