sábado, 31 de marzo de 2018

Vargas Llosa / Recuerdo de Luis Loayza



Mario Vargas Llosa

Biografía

Recuerdo de Luis Loayza

Lucho era un espléndido escritor, pero secreto, de lectores tan lúcidos y sensibles como él mismo. Nunca será “popular”, pero tendrá siempre seguidores


31 de marzo de 2018

Estuve tratando de recordar cuándo había venido al cementerio de Père-Lachaise por última vez antes de esta mañana y creo que fue en 1960, para la cremación de los restos de la viuda de Trotski, Natalia Sedova, porque quería escuchar a André Breton, que era uno de los oradores. Ahora estoy aquí para una ceremonia parecida, en la que vamos a despedir a Luis Loayza, que fue uno de mis mejores amigos.

Queremos tanto a Juan Marsé / Cultura, turismo, desposesión

¡Queremos tanto a Juan Marsé! Cultura, turismo, desposesión

Queremos tanto 

a Juan Marsé

Cultura, turismo, desposesión

Javier Lucena
31 de marzo de 2018

Decía Juan Marsé hace ya bastante – cito de memoria – que cultura es poder bajar al parque a fumarse un cigarrillo tranquilamente y luego acercarse al bar a tomar una caña en la barra, mientras se charla con los parroquianos. Confieso que si recuerdo esas declaraciones suyas al cabo de tanto tiempo es porque entonces me dejaron más dudas que certezas y no entendía en aquel entonces qué podía tener que ver la cultura con aquello que decía Marsé. Son esas palabras que nos interpelan y nos quedamos rumiándolas hasta comprenderlas. Y así fue como luego, más tarde – uno es así de torpe y lento – terminé por entenderlas y apreciar cada vez más su honda verdad. Allí donde no es posible un entorno amable y sociable, no cabe la cultura. Podrá haber sucedáneos, petrificadas piezas folclóricas, esculturas decimonónicas instaladas en pleno siglo XXI de aguadoras y regadoras, palacios vacíos o museificados, momias de todo tipo, pero no cultura, que es y no puede ser otra cosa que un ser vivo, relacional.
En cualquier caso, la cultura suele tener siempre en los discursos públicos una valencia positiva, muy positiva. Pero en realidad, la cultura es uno más de los campos de batalla en que se dirimen los diversos conflictos que atraviesan nuestras sociedades: conflictos de clase, de género, generacionales, identitarios… Tendríamos que preguntarnos, pues, qué conflictos atraviesan nuestra cultura. Si, por ejemplo, las Caballerizas Reales sirven a los señoritos del caballo y grandes grupos hosteleros o si se convierten en un gran centro de dinamización y activismo cultural de los creadores cordobeses y de artistas invitados. Si el patrimonio es sólo un bien para exhibir turísticamente o es también una fuente de estudio, conocimiento y documentación, pero sobre todo de encuentro ciudadano.
Porque mucho me temo que el turismo es hoy el vehículo por el que el capitalismo neoliberal ha penetrado en la cultura y en las ciudades. El derecho a la ciudad desaparece bajo el impacto de un turismo desbocado que escapa a casi toda regulación, una burbuja alimentada por el papanatismo de la promoción institucional, que sólo persigue un objetivo: “crecer, crecer, crecer..” La cantidad por encima de la calidad, lo masivo e invasivo sobre lo acompañante y respetuoso. El gran evento, la magna exposición, el magno acto callejero pensado para atraer turismo y no para el crecimiento cultural de nuestra ciudadanía. Los títulos – Patrimonio de la Humanidad – como condena, como amenaza y no como garantía de preservación (véase la Fiesta de los Patios) Si piensan que exagero, las propias fuentes del sector hablan de que entre 2011 y 2018 se ha pasado en Córdoba de 6 a 2.271 viviendas turísticas, el 90% en la capital…y subiendo. Y las plazas hoteleras han crecido en los últimos diez años un 40%… y creciendo también.
La gentrificación no es sino un anglicismo para describir un proceso de desposesión – otro más, como el de los desahucios -, un proceso por el cual clases de alto poder adquisitivo desplazan a las humildes poblaciones populares originales de los barrios afectados. La turisficación es un proceso similar, pero en vez de sustituir a unas clases por otras, sustituye vecinos y vecinas por turistas. Cuando la vivienda y el espacio público devienen mercancía especulativa, es lo que termina por pasar. Malas condiciones para la vida cotidiana, para el descanso y el difrute de la calle, encarecimiento de los productos de primera necesidad, desaparición del mercado de cercanía, alquileres estratosféricos… que terminan en desposesión. El parque, la plaza en calma, el banco tranquilo donde echar un cigarro o descansar, el bar para charlar con los parroquianos… la cultura, que decía Juan Marsé, se esfumó. Y si el vecindario se levanta contra el atropello, si reclama participación y democracia en la ordenación turística, se le criminaliza con el neolenguaje, acusándolo de turismofobia.
Pero es que esos turistas que vienen buscando la autenticidad de la Córdoba histórica, pueden terminar por encontrar piedras, patrimonio fantasmagórico… encontrarse con Córdoba pero no con los cordobeses, una experiencia reducida a un cruce de turistas con turistas. Un escenario más donde mostrar y mostrarse para hacerse un selfie y colgarlo en la red, para sostener ese estatus turístico de la nueva clase media cosmopolita. El turismo como itinerario entre fantasmagorías que pueblan un paraíso…. el paraíso fiscal en el que maltributan las multinacionales que mueven el negocio: el B&B y sus 54.000 euros y 21 trabajadores declarados en España, mientras mueve sus sumas millonarias de negocio a Irlanda y otros agujeros de la evasión fiscal, según el urbanista Carlos Hernández Pezzi.
El derecho a la ciudad, el derecho a la cultura, pisoteados por una minoría especulativa que deja tras de sí migajas… Por esa y otras muchas razones, algunos queremos tanto a Juan Marsé. ¿Y usted?



