“El azul es un color cálido” y “La vida de Adele”:
Cuando el arte genera arte.
“La vida de Adele” ha sido sin duda una de las grandes sorpresas cinematográficas del pasado 2013. Se trata de uno de esos raros films donde el consenso entre una amplia mayoría de crítica y público llega a unas cotas máximas. Difícil ponerle “peros” a una película intensa y emocionante como pocas que, alcanzando las tres horas de duración, se hace corta.
Dirigida por el realizador franco-tunecino Abdellatif Kechiche, e interpretada por la ya consagrada Léa Seydoux y por ese gran descubrimiento que es Adèle Exarchopoulos, la película logró la palma de oro en el pasado Festival de Cannes, además de haber conseguido muchos otros premios y reconocimientos.
Ha sido tal el (merecido) éxito conseguido por este film, que quizá se ha perdido un poco de vista la obra en el que está basado. Y es una lástima porque el cómic que inspiró “La vida de Adele” es igualmente brillante. Por eso, aprovechando que hemos tenido la noticia de que se ha reeditado de nuevo, hemos querido hablar de él aquí.
Escrito y dibujado por Julie Maroh (Lens, 1985), el título del cómic, “El azul es un color cálido”, hace referencia al tinte de pelo que lleva el personaje de Emma, interpretado en la gran pantalla por Léa Seydoux, aunque éste sea, en realidad, uno de los pocos puntos en común entre la historia que encontramos en la obra gráfica y su adaptación al cine. Y es que una de las grandes sorpresas con la que nos hemos topado aquellos que nos hemos acercado al cómic después de haber visto la película es que el primero difiere considerablemente del film. Incluso podríamos decir que su final es radicalmente opuesto.
Con todo, la esencia del relato que se nos muestra en la película estaba ya en la obra gráfica de Maroh. “El azul es un color cálido” nos cuenta la historia de Clementine (Adele en su traslación cinematográfica), una adolescente proveniente de un entorno rural que se muda con su familia a la ciudad y se integra en un instituto donde no tiene problemas para adaptarse. Un día se cruza por la calle con una chica que lleva el pelo teñido de azul (de allí, como ya hemos apuntado, se deduce fácilmente el título del comic). Clementine queda prendada desde un principio de esta joven algo mayor que ella, cuya imagen tiene un halo de misterio. Su vida da un vuelco completo a partir de ese instante: su relación con su familia, amigos o compañeros de estudio, se trastorna al descubrir su sexualidad. La pasión se instala en su vida a través del fuerte vínculo que establece con Emma, la chica del pelo azul, auténtico leit motiv del comic. Pese a esa conexión, las dos jóvenes se encontrarán con múltiples dificultades que lastrarán la posibilidad de dar rienda suelta a sus sentimientos. Como ya hemos mencionado, la historia que se nos explica en la novela gráfica es bastante distinta a la del film, especialmente su final. No daremos aquí detalles de ello para evitar el spoiler, aunque la conclusión del cómic es conocida desde la primera página por el lector y se desarrolla todo a partir de una estructura de largo flashback. De todas formas, los puntos cardinales en que se sustenta la narración sí son parecidos.
Julie Maroh cuenta su historia utilizando un trazo delicado y, al mismo tiempo, muy expresivo. En buena parte del comic no hay apenas apoyo textual y el color se aplica solo en algunos momentos, de manera que los tonos grisáceos dominan la mayor parte de la estética de la novela gráfica salvo por el azul del pelo de Emma o por algunos objetos puntuales. Sin duda, los contrastes que se generan de esta manera son uno de los grandes hallazgos del cómic que resulta, desde un primer instante, muy reconocible para el lector. Además, la autora utiliza el color, o la ausencia de éste, con una lograda intención poética.
“El azul es un color cálido” muestra de forma casi naturalista lo que acontece en la vida de la protagonista. Así, somos testigos de las vicisitudes del personaje de Clementine sin que sobresalga demasiado un aspecto de otro, aunque la clave de la historia esté en su relación con Emma. De la misma forma que ha ocurrido con “La vida de Adele”, se ha puesto mucho el acento en las explícitas imágenes sexuales del cómic, pero Maroh sortea la morbosidad fácil y consigue elevar esas viñetas a un plano emocional, algo que, casi milagrosamente, Kechiche también logra en su film donde no hay apenas diferencia (insistimos, en el plano emocional) entre ver a la protagonista comiendo con fruición unos spaghetti, discutiendo acaloradamente con unas compañeras de clase, bailando con unos amigos en una fiesta de cumpleaños, o practicando sexo pasionalmente con Emma.
Quizá la mayor distinción de fondo que existe entre el cómic y la película es que el primero subraya algo más el asunto del respeto a la diferencia como uno de los temas clave que pone en cuestión la historia, mientras que en el film se pasa por encima de ello de forma más superficial, probablemente porque las intenciones creativas de su director son otras. La película en cambio, desarrolla con mayor profundidad la dinámica de relación entre Adele y Emma, algo que, tratándose de una pareja homosexual, no estamos muy acostumbrados a ver reflejado ni en el cine ni en otras disciplinas artísticas.
En definitiva, “El azul es un color cálido” es un sensible canto al amor y la tolerancia de una gran belleza formal, y que, como simiente de esa fabulosa película que es también “La vida de Adele”, se nos muestra como un excelente ejemplo de cómo al gran arte es capaz, en ocasiones, de generar gran arte.
Ricard.
Os dejamos con un video-montaje donde vemos al completo “El azul es un color cálido”:
Y el tráiler de “La vida de Adele”:
No hay comentarios:
Publicar un comentario