domingo, 17 de enero de 2021

Beta Valenzuela / Yo confieso



Ilustraciones de T. A.

Beta Valenzuela
YO CONFIESO


Siempre me he preguntado qué razones llevan a alguien a arrodillarse frente a un sacerdote y declararse culpable y, sobre todo, siempre me he preguntado qué razones llevan a alguien a hacerlo libremente, sin mediar presión ni tortura. Llamadme simple, pero igual que creo que la obligación de todo preso es intentar fugarse y la de todo contribuyente intentar escaquearse del fisco, creo que la obligación de todo aquel que se considera culpable es declararse inocente. Así que, volvemos al principio, ¿por qué lo hacen?

Ahora me pongo en el lugar del cura y pienso en el pobre infeliz que tengo delante, contándome que ha tenido pensamientos impuros, y yo -que soy el cura-, escucho pacientemente y luego dibujo una cruz en el aire y farfullo algo así como "currús currús amén Jesús y, ale, puedes irte en paz. Pero no lo hagas más, tunante, que eres un tunante".

No me parece justo ni lógico. Con gente dispuesta a declararse culpable el mundo se gobierna muy fácilmente. Pero, ¿quiénes son ellos para que se lo pongamos tan fácil?

Así que sí, lo he hecho, he ido a confesarme, y me hubiera gustado acusarme de varios asesinatos para poder ver al cura debatiéndose entre el secreto de confesión y llamar a la Policía pero, como estoy segura de que habría optado por lo segundo, he sido más comedida:

"Me acuso de serle infiel a mi pareja". Silencio, no hay reacción. Sigo hablando. "No sé cómo ha llegado a suceder, supongo que el trabajar juntas todo el día... ha hecho que lo que al principio no era más que una amistad se haya ido convirtiendo en otra cosa". Entonces me interrumpe y se cerciora de que la infidelidad se ha producido con una compañera y lo le digo que sí, que ha escuchado bien, que he dicho compañera, con "a", como yo. Entonces se refiere a "mi problema" como si se tratara de "mi enfermedad" y yo me lanzo al ataque. "Porque tengo dudas. Porque Dios nos manda amarnos los unos a los otros como él nos ama. Y el nos ama al margen de cual sea nuestro sexo. Luego si Dios es capaz de amar a un hombre tiene que poder entender que una mujer pueda ser capaz de amar a otra mujer. Porque él no dice que nos amemos los unos a los otros pero con cuidadito de no hacerlo con alguien de nuestro mismo sexo, él dice, simplemente, que nos amemos los unos a los otros". Entonces el cura me explica la diferencia entre el amor físico y el amor espiritual. "Pero yo, padre, no soy capaz de diferenciar los límites. Porque no sé discernir si un abrazo puede formar parte del amor espiritual... y un beso en la frente, o en la mejilla. No veo a Dios delimitando las zonas en las que podemos besar a una persona para no traspasar la línea que separa el amor físico del amor espiritual".

Entonces, dándose cuenta de que la cosa no es sencilla, me pregunta si yo, de verdad, quiero la absolución.

MI MADRE ES IDIOTA

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