sábado, 15 de noviembre de 2014

Bioy Casares / La historia del legado que el escritor dejó a su enfermera

Adolfo Bioy Casares
según Andrés Alvez

Adolfo Bioy Casares

La historia del legado que dejó 

a su enfermera


  • Clarín, 14 de septiembre de 2014

La decisión de Adolfo Bioy Casares de legar el 20 por ciento de sus bienes a su enfermera, Lidia Ramona Benítez, se explicaría según conocidos de la familia por dificultades financieras que impidieron al escritor pagarle el sueldo en los últimos años. Allegados al escritor que visitaban semanalmente el departamento de la calle Posadas descartan esa posibilidad por descabellada: si bien es cierto que el patrimonio familiar había conocido mejores tiempos, los bienes que Bioy dejó al morir –tasados provisoriamente en 2007 en más de ocho millones y medio de pesos, según el expediente de su juicio sucesorio– bastan para desmentir esas versiones. Lo cierto es que desde 1996, Bioy reconocía apremios económicos derivados de reclamos judiciales de Alberto Frank, ex esposo de su hija Marta, casada y divorciada dos veces (primero de Eduardo Basavilbaso y luego de Frank). Tras la muerte de Marta en enero de 1994, Frank demandó a Bioy en nombre de su hija Lucila, menor de edad por entonces, reclamando parte de la venta de un campo. Esta situación mortificó mucho a Bioy y fue comentada en el ambiente literario (María Esther Vázquez le dedicó una columna en La Nación).
Tras la muerte de Bioy, el juicio se transformó en arena de otros combates. Las tensiones registradas entre la enfermera y Jovita Iglesias, ama de llaves que acompañó a la familia por medio siglo (coautora junto a Silvia Renée Arias del revelador Los Bioy), son dignas de un cuento de Silvina Ocampo. En la audiencia inicial los familiares del escritor acuerdan definir una suma de dinero para Jovita “en agradecimiento por los servicios prestados”. A su turno, la abogada de Benítez, se opone. La actitud se repetirá con toda decisión que beneficie al ama de llaves: cuando se acuerda que Jovita ocupe el departamento de Posadas hasta su venta (“la legataria manifiesta su disconformidad con este punto”) y también cuando los herederos aceptan pagar durante ese lapso los gastos fijos del inmueble (“con la disidencia de la representante de la legataria”).



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