Feria del Libro de Buenos Aires 2014 Foto de David Fernández |
‘Batucada’ literaria en Buenos Aires
Quino abre la 40ª Feria del Libro, que homenajea a los autores de São Paulo
Tras dos años de ausencia, España vuelve a la cita
FRANCISCO PEREGIL Buenos Aires 26 ABR 2014 - 00:13 CET
En la ciudad que alberga un buen manojo de las más bellas librerías de América, en la misma urbe donde los cafés parecen bibliotecas de tanta gente como se engolfa en la lectura, comenzó el jueves la Feria del Libro de Buenos Aires. Durante tres semanas buena parte de la cultura argentina gravitará alrededor de los 45.000 metros cuadrados donde se ubica el predio de La Rural. Ese mismo espacio donde en otra época del año los ganaderos muestran sus mejores sementales ahora se verá invadido por ese invento que Jorge Luis Borges llamó el instrumento más asombroso del hombre, una extensión de la memoria y de la imaginación. El libro.
Hasta el 12 de mayo irán llegando cientos de escritores que se repartirán entre más de mil actividades. Una vez más, como cada año, más de un millón de personas pagarán por entrar en la Feria. No es muy caro el precio: 25 pesos (unos dos euros) vale la entrada los días laborables y 40 los festivos. Pero hay que pagarlo. Y el público no suele fallar. Así lo ha venido haciendo durante décadas hasta completar 40 años que son los que cumple esta semana la Feria.
El encargado de abrir la fiesta fue el padre de una niña que también anda de celebraciones, ya que el próximo 29 de septiembre su hija cumplirá los 50 años de vida: el dibujante Joaquín Salvador Lavado, alias Quino, creador de Mafalda. Quino encontró una razón muy sencilla para explicar la vigencia de su personaje: “El mundo comete los mismos errores”.
Hoy acude Arturo Pérez Reverte para charlar sobre su última novela, El francotirador paciente, junto a su amigo el periodista y escritor argentino Jorge Fernández-Díaz. Y mañana mantendrán un diálogo el estadounidense Paul Auster y el Premio Nobel sudafricano J.M. Cotzee. La conversación será una especie de epílogo del cruce epistolar que ambos mantuvieron entre 2008 y 2011 y cuyas cartas dieron lugar al libro Aquí y ahora.
Irán llegando también la novelista española Almudena Grandes, el cubano Leonardo Padura, el mexicano Mario Bellatin, el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, los chilenos Pedro Lemebel y Diamela Eltit, el boliviano Edmundo Paz Soldán, el colombiano Darío Jaramillo, el puertorriqueño Eduardo Lalo y el peruano Iván Thays, entre muchos otros. Para aquellos que se hayan quedado con ganas de saber algo más sobre Gabriel García Márquez, el novelista y periodista de este diario Juan Cruz pronunciará una charla sobre el Nobel colombiano.
Pero la auténtica avalancha de artistas llegará desde la urbe más poblada de América. El año pasado la ciudad invitada fue Amsterdam y esta vez será São Paulo. Y con São Paulo aterriza toda la vitalidad de lo que se dio a conocer como la “literatura de la periferia”. No podía faltar a la cita Ferréz, nombre artístico del padre de ese movimiento. Ferréz, o Reginaldo Ferrera da Silva, nació en 1975 en una favela de São Paulo donde poco a poco se le fueron muriendo casi todos los amigos de la infancia. Su madre, después de limpiar casas, escribía versos como este en los paños de cocina: “El corazón de los otros es una tierra por donde nadie camina”. Él decidió seguir viviendo en la favela de Capão Redondo, publicó en 2003 la novela Manual Práctico del odio, creó un centro cultural en el barrio y acuñó el término de “literatura periférica” bajo el lema “oro mundial de jóvenes negros y de pobres”.
A partir de Ferréz se empezaron a organizar en la ciudad decenas de “saraos”, una especie de tertulias de creadores organizadas generalmente en bares de São Paulo reconvertidos en centros culturales. A la Feria llegarán cuatro saraos con 25 integrantes cada uno. Y además, van a concurrir escritores tan heterogéneos como Heloísa Prieto, Reinaldo Moraes, Juliana Frank, Ricardo Lisias, Arnaldo Antunes y Luiz Ruffato.
Gabriela Adamo, directora de la Feria, recuerda que en Argentina, después de la crisis de 2001, también surgieron cooperativas donde se intercambiaban cualquier tipo de alimentos, objetos o ideas. “Ahí se se empezaron a dar clases de teatro y se recuperó buena parte de la cultura argentina”, recuerda Adamo. “Esta literatura periférica de São Paulo tiene un sentido similar: recuperan barrios en crisis a través de actividades culturales. Me parece muy interesante el trabajo de las pequeñas y jóvenes editoriales brasileñas que publican estos libros. Y también las que lo están traduciendo en Argentina. Hay una, Corregidor, que ha hecho las 40 ferias con nosotros. Sigue siendo una editorial pequeña, pero muy metida en esta movida novedosa y joven”.
Pero la fiesta no se detiene solo en Brasil. “Si se imprimiera todo el programa de actividades ocuparía 75 páginas”, señala la directora de la Feria. “Tener en el primer fin de semana a Pérez Reverte, Auster y Coetzee ya es un logro inmenso”. Adamo se muestra contenta de que España haya vuelto a la Feria. “Hace dos años que no venía. La versión oficial es que su ausencia se debía a la crisis económica de España. Pero una feria internacional del libro en Latinoamérica sin la presencia de España era un despropósito”.
Adamo no disimula la alegría ante la llegada del capítulo 40º. “Cumplir 40 años sin interrupciones en un contexto como Argentina es algo digno de festejarse. Crecer y sumar el compromiso del público es un motivo de gran orgullo y alegría. Y eso es lo que estamos transmitiendo en la Feria”.
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