EL PAÍS Madrid 8 JUL 2015 - 11:55 CEST
Meg Ryan ha mostrado su nueva cara en la semana de alta costura de París. Hace algo más de un año que la actriz no aparecía en un acto público, y su nueva aparición bajo los atentos focos deja claro que la estrella está totalmente transformada por su paso por el quirófano. Fue en 2002 cuando la intérprete de míticas películas (Cuando Harry encontró a Sally) comenzó a operarse. En 2003 rodó En carne viva y ahí ya comenzó a verse su nueva imagen, y su carrera resultó gravemente afectada. Desde hace seis años no ha rodado ningún largometraje como protagonista. Ryan, a juicio de los profesionales, no solo ha pasado por el quirófano, también se ha inyectado bótox. La estrella, de 53 años, estuvo presente en el desfile Schiaparelli y en el de Georges Chakra, seguramente sin ser consciente que su reaparición ocuparía titulares.
La actriz, todo un icono de naturalidad en los años noventa, ha seeguido los pasos de colegas de profesión como Renée Zellweger y de Nicole Kidman, sumándose a la creciente lista de estrellas que se han excedido con el bisturí para paliar los signos de la edad. Meg Ryan ha cambiado tanto que casi no queda nada de la que protagonizó Tienes un e-mail (1998) con Tom Hanks. La artista siempre se ha posicionado del lado de quienes creen en los retoques estéticos para aminorar el paso del tiempo.
Cambiarse el rostro o darse algún que otro retoque no es nada nuevo en la meca del cine. Lo que sí sorprende son las críticas que las actrices reciben por haber cambiado tanto su aspecto, fotografías que se convierten en virales en la Red. Así le ocurrió a Renée Zellweger que, tras un tiempo alejada de los focos, reapareció con un rostro bastante distinto. Ella lo justificó con que llevaba ahora una vida mucho más sana.
Intérpretes como Kate Winslet, Meryl Streep, Emma Thompson o Jodie Foster se han mostrado contrarias a la cirugía como método para alargar sus carreras profesionales. “Prefiero que digan ‘esa chica tiene una nariz fea’ a que comenten ‘a esa chica le han dejado fatal la nariz”, declaraba esta última en una ocasión. Incluso Nicole Kidman ha lamentado en alguna ocasión haber abusado del bótox.
Sin embargo, muy pocos están a salvo del deseo de borrar defectos y frenar el envejecimiento. En Estados Unidos se llevaron a cabo 11 millones de operaciones de estética en 2013. La cifra, según la Sociedad Americana de Cirugía Plástica, se ha multiplicado por siete en 15 años. España, por su parte, es uno de los países de la UE donde más operaciones de este tipo se realizan. Los datos de la Sociedad Española de Cirugía Reparadora, Plástica y Estética apuntan a unas 15.000 operaciones al año.
“Cuando estaba en la veintena no podía creer que las actrices se quejaran de perder sus trabajos cuando cumplían 50. Ahora lo entiendo. Las cosas cambian. Hollywood puede ser un lugar muy superficial”, comentaba Michelle Pfeiffer en Fox New cuando se le preguntaba por la tiranía que sufre las actrices ante el paso de los años.
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