sábado, 8 de marzo de 2025

Las disidencias liberan a los 29 miembros de la Fuerza Pública que mantenían secuestrados en Cauca

 


Dos elementos del Ejército colombiano en el municipio de Jamundí, en el departamento de Valle del Cauca, en abril de 2024.
Dos elementos del Ejército colombiano en el municipio de Jamundí, en el departamento de Valle del Cauca, en abril de 2024.ERNESTO GUZMÁN (EFE)


Las disidencias liberan a los 29 miembros de la Fuerza Pública que mantenían secuestrados en Cauca

Los 27 policías y los 2 militares, retenidos desde el jueves en el corregimiento de El Plateado, han sido entregados a una comisión liderada por la Defensoría del Pueblo



Emma Jaramillo Bernat
EMMA JARAMILLO BERNAT
Bogotá - 07 MAR 2025 - 21:28

Los 29 miembros de la Fuerza Pública que permanecían secuestrados desde el jueves por el frente Carlos Patiño de las disidencias de las extintas FARC han sido liberados este viernes. El rapto había ocurrido en el corregimiento de El Plateado, en el municipio de Argelia (Cauca). El grupo de retenidos, integrado por 27 policías y 2 militares, han sido entregados a una comisión en la que participaban liderada por la Defensoría del Pueblo, en la que participaban el Ministerio del Interior, la Iglesia y la ONU.

Según explicó más temprano este mismo viernes el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, los 29 oficiales fueron atacados y posteriormente secuestrados por el frente Carlos Patiño, que hace parte de la sombrilla de disidencias conocida como Estado Mayor Central. Los hechos “fueron ejecutados con sevicia y vistiéndose de civil para infiltrarse y atentar contra la integridad de nuestros uniformados”, ha indicado Sánchez.

El choque se presentó este jueves, cuando los uniformados buscaban repeler una asonada. De acuerdo con la versión oficial, la movilización fue motivada por amenazas del grupo de disidentes de las extintas FARC, que instaron a la comunidad a no dejar entrar a los miembros del Ejército, quienes desde el mes de octubre intentan retomar el control de la zona mediante la llamada operación Perseo. Sin embargo, cinco meses después, el despliegue militar, de más de mil soldados, aún no ha dado el resultado esperado. El ministro sostiene que los miembros del grupo Carlos Patiño “no solo reclutan de manera forzada a menores de edad sino que instrumentalizan y coaccionan a la población civil con el fin de expulsar a la Fuerza Pública”.

En los videos compartidos por el ministro reina el caos. En uno de ellos, con las llamas al fondo, se ve a un grupo de gente rodeando a un policía: “Esta es una de las tanquetas acá en El Plateado, y este es el muchacho del Esmad. Esto acabó de pasar aquí, en El Plateado. Aquí llevamos al señor del Esmad arriba al pueblo”, dice el hombre que hace la grabación. Al fondo se escucha a otra persona que le dice al uniformado: “Tranquilo que no le va a pasar nada. No somos malos”. Otro video muestra el momento en el que una tanqueta incendiada busca salir del lugar del disturbio, mientras varios hombres persiguen el vehículo y le lanzan piedras.

“Intentaron quemar vivos a nuestros policías y militares”, ha dicho el ministro, con base en estas imágenes. Sánchez ha añadido que la disidencia, que esta semana destruyó con explosivos el puente que comunica a El Plateado con La Hacienda para frenar el avance de la Fuerza Pública, con esta acción también ha afectado la movilidad de la población civil. “Estos actos constituyen crímenes de guerra que violan el Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos, al desplazar, confinar, aislar y atemorizar a la población civil, impidiendo el ejercicio de sus derechos y libertades fundamentales”.

El Plateado, la mayor población dentro del Cañón del Micay —un corredor que conecta las montañas andinas con el océano Pacífico y que es clave para el paso de drogas ilícitas—, se ha convertido en el principal bastión del frente Carlos Patiño. En Cauca, a su vez, es uno de los 12 focos de la guerra que amenazan a las comunidades en Colombia, según ha advertido la Defensoría del Pueblo, y ha abierto un nuevo frente de batalla para un Gobierno que hace frente a grupos armados cada vez más fragmentados, y a crisis humanitarias simultáneas en el Chocó y el Catatumbo.

Durante el 2024, la violencia en el Cauca se fue recrudeciendo. Las noticias de carros bomba, de ataques con explosivos a estaciones de policía, de hostigamientos armados a varios municipios y de atentados a comunidades indígenas se hicieron cada vez más frecuentes, mostrando las fisuras de la política de la paz total del presidente Gustavo Petro. Tras un ataque a la minga indígena en marzo de ese año, el Gobierno decidió suspender el cese el fuego acordado en enero con el Estado Mayor Central, en los departamentos de Cauca, Nariño y Valle del Cauca. Y luego, en julio, anunció que las fuerzas militares reanudarían las operaciones contra los bloques y frentes comandados por Iván Mordisco, mientras mantendría el diálogo con las alineadas bajo el mando de alias Calarcá. No obstante, los resultados aún no son contundentes y las disidencias siguen controlando la zona.


EL PAÍS



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