domingo, 21 de enero de 2024

Oso de Marian Engel / Pasión animal en una isla canadiense

Las preciosas islas de la provincia de Ontario.

‘Oso’ de Marian Engel: pasión animal en una isla canadiense


Silvia Panadero

17 de febrero de 2022

Para nosotras cada día es San Valentín y qué mejor celebración que una novela que trate sobre el amor y la pasión. Eso sí, no esperen que seamos típicos pues no venimos a presentar una obra sobre amoríos a lo Diario de Noa, sino un libro sobre el acercamiento a la naturaleza, el amor por uno mismo y el sexo bizarro.




Antes de meternos en faena, un poco de contexto para poder tragar esto sin mayores dificultades. Vamos a hablar deOso, una novela publicada en 1976 por Marian Engel, escritora canadiense, que causó con esta historia una gran polémica. A pesar de las ampollas que levantó en la época, en una Canadá más aislada de lo que la conocemos tras la globalización, a Engel la hazaña le valió el Governor General’s Literary Award for Fiction de ese mismo año.

Vamos a ir en esta empresa de la mano de Lou, una bibliógrafa, a la que se le encarga ir a pasar el verano a una isla, al norte de la región de Ontario, para catalogar los libros antiguos de una casa que un misterioso coronel le ha legado a la institución para la que ella trabaja. Allí encuentra algo que definitivamente necesitaba, pero que no esperaba hallar en aquel lugar remoto.

De los escarceos con un oso

Resulta que la casa legada al instituto en el que trabaja Lou, por parte de un extraño coronel Cary, está en la isla de Cary. Para llegar Lou debe coger una barca. Homer, un señor dueño de un aserradero, un camping y una tienda de comestibles del pueblo cercano, ayuda a la bibliógrafa a establecerse. Le da consejos para poder sobrevivir, como plantar un huerto o pescar.

Homer también le desvela algo importante que viene incluido con la casa, y es que desde siempre la familia ha tenido un oso. El animal tiene su propio cobertizo tras la vivienda, donde se refugia e hiberna, y está atado allí. Exactamente como si fuera un perro o un gato, el gran oso es una mascota.

Lou tan solo tiene que alimentarlo. Homer siempre le advierte que es un animal salvaje, que no se confíe cuando esté cerca de él. Al inicio, la joven se concentra totalmente en su misión de catalogar los libros y objetos antiguos de la casa. Debe buscar una historia de interés para valorar si el lugar puede convertirse en un sitio histórico de la época de los colonos ingleses. No obstante, va descubriendo que apenas hay nada de valor allí.

Esto hace que se deje llevar por la naturaleza que la rodea. Esta protagonista es algo huraña.  Apenas tiene relaciones personales en su día a día y para ella pasar el verano en este sitio aislado es una delicia. Empieza a salir a nadar al río con el oso, al que lleva de la correa para que no se escape. Poco a poco, bestia y bella establecen un vínculo. El oso incluso entra a la casa cuando Lou trabaja y se arrebuja cerca de la chimenea (en Canadá hace frío aunque sea verano, amigos).

Oso, de Marian Engel.

En Lou el oso produce una mezcla de sentimientos. Por un lado, le tiene miedo y respeto. Es un animal salvaje y, por tanto, impredecible, que podría arrancarle la cabeza de un zarpazo. Por otro, se siente atraída por su pelaje, por su pasividad y tranquilidad.

Así las cosas, Lou pierde gran parte del pavor que siente hacia el úrsido y, como si este la recompensara por tratarle bien,acaban teniendo una relación carnal bastante curiosa, pero también natural, espontánea y que no desentona en el relato de la autora.

El oso como símbolo sagrado

No es de extrañar, por otra parte, que Engel eligiera al oso como el animal protagonista de esta historia. Un oso despierta empatía en un humano, nos parecemos (más que a un gato, un lagarto o una mosca) y uno casi puede olvidarse de su extraordinaria fuerza cuando lo ve pastando o durmiendo tranquilamente.

Este es un animal imponente que denota poder. Quizá por eso es el símbolo de muchas banderas, escudos y ciudades. Como ejemplo tenemos la bandera del estado de California (Estados Unidos); tanto en la bandera como en el escudo de la ciudad de Berlín aparece. Y el escudo de la villa de Madrid es el famoso oso y su madroño.


Escultura del oso y el madroño de Madrid.
Escultura del oso y el madroño de Madrid.

Además de eso, la novela tiene lugar en Ontario, cuyo escudo está timbrado con la imagen de un oso negro colocado sobre una corona y flanqueado por un alce y un ciervo. Canadá está poblada de osos y para muchos sigue siendo un símbolo sagrado.