Julia Kristeva / Acusada de espía del régimen comunista de Bulgaria


Julia Kristeva, en enero de 2013. 


La filósofa Julia Kristeva, acusada de espía del régimen comunista de Bulgaria





La lingüista, exiliada en Francia desde 1965, desmiente la denuncia y la tilda de “grotesca"


ÁLEX VICENTE
París 30 MAR 2018 - 01:07 COT

La filósofa, lingüista y psicoanalista Julia Kristeva, una de las principales figuras intelectuales de la Francia de las últimas décadas, acaba de ser acusada de haber actuado como espía para el régimen comunista de Bulgaria, país donde nació en 1941. El semanario francés L’Obs ha publicado esta semana la ficha de los servicios de espionaje que demuestra que trabajó como "agente y colaboradora" a su servicio. Según ese documento, la policía secreta la alistó en 1971 y rebautizó con el seudónimo de Sabina. Kristeva  se exilió en Francia en 1965 con una beca de estudios, siendo hija de una familia no afiliada en el Partido Comunista. Según su versión, su padre fue asesinado en un hospital búlgaro a finales de los ochenta. Oficialmente, su país natal la consideró una “renegada de la patria”, lo que no impidió que regresara a Bulgaria durante una visita oficial de François Mitterrand, en 1989.
La intelectual no ha tardado en negar con firmeza estas acusaciones. "Alguien quiere perjudicarme", declaró a L’Obs el pasado miércoles, tildando la inculpación de “grotesca y falsa” y de “delito contra el honor” que perjudica la consideración de su obra. La lingüista asegura haber sido “objeto de vigilancia” por parte de los servicios secretos, lo que podría explicar la existencia de un dosier sobre su persona. Sin embargo, la ficha menciona explícitamente que fue “reclutada” por el teniente Ivan Dimitrov Bojikov en junio de 1971. El nombre y la fecha y lugar de nacimiento coinciden con los de Kristeva. Sin embargo, el documento no apunta cuánto tiempo duró la colaboración, ni si fue remunerada por los servicios prestados.
Esta ficha reemerge ahora a causa de una verificación realizada por la revista Literaturen Vestnik, para la que Kristeva aspiraba a trabajar. Según la normativa en vigor, los medios búlgaros tienen la obligación de comprobar y hacer público el pasado de todo periodista nacido antes de 1976 en caso de haber apoyado al régimen. Los archivos de la era comunista fueron parcialmente desclasificados en 2006. Desde entonces se puede acceder al listado de políticos, diplomáticos y figuras públicas que colaboraron con la Darzhavna Sigurnost, una de las mayores redes de espionaje de la Guerra Fría, implicada en casos como el intento de asesinato de Juan Pablo II o la muerte del disidente Georgi Markov, envenenado con una jeringuilla escondida en la punta de un paraguas. En su día, los servicios secretos búlgaros contaron con una red de 100.000 agentes e informadores.
A través de esta polémica, la realidad y la ficción vuelven a solaparse. En su reciente novela La séptima función del lenguaje (Seix Barral), Laurent Binet se inventaba un pasado de espía para Kristeva, dentro de la investigación sobre el asesinato ficticio del semiólogo Roland Barthes que relataba su libro. “Sé que la realidad supera a menudo la ficción, pero preferiría que no supere mis ficciones. Encuentro que sería un poco vejatorio para mi imaginación”, reaccionó Binet en un correo electrónico.
