Sofia Loren, 90 años de una de las últimas leyendas del cine clásico de Hollywood
Hoy es difícil imaginar que alguien pudiera rechazar a Loren en una audición, pero en aquel entonces su belleza resultaba rompedora. “Era consciente de que mi atractivo era el resultado de muchas irregularidades mezcladas en un solo rostro, el mío”, ha llegado a decir la actriz. Cuando empezó a trabajar en Hollywood, de la mano de Ponti, intentaron retocarle la nariz: “Carlo me dijo: ‘El cámara cree que tienes la nariz demasiado larga”, relata en sus memorias. Su respuesta refleja su genialidad: “Si tengo que cambiarme la nariz, me vuelvo a Pozzuoli”. El diseñador Gianfranco Ferré, que la vistió para la película Prêt-à-porter (1994) de Robert Altman, dijo de ella: “Es la última gran diva, no se la ama porque sea guapa, sino porque es auténtica”.
La diva italiana por excelencia, con un talento artístico descomunal, con su intensidad dramática, su voluptuosidad, su belleza explosiva y su elevado poder de atracción, se convirtió en un mito erótico para distintas generaciones y en una musa eterna y fuente constante de inspiración para artistas de todas las disciplinas. A los 86 años, después de 10 años de retiro, regresó a la pantalla con la película La vida ante sí, de Netflix. Su hijo pequeño Edoardo Ponti, que ya la había dirigido en otras dos ocasiones, la convenció para ponerse en la piel de Madame Rosa, una superviviente del Holocausto que entabla una emotiva relación con un niño inmigrante.
En 2014, publicó sus memorias, Ayer, hoy y mañana: Mi vida, dictadas por ella misma para que nadie más osara a interpretar su vida. “La mía es una historia muy bonita, llena de muchas cosas, de muchos recuerdos, buenos, malos, porque la vida a veces es muy dura. Muy violenta, sobre todo cuando yo nací y durante la guerra. Pero, por supuesto, el final es feliz”, dejó escrito la actriz.
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