PETRO, EL ESTILO ES EL HOMBRE
“¿QUÉ PENSARÍA USTED SI LEE EL SIGUIENTE TRINO —DEL QUE SOLO REPRODUZCO UNOS POCOS APARTES— ESCRITO POR ALGUIEN QUE YA PASÓ POR UNA UNIVERSIDAD?
“Ya sabía. La biblia dice que no desearás a la mujer de tu prójimo, en Colombia se olvida muchas veces, pero no los hombres de armas; porque sabemos que si pasé eso, se incumple, y no por los ataques de celos armados, sea de hombres o mujeres; donde pueda desapercer, como militar tonto: sino porque, demuestras que eres desleal, y un militar no puede ser desleal, porque si lo fuera con su compañero de armas, traicionaría, no sólo a él, sino a su mujer amada, a su corazón, la parte más amada de su ser. (...), y porque te puede enseriar como oficial del M19, el oficial de Bolivia, que solo acostarís a una mujer, ya no solo por el placer que produces, porque no sabes seducir, como el caballero y porque no eres guerrero milenario, y no sabes defender el hogar, los hijos, la cueva, después de la cacería...”
Pues, como mínimo, e independientemente de su contenido, que la persona que se invirtió en educarlo se perdió. Porque se trata de un galimatías, de un texto errático, con la peor puntuación y la más desvertebrada sintaxis. Pero resulta que este no es el texto de cualquier ciudadano, sino, ni más ni menos, el de un presidente de la república, que lo escribe para que lea el "pueblo" al que dice respetar.
No me interesan especular sobre las causas o las razones que llevan a alguien, ilustrado o no, a escribir de manera tan caótica y desarticulada un texto público. Me interesa, en cambio, lo que el hecho transmite. En primer lugar, una verdad de Perogrullo: que detrás de palabras así sólo puede haber un pensamiento confuso, porque se escribe y se habla como se piensa. Y, en segundo término, que esa persona no valora su lengua, la que en vez de explorar en toda la riqueza que encierra, maltrata de una manera infame; pero tampoco valora a su interlocutor, que se merece un discurso coherente.
He escuchado a los colombianos nos reírnos o criticar cada tres días mensajes así, escritos por el presidente: ¿son pies ni cabeza, llenos de errores digitales, ortográficos, gramaticales? ¿No lo vimos diariamente jactarse de ser un hombre culto, capaz de citar a Hegel y a García Márquez, a Foucault, a Deleuze y a Antonio Negri? ¿Puede un lector verdarero expresarse por escrito como un analfabeta? ¿En un país donde clama día a día por una educación de calidad, qué señales se envía al "pueblo" con un ministro de Educación y un presidente que escribe como escribe?
Vivimos de mitos. Uno de ellos es que Gustavo Petro es un hombre culto; otro, que es buen orador. ¿Cómo podemos decir eso cuando no ha entendido los discursos de estadistas como Alberto Lleras o Eduardo Santos o los del mismo Gaitán, a pesar de cierta espectacularidad populista? ¿Es un buen orador el que llena sus intervenciones de clichés, metáforas de pacotilla y de estrellas? Pero no se le pide al "Seño" mensajes concretos, claros, sin retorcimientos. Pero no, tenemos esperanza. De razón decía Buffon que el estilo es el hombre”.

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