De hecho, Lou, mientras revisa los libros antiguos que hay en la casa del coronel Cary, no deja de encontrar en su interior notas que hablan sobre osos. Una de ellas reza: “El hijo de una mujer y un oso es un héroe con la fuerza del oso y la inteligencia del hombre. – Antigua leyenda finlandesa”.

La vinculación de la familia Cary con los osos en la novela es fuerte. Se dice en varias ocasiones que en esa casa siempre ha habido un oso, desde hace cien años o más. Corren leyendas por el pueblo que dicen que la isla de Cary está encantada y que es una mala influencia (quizá esto consecuencia del puritanismo de la época) y parece que la relación entre Lou y el oso estuviera envuelta en un halo de magia y brujeríaen ciertos puntos del relato.

Romper con la representación femenina de la época

La novela de Engel presenta a una mujer que rompe con los estándares de feminidad del momento (que en parte se siguen conservando hoy en día ocultos bajo capas de modernidad no muy gruesas). Lou no es una mujer al uso para la época, no presta especial atención a su piel o a su ropa, no se preocupa obsesivamente por la limpieza, es capaz de vivir sola sin relaciones profundas con hombres, es independiente y fuerte.

Esto hace que la protagonista no haya podido tener una relación sólida con el género opuesto. Ellos prefieren a una persona más sumisa (y joven) que se encargue de las tareas y cumpla con su función de ama de casa sin rechistar. Algo que, entendemos, era bastante común en la época en la que Marian Engel publicó Oso, las mujeres empezaban a despertar y tener ambiciones más allá del matrimonio y la familia.

Lou, no obstante, no se resigna a ser esta ama de casa modelo y arquetípica y aplica el gran refrán español más vale sola que mal acompañada. Demuestra de este modo su independencia y su fuerza para no plegarse a las presiones sociales de antaño.


Oso, de Marian Engel. Editorial Impedimenta.
Oso, de Marian Engel. Editorial Impedimenta.

Ahora bien, cuando aparece el oso la cosa cambia para Lou. Para empezar comienza a descubrirse a sí misma y esto lo hace aproximándose a la naturaleza, viviendo con lo básico. Algo que termina acercándola irremediablemente a la bestia salvaje. El factor miedo juega un papel importante por el morbo que implica. Este caldo de cultivo culmina en una relación entre Lou y el oso que va más allá de lo sexual. Lou establece su primera relación entre iguales.

Lo que se forja entre la humana y el animal es puro. Se ofrecen el uno al otro sin reservas y sin pedir nada a cambio. Ella lo trata bien desde el principio, le da libertad, esto hace que él la recompense (y de qué manera). Actúan de la forma en que lo hacen siempre para favorecer al otro. La autora pone en cuarentena las relaciones entre las mujeres y los hombres. Se pregunta, casi interpelando al lector, por qué no es posible tener una relación sana (que no esclava) con el género opuesto.


Oso, de Marian Engel.
Oso, de Marian Engel.

La obra de Engel es sobre todo el relato de una mujer que encuentra en lo salvaje, en la naturaleza animal, aquello que no ha conseguido hallar en los hombres. En el contexto de la novela, por lo que la protagonista nos cuenta, no existe la igualdad en las relaciones hombre-mujer y eso hace que Lou se revele. El libro reivindica esto, la necesidad de ser iguales, algo que Lou parece conseguir hacia el final de la trama.  

Pese al estilo directo y descriptivo de Marian Engel, merece la pena adentrarse en las páginas de Oso. La historia cala poco a poco, si bien la lectura es placentera y ligera, se demuestra que el argumento tiene mucha más profundidad de lo que se pueda pensar y es más que una novela erótica, tal y como se la ha catalogado.

Un apunte sobre la vida de Engel

Marian se acababa de divorciar cuando comenzó a escribir Oso. Su idea era hacer una novelita pornográfica que le diera algo de dinero para poder atender a sus hijos (ya se sabe que un divorcio no solo merma las ilusiones amorosas, sino también la cuenta bancaria). No obstante, las páginas subidas de tono se le fueron yendo de las manos y acabó contando una historia que ni ella misma sabía que podía contar


Marian Engel. Oso.
Marian Engel.

Realmente, Engel terminó hablándonos de su divorcio, de por qué no había funcionado su matrimonio. Esto son, por supuesto, elucubraciones de esta que os escribe, pero no sería de extrañar que la relación entre la autora y su pareja hubiera estado herida de muerte precisamente porque ella se revelara ante el pronóstico de ser una mujer florero y ama de casa a jornada completa.

Las ideas a este respecto que la escritora transmite en la novela llevan a pensar que es así, que nos narra su historia con los hombres en una época en la que primaban más las apariencias que los sentimientos y en la que ellos tenían derecho a todo y ellas a casi nada.


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