miércoles, 18 de septiembre de 2024

Persiguiendo los sueños de Kenzo, la retrospectiva del modista japonés

 

Kenzo
Kenzo pinta su primera tienda en París con motivos selváticos inspirados en la obra de Henri Rouseeau en 1970.HIROYUKI IWATA


Persiguiendo los sueños de Kenzo, la retrospectiva del modista japonés que trascendió fronteras, culturas y géneros

La Tokyo Opera City Art Gallery estrena una exposición con 83 trajes originales, pinturas, fotografías y muchos bocetos que reconstruyen una biografía marcada por el lema personal del eternamente sonriente diseñador que residió más de medio siglo en Francia: “El mundo es bello”



GONZALO ROBLEDO
Tokio - 05 JUL 2024 - 22:45 COT

Una nueva exposición retrospectiva de Kenzo Takada, el modista japonés que residió más de medio siglo en Francia, donde falleció por coronavirus en octubre de 2020 a los 81 años, ha abierto sus puertas este fin de semana en la Tokyo Opera City Art Gallery. Titulada Takada Kenzo, Chasing Dreams (Persiguiendo sueños), se trata de un recorrido por la biografía de un innovador que poco después de llegar a París, el 1 de enero de 1965, lanzó una revolucionaria propuesta de siluetas holgadas y motivos florales vibrantes, presentes tanto en el quimono japonés como en las indumentarias africanas.

“Sus sueños trascendieron fronteras, culturas y géneros”, explica la comisaria de la exposición, Sunao Fukushima. “Kenzo sugirió un nuevo estilo de ropa fuera de la tradición cultural eurocéntrica”, añade, y cita el periplo de seis semanas de Kenzo en un buque de carga hasta Francia, cuyas paradas en puertos de Hong Kong, Vietnam, Singapur, Sri Lanka, India, Yibuti, Egipto y España le ayudaron a consolidar su concepto ecléctico de la moda.

Un total de 83 trajes originales, pinturas, fotografías y una película, además de muchos bocetos de vestidos, reconstruyen una biografía marcada por su lema personal: el mundo es bello. El diseñador japonés apropiaba formas y estampados propias de una minoría, muy alejada de la Europa de entonces, postrada ante la rigurosa elegancia de cinturas ceñidas y colores planos de Yves Saint Laurent y Dior. “Buscaba puntos en común entre los trajes étnicos de todo el mundo y, por supuesto, también incorporó las tradiciones europeas”, añade la comisaria. Fukushima señala la pieza emblemática de la exposición: un vestido de novia hecho con cientos de cintas multicolores compradas por el diseñador a lo largo de 20 años, a menudo en el Mercado de las Pulgas de París.

Al ser preguntada por su aspecto favorito de la moda de Kenzo, una de las primeras visitantes a la exposición, Sae Suzuki, señala su manera de combinar colores vistosos. “Juntaba colores estridentes y los hacía compatibles gracias a la proporción y la forma en que los distribuía en un vestido”, afirma.

Diseño de Kenzo ganador del VII Premio SO-EN 1960.
Diseño de Kenzo ganador del VII Premio SO-EN 1960.

Kenzo nació en 1939 en Himeji, una ciudad a 90 kilómetros al oeste de Osaka, famosa por tener uno de los castillos medievales mejor conservados de Japón. Desde pequeño estuvo en contacto directo con la exuberancia floral de los quimonos y sus texturas exquisitas gracias a que su familia tenía una casa de té, una especie de tasca exclusiva donde se ofrecían espectáculos de música y baile con geishas ataviadas con fastuosas versiones del traje nacional nipón. Empezó estudios de Literatura en la vecina ciudad de Kobe y los abandonó motivado por la inauguración de cursos de moda abiertos a los varones en el Bunka College of Fashion de Tokio. En 1961, aún como estudiante, ganó el prestigioso premio de moda So-En con un traje de dos piezas color marfil de inspiración parisina, acentuado con una blusa y un sombrero florido en tonos turquesa.

Más tarde, fue contratado por los grandes almacenes Sanai y estuvo diseñando ropa infantil hasta que le anunciaron que el apartamento donde vivía sería demolido para dar paso a las instalaciones de los Juegos Olímpicos de Tokio 1964. Los inquilinos recibirían como indemnización 11 meses de alquiler que él decidió usar para viajar a París, y eligió la ruta marítima por recomendación de uno de sus maestros, que le dijo: “Verás muchas más cosas”.

Takada Kenzo en 2016.
Takada Kenzo en 2016.THE MAINICHI NEWSPAPERS

Sus inicios no fueron fáciles pues, pese a llegar a Europa en medio del auge de la cultura hippie, con sus ideales de vida comunitaria, paz y amor, se enfrentaba al reto de ser un extranjero venido de Asia que intentaba conquistar el corazón de la moda francesa. Echó mano de su experiencia con trabajos comerciales y empezó a vender bocetos de ropa en tiendas y grandes marcas como Louis Féraud.

De forma paralela trabajaba en sus diseños personales y en 1970 abrió una tienda en un diminuto local en la Galería Vivienne que decoró él mismo con motivos selváticos en el estilo primitivista de Henri Rousseau, conocido como El aduanero (1844-1910). A la popularidad de la tienda contribuyó la aparición en la portada de Elle de uno de sus vestidos cosido con telas de motivos tradicionales japoneses. También ayudó el montaje, inusual para la época, de un desfile de moda con muchos modelos saltando y bailando para dar realce al volumen de la ropa.

Taje de novia hecho con cintas coleccionadas por Kenzo durante 20 años de la coleccón otoño-invierno 1982-1983.
Taje de novia hecho con cintas coleccionadas por Kenzo durante 20 años de la coleccón otoño-invierno 1982-1983.RICHARD HAUGHTON

El nombre de la tienda, Jungle Jap, (Jungla Japonesa), hacía referencia a la unión de sus conceptos favoritos. También fue un intento fallido de despojar el diminutivo Jap de la connotación peyorativa que había adquirido en inglés norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial. Grupos cívicos japoneses en Estados Unidos protestaron por su uso y en 1976, Kenzo recurrió a su nombre de pila como la marca con la que desarrollaría una fecunda y lucrativa carrera, reconocida además en su patria adoptiva con repetidos premios institucionales, entre ellos el de caballero de la Orden de las Artes y las Letras en 1984.

Regresaba a Japón regularmente para comprar telas y cuando ya era un profesional consagrado hacía de jurado en concursos de moda como el So-En. Pero su patria siempre fue Francia, tierra natal de su compañero sentimental de toda la vida, Xavier de Castella, fallecido en 1990.

En 1993, Kenzo vendió su marca al gigante de la moda francesa LVMH y se centró en la perfumería y la decoración. A lo largo de su vida, también tuvo estrecha amistad con otros grandes diseñadores japoneses como Junko Koshino, compañera de curso en el Bunka College of Fashion, e Issey Miyake (1938-2022).

Diseño de la colección de otoño-invierno 1984-1985. Foto de archivo del Bunka Gakuen Fashion Resource Center.
Diseño de la colección de otoño-invierno 1984-1985. Foto de archivo del Bunka Gakuen Fashion Resource Center.

Fukushima, la comisaria de la exposición, destaca la personalidad de un hombre afable que siempre transmitió alegría. Señala la fotografía en blanco y negro de Kenzo en su primera tienda, encaramado en una escalera pintando un mural con la expresión triunfal de un niño travieso que se ha salido con la suya. “La mitad de su rostro siempre estuvo ocupada por esa sonrisa”, recuerda.


EL PAÍS 

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