Juan Gabriel y Bellas Artes: cómo el Divo de Juárez llegó al Palacio entre quejas y controversias
El cantante se consagró en uno de los espacios más exclusivos de la cultura mexicana en 1990, pero su presentación estuvo marcada por la negativa de la élite cultural de la época
Juan Gabriel, el Divo de Juárez, subió al escenario del Palacio de Bellas Artes en Ciudad de México ante 1.396 espectadores, entre ellos, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. El evento, inicialmente rodeado de críticas, marcó un antes y un después en la historia de la música mexicana. Durante cuatro noches, del 9 al 12 de mayo, el artista cantó acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional y desafió las barreras entre la música culta y la popular. Con un lleno total y la prensa dividida, el espectáculo se convirtió en un clásico en el que pocos pudieron anticipar. La histórica presentación fue capturada en un disco en vivo, lanzado en diciembre de ese mismo año, testigo del impacto cultural que se mantiene vigente hoy.
Críticas contra el concierto
El anuncio de la primera presentación de Juan Gabriel en el recinto no fue bien recibido por la élite cultural de la época. El Palacio de Bellas Artes, construido durante el porfiriato y conocido como uno de los mayores símbolos de la alta cultura mexicana, jamás había albergado a un cantante de música popular. La decisión de permitir que actuara en un lugar tan emblemático causó revuelo entre críticos y figuras del ámbito cultural, quienes temían que esto abriera las puertas para que otros artistas accedieran al recinto, y que relegara a un segundo plano a la ópera, el ballet y la música clásica.
El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y su director, el poeta y promotor cultural Víctor Sandoval, enfrentaron una ola de críticas, cartas y llamadas que exigían la cancelación del concierto. En un intento por mitigar la polémica, el gobierno justificó que los ingresos del evento serían destinados a la Orquesta Sinfónica Nacional, que acompañó a Juan Gabriel en el concierto bajo la batuta del maestro Enrique Patrón de Rueda; sin embargo, la controversia persistió.
Entre los detractores más vocales estuvo el escritor Víctor Roura, quien después del concierto expresó su preocupación por el uso del Palacio como “un palenque, un estudio de Televisa, un recinto de Ocesa”. Para Roura, la presentación afectó a la institución cultural, y supuso el comienzo de una nueva era donde los intereses privados predominaban en espacios destinados al arte.
Carlos Monsiváis, en defensa del Divo
A diferencia de los críticos tradicionales, el escritor y cronista Carlos Monsiváis fue uno de los defensores más fervientes del Divo. En su crónica, publicada el 12 de mayo de 1990 en el semanario Proceso, Monsiváis reconoció la trascendencia de la presentación en Bellas Artes. Él recuerda que los cantantes de ópera no se opusieron por desprecio a lo popular, sino porque consideraban que ese no era el lugar adecuado para ese tipo de música, y criticaron la necesidad de justificar el concierto como apoyo a la orquesta sinfónica diciendo que, “para comprar instrumentos, el señor Gobierno depende de la buena voluntad de un cantante”.
El escritor también señaló que la homofobia jugó un papel central en las críticas hacia el cantante, y recordó que la ira de los defensores de la llamada buena música se unió con la homofobia, “ese escudo de fe machista”. De acuerdo a su crónica, tras un inicio nervioso, Juan Gabriel fue capaz de tomar el control del escenario, respaldado por los niños del albergue y escuela de música Semjase, de Ciudad Juárez, que él mismo financiaba. Una vez que el nerviosismo pasó, el cantante se refirió a la importancia del escenario que pisaba, que debía ser accesible para todo tipo de artistas, “porque en su época también Bach, Beethoven y Mozart fueron populares y tuvieron sus dificultades”, dijo al auditorio.
Conciertos posteriores
El éxito del primer concierto en Bellas Artes cimentó la relación del Divo con el recinto cultural más prestigioso de México. Volvió a presentarse ahí el 22 de agosto de 1997, en un evento que culminó en el lanzamiento del disco Celebrando 25 años de Juan Gabriel: en concierto en el Palacio de Bellas Artes.
La última vez que cantó en ese escenario fue el 31 de agosto de 2013, en un concierto privado para celebrar sus 40 años de carrera, inmortalizado en el álbum Mis 40 en Bellas Artes. La grabación se realizó con la más alta tecnología disponible: 185 micrófonos, 172 canales de audio simultáneos y una grabación en 4K, lo que convirtió a Juan Gabriel en el primer artista latino en ser filmado en ese formato. No fue la primera vez que este recinto servía para que la tecnología trabajara a favor del músico. Para su presentación de 1990 se utilizó por primera vez un sistema digital multitrack en un concierto en vivo en México.
Juan Gabriel y la cúpula del poder
Su presentación en Bellas Artes consolidó su carrera, pero es innegable que su cercanía con el poder político también jugó un papel importante para que eso sucediera. En 1988, El Universal reportó que en una conferencia de prensa, el cantante habló de su amistad con Carlos Salinas de Gortari, quien dos años después, ya como presidente de México, asistió al icónico concierto junto a su esposa Cecilia Occelli. A lo largo de los años, el artista mantuvo una relación cercana con distintos líderes del PRI, e incluso colaboró en un jingle para la campaña política de Francisco Labastida en busca de la presidencia en el año 2000.
En 2013, el gobernador de Chihuahua, César Duarte, y el de Michoacán, Jesús Reyna, patrocinaron su último concierto en Bellas Artes, un gesto que subrayó la influencia política que rodeaba al artista, mismo que revivió las controversias sobre el gasto público en favor del cantante. Otro ejemplo es el uso de un avión del Gobierno de Chihuahua que Duarte puso a disposición del cantante para trasladarse durante sus giras.
De Bellas Artes al Zócalo
El 13 de septiembre, la Cineteca Nacional de México proyectó el concierto Mis 40 en Bellas Artes. La respuesta fue abrumadora, ya que el espacio destinado para la proyección, con capacidad para 200 personas, se quedó pequeño ante los miles de asistentes que llegaron. Las calles aledañas a la Cineteca se llenaron de gente que cantaba y buscaba la manera de ver al Divo en uno de sus momentos más icónicos.
Ante el número de personas, el Gobierno de Ciudad de México ha decidido proyectar el concierto el 22 de septiembre de 2024 en el Zócalo capitalino, un espacio que Juan Gabriel ya había llenado en vivo en 2004, cuando reunió a 100.000 personas. A más de una década de su última actuación en Bellas Artes, después de que le dieran el último adiós tras su muerte en 2016 con más de 700.000 personas, el Divo de Juárez ya es parte elemental del Palacio que hace tantos años se resistía a su música.
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