Raquel Graciela Fernández
LO NUESTRO
Lo nuestro prescribió hace años.
Fue un delito menor.
Algo tan trivial
como robarle flores a la primavera.
Tan dolorosamente hermoso
como el canto de un pájaro en cautiverio.
En estos años
-en estos años sin verte,
sin tocar tu respiración
con la tersura ardiente de mi espalda-
pasaron tantas cosas.
Pasó la muerte con sus ojos secos
y fui la pálida novia arrebujada
en su letanía de huesos.
Pasó la vida en canto
y en la palma de mi mano
se prometió una línea de futuro.
Los días se rompieron como uvas,
dulces a veces
y a veces tan amargas.
Aprendí a pastar en el silencio,
cordero de un Dios que no me reconoce,
animal más profundo que la noche,
cuerpo de azúcar regido por la luna.
En estos años
tu nombre se quebró
como una tacita de porcelana
y lo barrí debajo de mi lengua,
un pecado de manzanas húmedas.
Lo empapé de saliva melancólica.
Lo sepulté en la línea azul de mi garganta.
Fue un delito menor,
lo nuestro,
un olor a violines y claveles
que se apagó inconcluso.
Prescribió hace años,
sin embargo,
hay algo de vos en las constelaciones
y hoy desperté temblando
en tu desnudez imaginada.
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