Raquel Graciela Fernández
DEBAJO DE LA CAMPANA
“Siempre puedes pensar que fue el tren el que se arrojó a ti.”
Paula Sinos
¿Nunca pensaste en morir?
¿En morirte?
Cortarte y verte gotear
hasta que la luna se ponga roja,
hasta que la saliva, y la orina, y las lágrimas
y todos los jugos de tu maldito cuerpo
se conviertan en motitas de polvo,
de ésas que perturban el decoro de los muebles.
Déjame que me muera mientras la vida es para mí un libro.*
Hacer un buen caldo con tus huesos
y alimentar a tus hijos bastardos,
poemas deformes con olor a lluvia
y los pies de barro,
poemas que sólo sirven
para pudrirte la boca.
Un rayo a tiempo y se acabó la feria…*
Retorcerte el pescuezo
como a un pollo triste
y arrancarte una a una las plumas
(ya no más rebeliones en la granja,
a la gente
los pollos
le gustan al spiedo
y a vos
ya no te importa
la salsa con la que te sirvan).
Los suicidas ya han traicionado el cuerpo.*
¿Nunca pensaste en morir?
¿En morirte?
Dar el salto definitivo.
Estrellarte en un túnel parisino
a 200 kilómetros por hora.
Desangrarte frente al Dakota.
Evaporar tu desamparada desnudez
manoteando un teléfono blanco.
Morir es un arte, como cualquier otra cosa.*
A vos los zapatitos no te aprietan.
A vos lo que te vuelve loca es no poder dormir.
La sed te consume
y el agua te da arcadas.
Te vendieron todos los buzones
y las cartas no llegaron nunca.
La vida dejó de ser un milagro
y se convirtió en un proceso infeccioso.
Morir no es fácil, no, pero es lo más correcto.*
¿Nunca pensaste en morir?
¿En morirte?
En un cuartucho en Chelsea,
como la más feliz de las putas.
En París, con aguacero,
o en Buenos Aires,
con la garganta llena de niebla.
En Las Vegas no estaría mal,
aunque ya no te quede nada para apostar.
Mis piernas no responden, y no he amado aún...
Tan sólo fui palabras en un mundo de gestos.*
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