Kristeva formó parte del círculo de la revista Tel Quel, de inclinación maoísta, junto a su marido, el escritor Philippe Sollers. Para ese grupo, la revolución en el mundo debía ir acompañada de una revolución en las ciencias sociales. Kristeva es conocida por su estudio de asuntos como la migración, la alteridad o la depresión. Como teórica de la literatura, se distinguió al enunciar la noción de intertextualidad. También es uno de los principales exponentes de la escuela feminista surgida del ámbito académico francés, junto con Hélène Cixous y Luce Irigaray. Kristeva es profesora emérita de la Universidad París-Diderot y profesora invitada de Columbia. Además, es doctora honoris causa por Harvard y comandante de la Legión de Honor en Francia.

Julia Kristeva / Teoría, proceso e interpretación del sentido



Julia Kristeva


Julia Kristeva: teoría, proceso e interpretación del sentido

Douglas Bohórquez
Universidad de los Andes. Núcleo Universitario «Rafael Rangel». Trujillo

Originaria de Bulgaria donde nació en 1941, Julia Kristeva se instala en el horizonte intelectual francés a partir de la publicación de un libro profundamente audaz y renovador que despertará la atención y la polémica en Francia pero también en otras partes del mundo donde se discuta sobre las últimas tendencias de la crítica literaria y semiótica. Nos referimos a Semiótica. Investigaciones en torno al semanálisis (Kristeva, 1969b). Kristeva había llegado a París en 1965 con una beca de estudios, en el marco de acuerdos franco-búlgaros con la intención de obtener su doctorado de tercer ciclo en literatura francesa y comparada. Ingresa a la Escuela Práctica de Altos Estudios y sigue cursos con Lucien Goldman quien dirige su doctorado de tercer ciclo sobre los orígenes del discurso novelesco en Francia.

El Mecanismo / La trama de la nueva serie de Netflix no supera la realidad


El Mecanismo
Neflix

O Mecanismo’, la trama de la nueva serie de Netflix no supera la realidad

La historia es dinámica y, a veces, intrigante, pero la serie comete errores que la fotografía, el ritmo y la elogiable actuación del elenco no han conseguido compensar


Netflix acaba de estrenar su última producción y no va a escapar de la polémica. La serie O Mecanismo, de José Padilha, creador brasileño de Narcos y de Tropa de Élite 1 y 2, trae al mundo de las series la Operación Lava Jato, la investigación contra la mayor trama de sobornos de Brasil, una historia que mantiene en vilo a los brasileños desde marzo de 2014.
La primera temporada desmenuza los orígenes de la investigación cuando dos policías, Ruffo y Verena, se proponen acabar con el negocio millonario de un astuto delincuente especializado en lavar dinero. En su batalla, trabada –no sin roces– con la Fiscalía y un juez tenaz y vanidoso, descubren que el mecanismo corrupto es mucho mayor de lo que esperaban y llega a los despachos de diputados, partidos políticos, funcionarios públicos y de los principales constructores del país.
Los primeros ocho episodios de esta serie, que en España se ha titulado Túnel de corrupción, son un thriller policíaco alimentado por una investigación llena de obstáculos narrados –como es habitual en Padilha– por la voz en off de los policías protagonistas.
La historia es dinámica y, a veces, intrigante, aunque boicotea con la narración parte de su suspense. Pero la serie comete errores que, para sus espectadores brasileños, la fotografía, el ritmo y la elogiable actuación del elenco no han conseguido compensar.





