lunes, 19 de mayo de 2025

Diana Carol Forero / Poetas malditos


Ilustración de Triunfo Arciniegas



Diana Carol Forero
POETAS MALDITOS

Algunos se creyeron el cuento de que para escribir poesía había que ser "poetas malditos". Empecemos por aclarar de dónde surge el término y lo que este implica: en los versos del poema «Bendición» de Charles Baudelaire, se expresa la condición de “malditismo”, es decir, poetas que son incomprendidos, marginados por la sociedad debido a su rareza de espíritu y nunca tienen éxito. El poema de Baudelaire antecede al libro de ensayos de Verlaine publicado en 1884, en el cual se configura realmente la noción de poetas malditos. Verlaine comenta en sus ensayos su obra poética -considerándose a sí mismo como maldito-, y la de cinco compatriotas suyos: Corbière, Rimbaud, Mallarmé, Desbordes-Valmore y Villiers de L’Isle-Adam. En sentido estricto, fue esa la generación de los poetas malditos; no obstante, dicho calificativo se ha usado también para designar el estilo, la sensibilidad y la experiencia de vida de poetas como John Keats, Federico García Lorca, Alejandra Pizarnik y Edgar Allan Poe, entre otros.

Los poetas malditos se rebelaron contra las costumbres de la sociedad y los prejuicios morales, pero también contra las reglas estilísticas del arte. Practicaron un estilo de poesía transgresora, con mucha más libertad que los poetas aceptados por el entorno social. El tono de su poesía fue hermético y enigmático, sincero y desgarrador, verdaderamente revolucionario y bello, logrando percibir la belleza en ámbitos diferentes a lo acostumbrado: en temas oscuros, como la muerte, ambientes como la noche y experiencias como el dolor. Por otra parte, puede decirse que los poetas malditos esculpieron el lenguaje, pues aunque rompieron los moldes convencionales de la poesía, cuidaron con esmero las palabras, preocupados por crear metáforas fuertes y simbolismos de potente efecto en el lector. Y es que su visión sobre la poesía era trascendental: creían que en ella podrían encontrar las respuestas y la esencia de la vida.

Ok, algunos de los poetas malditos incurrieron ocasionalmente en excesos, y por ello, la bohemia, el alcohol, la depresión, el abuso, las drogas, la pobreza extrema, suelen ser elementos que se asocian a sus vidas. Pero, sumercé querido, bájese de ese bus. No se vaya a andar creyendo "poeta maldito" solo porque se la pasa fumado, ebrio y vuelto nada, escribiendo versos superficiales y cursis repletos de lugares comunes y metáforas recalentadas. La poesía de verdad, la buena poesía requiere oficio, disciplina, honestidad y un respeto absoluto por el lenguaje y mucho mayor por el lector quien es, en últimas, el destinatario final de nuestro esfuerzo. 

Si sumercé carece de todos estos atributos y no está dispuesto a asumirlos y enfrentar la labor del poeta con la entrega y compromiso que esta demanda, hágase un favor: vaya y siga metiendo cuanta porquería se le ocurra, pero no vuelva a vomitar sandeces sobre el papel. Y que gracias.

P.S. Para colmo, se las dan de "poetas malditos" y no han sabido un solo día lo que se siente ser marginados, no tener éxito o ser sinceros, su poesía es tan trivial que flota hasta en aceite y tan falta de profundidad y de tripas que asquea. Niños y niñas puppies que han pasado su vida entera posando de "artistas" y jamás han sentido vibrar el arte en cada una de sus células -y probablemente nunca lo sentirán, por más basura que se metan-. 

Fin.


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