Luis Caballero
TORTURADO EROTISMO
Luis Caballero, para mí, es la versión moderna de Caravaggio. Ver su pintura es adentrarse a ese sub mundo pasoliniano, de personajes neorrealistas, personajes marginales salidos de ambientes de extrema pobreza donde la violencia es la única manera de expresar sentimientos o escapar del atolladero.
Estos sentimientos, aunque sean nobles, amorosos o de buena fe, siempre tendrán ligado su trasfondo violento a la Sordidez en su estado más puro.
La crítica especializada ve en Francis Bacon un lugar de encuentro, ve en el irlandés la inspiración del colombiano, esto reforzado por palabras del propio Caballero hablando de sus influencias, crea el equívoco. Admirar un artista no hace, necesariamente, seguir su estilo.
Bacon al ser expresionista tiende a deformar la realidad para representar lo que nos quiere decir su “Yo” interior. Caballero hace todo lo contrario, nos muestra su realidad brutal, sin deformaciones para atenuar los hechos o maquillándolos buscando agradar. Sus hombres están recostados de la misma forma que los ve el pintor; la violencia, aunque no nos guste, es real.
Por esto la obra de Caballero, según mí visión, es “Realista”. Claro que al estar ocupado el estilo por los pintores del siglo XIX, es necesario buscar una nueva casa. Anteponiendo el prefijo Neo al término Realismo nos da: Neorrealismo, más acorde a nuestros tiempos e historia. Mas acorde con la obra de Luis Caballero. Término usado en el cine, pero ya es hora de desempolvarlo y utilizarlo en la pintura, con Caballero no hay excusa para tapar la nueva realidad.
Caballero está clasificado en este blog bajo el alero Vanguardista, por su libertad creadora y su batalla contra las prohibiciones, establecidas por el Mercado comercial. No cualquiera cuelga un Caballero en el salón de su casa. Ese irrespeto a cualquier régla me llevó a situarlo dentro del Vanguardismo, pero por algo técnico: había que clasificar su estilo dentro de los existentes. Para mi, repito, es Neorrealista.
Caballero casi nunca salió del monocromismo en su obra. Creó su universo personal, rodeado de esos personajes con sordidez sensual y rostros ocultos, que terminaron atrapándolo en su temática pictórica.
Sus torsos demuestran la técnica del artista consumado, vemos movimiento en esos músculos tensos, la angustia sale del alma de esos rostros sin esperanza.
En su conjunto vemos espacios claustrofóbicos ocupados con seres sufriendo un dolor intenso; buscando una expiación por pecados cometidos o por cometer, o quizás como una antesala al placer absoluto.
La similitud entre Caravaggio los sigue hasta la muerte, al igual que el milanés, Caballero anticipa su propia muerte, falleciendo como un personaje de sus cuadros. Ultrajado en su espacio más intimo, no pudo vencer una pelea desigual desde el comienzo. Su adversario lo hizo sufrir más que cualquiera de sus personajes anónimos, casi nunca le puso título a sus creaciones, el Sida se llevó su talento y su vida.
“El erotismo es lento y el sexo es rápido…” Decía Luis Caballero en una entrevista. Catalogar la obra de Caballero escondiéndola bajo un manto de prejuicios morales rancios es rápido; admirar su obra es lento.
PINTORES COLOMBIANOS
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