‘O Mecanismo’, la trama de la nueva serie de Netflix no supera la realidad


Desde antes de su estreno hay un claro esfuerzo de los productores en demostrar su imparcialidad en un asunto que ha dividido al país entre los defensores de acabar con la corrupción a cualquier coste y los que denuncian abusos policiales y judiciales en una contienda en la que todo vale. La serie recoge referencias repetitivas sobre un mecanismo sin ideologías, que no entiende de derecha o de izquierda, pero mientras el guion pasa de puntillas por algunos personajes, las adaptaciones dramáticas se recrean generosamente en otros. Esa adaptación de los hechos reales puede confundir al espectador menos informado y más aún a cualquier extranjero que no haya seguido ni de lejos esta telenovela política.
El guion, por ejemplo, pone en boca del personaje que encarna al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva una frase que no es suya. Preocupado por el avance de las investigaciones, el personaje de Lula dice a su ex ministro de Justicia que “hay que acabar con esta sangría”. Sería apenas un recurso dramático si no fuese porque ese diálogo quedó inmortalizado al llegar a las televisiones de todos los brasileños. Y no era Lula el interlocutor, sino uno de sus ahora enemigos políticos, impulsor del impeachment de Dilma Rousseff, principal articulador del Gobierno de Michel Temer y también investigado en varios casos de corrupción. La ocurrencia, en año electoral y con el autor de la frase aún orquestando las entrañas del poder, ha sido interpretada como malintencionada.
El asunto es sensible y Padilha, que no teme la polémica, lo sabía. De hecho, el director ya ha calificado esta discusión como “boba” y ha defendido que la suya es una obra de ficción.
Aún así, el equipo anunció que los personajes no serían reconocibles. “Es como si la historia ocurriese en un país de otra galaxia”, dijo a este periódico Marcos Prado, uno de los tres directores que trabajaron junto a Padilha meses antes del estreno. No es verdad y es fácil identificar a sus protagonistas y su papel dentro y fuera de la ficción. La expresidenta Dilma Rousseff, que en la serie prepara su reelección mientras el villano se pasea alegremente por su comité de campaña, se ha pasado el fin de semana viendo la serie y no le ha gustado nada. “El cineasta miente, distorsiona y falsea. Eso es más que deshonestidad intelectual. Es propio de un pusilánime al servicio de una versión que teme la verdad”.
En su ahínco de presentar la difícil contienda del bien contra el mal algo reduccionista, Padilha tira de ficción y se deja por el camino muchos matices, que sí supo retratar en otras producciones. Su héroe es un veterano delegado mal pagado que come arroz y frijoles, mientras combate empresarios que juegan al tenis en mansiones. Es la lucha de un David que viaja en autobús contra un Goliat que tiene avión privado. Pero los policías federales de O Mecanismo no son víctimas de la precariedad, como sí lo son los policías militares de Tropa de Élite, y un delegado de la Policía Federal gana en lo alto de su carrera cerca de 5.600 euros.
Dejando a un lado las adaptaciones poco delicadas de guion, que servirán de munición política, se vislumbra una oportunidad perdida en la serie. Padilha, el resto de directores y la guionista Elena Soarez han tenido cuatro años de noticiario frenético con giros de guion inimaginables para contar esta historia de intrigas de poder, traiciones, confesiones, filtraciones y hasta muertes, pero la impresión que dejan los primeros ocho episodios es que no han conseguido superar la realidad con su ficción.

viernes, 30 de marzo de 2018

Lula da Silva denunciará a Netflix por la serie ‘El mecanismo’



