PURGA, de Sofi Osanen
Lola Ancira
24 de junio de 2013
Purga de Sofi Oksanen (escritora finlandesa, 1977) es una novela publicada en 2008 y que en 2012 se publica en México a través de las editoriales Salamandra y Almadía.
Esta es la tercer novela de la autora y con la que se hizo acreedora, en 2010, al Premio Europeo a la mejor Novela del Año, el Premio de Novela FNAC de Francia, el Premio de Literatura del Consejo Nórdico y un gran número de ventas (que superan los 170.000 ejemplares), gracias a lo cual ha logrado obtener un lugar primordial entre los autores contemporáneos europeos. Fuera de los parámetros de las grandes premiaciones y estratosféricas ventas, siempre habrá que tener un criterio propio para la obra, y en referencia a esto, Purga es una novela que merece lo que ha ganado y puede justificar a la perfección su gran éxito comercial, que no demerita su valor literario.
Oksanen sigue la línea de los autores rusos clásicos, tan próximos a ella geográficamente: el narrador omnisciente y las descripciones minuciosas nos recuerdan que estamos ante una autora rusa, que a través de diferentes técnicas literarias, enriquece tanto la ficción que logra crear una historia tan realista que en ocasiones es difícil imaginar que aquello no haya sucedido en realidad.
Lo innovador de esta autora radica en la ruptura de la forma tradicional de la novela para dar paso a una especie de narración seccionada en entradas de diario, con la respectiva fecha, subtítulo y acontecimientos, que oscilan entre el presente y el pasado, específicamente entre los años de 1949 y 1992. Tres generaciones atrapadas en diferentes problemas que en el fondo siguen siendo los mismos: son presas de aquellos que tienen el poder, sufren el horror a ser descubiertos y se encuentran en una huida constante, al menos dentro de sí mismos. Temen tanto por su propia vida como la de sus seres queridos, y el miedo se hace más grande cuando se trata de una desaparición, pues pierden la certeza de saber ese cuerpo a salvo, al menos a través de la muerte. Toda la historia está permeada por unas inmensas ganas de sobrevivir, a costa de cualquier circunstancia.
Purga es la cruda historia, en una zona rural de Estonia, de dos mujeres unidas a través de algo mucho más fuerte que la simple casualidad, un vínculo consanguíneo que se revela de la manera más estremecedora. Oksanen no escribe emociones, las describe de manera tal que en ocasiones la lectura resulta un fuerte golpe al recuerdo, a esa empatía natural que se tiene por otro ser humano por el simple hecho de ser un semejante, sin importar la raza, el sexo o su condición social. Zara, la más joven, es víctima de la trata de mujeres en Alemania, mientras que Aliide, mayor ya, fue víctima de vejaciones de los militares. Una telaraña fina de amor, celos, mentiras, rivalidad, anhelos, sueños, odio, recuerdos, injusticias y repudio se entreteje gracias a cada personaje y su desarrollo, que aportan más carga íntima conforme se descubren sus disímiles personalidades.
La trama de la novela crece, se entrelaza y todas las cuestiones son explicadas en algún momento. La fuerza de la obra radica en la tercera y cuarta parte del libro, punto a partir del cual resulta casi imposible dejar de leer. La intensidad y la energía de la historia, la conjunción entre los hechos del pasado y del presente, que sitúan la atmósfera en el mismo grado de tensión, son la parte clave de la lectura. La crudeza de los hechos y la fuerza de las imágenes crean una atmósfera tensa, y es precisamente esa particularidad donde reside el dinamismo de la escritora: lograr sensaciones y emociones reales a través de sus letras.
Purga incluso tiene tintes de novela histórica, por los datos fidedignos utilizados en el contexto temporal en el que se desarrolla la obra, pues otorga datos políticos y sociales fidedignos, como la segunda guerra mundial, la brutal invasión comunista, el espionaje y las traiciones propias de tales acontecimientos alarmantes.
Purga es el reflejo de una sociedad marcada por los conflictos bélicos, que llevan diversas problemáticas incluso a lo más íntimo del hogar y la vida privada y que no se marcharán jamás. Purga es precisamente eso, la depuración de personas en Rusia a través de campañas de represión y persecución políticas que se realizaron en la década de los 30 gracias a Stalin. La purga se convierte entonces en una depuración de sentimientos y recuerdos, de vivencias que será imposible olvidar y con las cuales se tiene que vivir, a pesar de todo. Purga es el reflejo de una lucha por la vida en las adversidades más catastróficas y a través de las cuales, finalmente, se debe vivir. Purga es una delación que no se debe pasar por alto y a la que debemos prestar ojos, oídos y corazón para poder entender un presente no muy lejano al nuestro.
Estas son algunas de mis frases favoritas en la novela:
“Intentaba imitar la voz que había usado a veces tiempo atrás, cuando se topaba con algún viejo conocido en la tienda o por la calle. Esa voz le resultaba lejana y extraña, impropia del cuerpo del que salía. Le recordaba un mundo al que ya no pertenecía y una casa a la que ya no podía volver.”
P. 34.
P. 34.
“Aguanta ahí. Ayúdame. Desarrolla una historia palabra por palabra. Una buena historia. Una historia que me permita quedarme aquí...” P. 35.
“Apartó el tapiz con un dedo y debajo una araña correteó nerviosa. Estuvo a punto de apretar el tapiz para aplastarla, pero recordó que matar una araña significaba la muerte de la madre propia. Acarició el tapiz.” P. 67.
“El que desentierra cosas viejas merece que se le clave una astilla en el ojo, aunque sería mejor una estaca.” P. 106.
“Algún día se reconstruiría a sí misma.” P. 290
“El porte de quienes calzan botas capaces de pisotear cualquier cosa.” P. 329
“Nadie de su familia debería haber tenido descendencia. Bastaba con que se hubieran limitado a vivir su propia vida hasta el fin.” P. 351.
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