"No había ardillas que corrieran de un árbol al otro,
las tablas del puente, desgastadas, estaban manchadas y mohosas.
El tono era desesperado, el amor de las muchachas imposible,
los poemas apenas un montón de palabras yéndose de las manos,
y el alma continuaba sosteniéndonos, no lo sabíamos".
Juan Felipe Robledo
Medellín, 13 de abril de 1968
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