Lula da Silva denunciará a Netflix por la serie ‘El mecanismo’

El ex presidente brasileño se une a su sucesora, Dilma Rousseff, y considera que la serie manipula a los espectadores en un año electoral


EL PAÍS
AGENCIAS
México 28 MAR 2018 - 23:59 COT





Lula da Silva este miércoles en un acto en Curitiba.
Lula da Silva este miércoles en un acto en Curitiba. REUTERS

A solo unos días de haberse estrenado, la serie de Netflix  El mecanismo amenaza con ser tan polémica como el caso en el que se inspira: Petrobras, la mayor red de corrupción y sobornos de la historia de Brasil. La producción, que en México mantiene el título original y que en países como España se llama Túnel de corrupción, no ha gustado a dos de sus protagonistas, que no aparecen con sus nombres reales en pantalla: la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff, que ya la calificó este lunes de "fake news" por el retrato que hace de su mandato, y ahora su predecesor, Lula da Silva.

Eliane Brum / La ley no es para todos







El juez Sergio Moro y el procurador Deltan Dallagnol en el preestreno de la película 'Policía Federal:La Ley es para todos', 28 de agostoAmpliar foto
El juez Sergio Moro y el procurador Deltan Dallagnol en el preestreno de la película 'Policía Federal:La Ley es para todos', 28 de agosto DENIS FERREIRA NETTO

La ley no es para todos

La operación Lava Jato refuerza en Brasil una idea peligrosa: la de que la cárcel es justicia


ELIANE BRUM
5 SEP 2017 - 15:13 COT

La operación Lava Jato, incluso con todos los fallos y abusos cometidos, con la vanidad descontrolada de parte de sus protagonistas, presta un gran servicio a Brasil al revelar la relación de corrupción que existe entre lo público y lo privado. Una relación que atraviesa varios gobiernos, partidos y políticos de diversos partidos. Y la operación Lava Jato presta también un gran deservicio a Brasil al reforzar una de las ideas más peligrosas, enraizadas en el sentido común de los brasileños, y realizada en lo concreto de la vida del país: la de que la cárcel es sinónimo de justicia. En un país en el que el encarcelamiento de pobres y negros se ha convertido en una política de Estado no escrita –y que, paradójicamente, ha aumentado en los gobiernos democráticos que han venido después de la dictadura civil y militar (1964-1985)–, reforzar esa ideología no es un detalle. Tampoco un efecto colateral. Es una construcción de futuro.

Eliane Brum / Un negro en eterno exilio

Carlos Moore, activista e intelectual. / COLECCIÓN PERSONAL

Un negro en eterno exilio

El largo viaje de Carlos Moore, el activista e intelectual que denunció el racismo en Cuba y pasó su vida perseguido por los dos lados de la Guerra Fría



A los 22 años, Carlos Moore ya había vivido más que la mayoría de la gente en una existencia entera. Ya había conocido el hambre y la violencia en la pequeña ciudad cubana donde nació, ya había deseado no ser negro y se había esforzado por alisarse el pelo, aclararse la piel con productos arriesgados y desachatarse la nariz con pinzas, ya había emigrado a los Estados Unidos y había descubierto la lucha por los derechos civiles, había sentido fascinación por Patrice Lumumba, el famoso líder congoleño, y había planeado un ataque contra el consulado belga en Nueva York para vengarse del asesinato del activista, ya había sentido encanto por la revolución tras la reunión con Fidel Castro, se había convertido en comunista y había regresado a Cuba para cooperar con el proceso revolucionario, ya había descubierto que el régimen cubano era tan racista como el que había derribado, ya había sido encarcelado una vez por denunciar que el racismo persistía en la revolución, ya había sido condenado a cuatro meses en un campo de trabajos forzados por segunda vez por la misma razón, después de dirigirse al propio Fidel Castro en público, ya había hecho una confesión para que no lo mataran, diciendo que se había equivocado y que no había racismo en Cuba, ya se había refugiado en la embajada de Guinea cuando se dio cuenta de que sería ejecutado de todos modos, ya había huido a Egipto y luego a Francia, sin ningún documento, ya había sido rechazado por un Jean-Paul Sartre convencido de que él era un “agente del imperialismo”, ya ha sido acogido por uno de los ideólogos de la negritud, el gran poeta surrealista de Martinica Aimé Césaire, ya se había convertido en guardaespaldas del activista negro Malcolm X, cuando este estuvo en París, y ya había sufrido de todas las formas por el asesinato del mismo. Todo eso sucedió hasta sus 22 años. Después sucedió mucho más.

jueves, 29 de marzo de 2018

Claude Monet / La Japonesa y otras maravillas




Claude Monet, La Japonaise (Camille Monet en costume japonais), 1876.
Huile sur toile, 231 × 142,3 cm.
Museum of Fine Arts, Boston.

Claude Monet
LA JAPONESA Y OTRAS MARAVILLAS

Claude Monet, Boulevard des Capucines, 1873-1874. Huile sur toile, 80,3 × 60,3 cm.
The Nelson-Atkins Museum of Art, Kansas City.


Claude Monet / Taxidermista del instante





Claude Monet
Taxidermista del instante


Monet se pasó sesenta años tratando de atrapar el momento y hacerlo perdurar para siempre en un lienzo. Lo más extraordinario de todo es que lo consiguió. “Los años de Giverny. Correspondencia” (Turner) es una excelente selección de sus cartas que nos acerca a su lucha contra las inclemencias meteorológicas que no le dejaban pintar y contra los sinsabores económicos de la vida del artista; también, su obsesión por detener la luz y parar el tiempo

Texto de Antonio G. Iturbe

Juan Ramón Jiménez / La fusión

Carmen Tyrrell
Midnight Kiss


Juan Ramón Jiménez
LA FUSIÓN

Al amanecer,
el mundo me besa
en tu boca, mujer.


Juan Ramón Jiménez, La estación total
Libros de poesía
Aguilar, Madrid, 1957, p. 1229





miércoles, 28 de marzo de 2018

Muere Stéphane Audran, protagonista de ‘El festín de Babette’ y ‘La mujer infiel‘




Muere la actriz francesa Stéphane Audran, protagonista de ‘El festín de Babette’y ‘La mujer infiel’

La intérprete estuvo casada con Claude Chabrol con quien trabajó en varias películas





ÁLEX VICENTE
París 27 MAR 2018 - 11:48 COT



Stéphane Audran, en mayo de 1978, en el festival de Cannes.
Stéphane Audran, en mayo de 1978, en el festival de Cannes. AFP

La actriz francesa Stéphane Audran, protagonista de varias películas de quien fue su marido en los sesenta y setenta, Claude Chabrol, falleció en la madrugada de este martes en París, a los 85 años. Nacida en Versalles en 1932, hija de un médico que murió cuando ella tenía seis años, se formó como actriz teatral, pero desarrolló la práctica totalidad de su trayectoria en el cine, medio en el que debutó en los años cincuenta con papeles anecdóticos que se fueron volviendo cada vez más interesantes. Audran se terminó convirtiendo en una de las actrices más populares en la Francia de Pompidou, gracias a un eterno personaje de burguesa de porte elegante y algo frío y altivo, aunque con reflejos de humanidad que la alejaban de la mera caricatura, en una línea similar a la de Catherine Deneuve, con la que compitió por algún que otro papel.

martes, 27 de marzo de 2018

Elvira Sastre / «Me fastidia que me den más oportunidades o me destaquen por ser mujer o por ser joven»




Elvira Sastre: «Me fastidia que me den más oportunidades o me destaquen por ser mujer o por ser joven»


Publicado por 
Fotografías Lupe de la Vallina
No hay nada en Elvira Sastre que haga pensar que estamos ante un fenómeno de masas. Sus libros se venden por decenas de miles, las editoriales se pelean por sus derechos y en América Latina se ha convertido en una estrella con recitales abarrotados y guardias de seguridad. No está nada mal para una chica de veinticinco años que nació en Segovia y se crio entre bibliotecas y bancos solitarios, siempre con un libro en la mano.