Según el análisis de la CIF, todo el mundo en Gaza pasa hambre en estos momentos. Esta semana, el alto representante para Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, acusó a Israel de ser responsable de una “hambruna” en Gaza y de usarla como “arma de guerra”. Israel lanzó una ofensiva militar contra la Franja tras el ataque demilicianos de Hamás, que gobierna de facto en Gaza, que el 7 de octubre mataron a unas 1.200 personas y tomaron como rehenes a 250, tras infiltrarse en territorio israelí, según cifras oficiales. La respuesta militar contra Gaza ha provocado más de 31.000 muertos, la mayoría de ellos mujeres y niños, según cifras del Ministerio de Sanidad palestino.
Si los niños no han llegado a esa fase de desnutrición aguda en la que los órganos se deterioran, en dos o tres semanas se puede borrar mucho de lo que les está sucediendo ahora.
Ana Islas Ramos, FAO
Secuelas de por vida
La mitad de la población de la Franja es menor de edad. Estos niños no tienen acceso a suplementos alimenticios ni en muchos casos a una atención médica básica. Ana Islas Ramos, experta en nutrición de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que también participa en la clasificación de la inseguridad alimentaria publicada esta semana, explica que cuando un adulto se encuentra en una situación de inanición, cuando no tiene nada que comer, puede sobrevivir unos 70 días, pero los niños son más vulnerables por estar en pleno crecimiento, y “llegan a fases de desnutrición graves mucho antes”. “Depende de sus reservas anteriores, pero en dos o tres semanas ya llegan a una desnutrición grave”, calcula, en una entrevista con este diario.
Antes de octubre, dos tercios de la población de Gaza recibía ayuda humanitaria para poder comer, en forma de alimentos o de subvenciones. La desnutrición infantil aguda en este territorio sometido a un bloqueo israelí desde 2007 no llegaba al 1%.
“Cuando empieza a no haber alimentos, se empiezan a usar reservas de grasa, que pueden durar más o menos un mes, después se utilizan las reservas de proteínas, y ahí comenzamos a comernos nuestro propio cuerpo. Eso es la desnutrición aguda grave. Los niños se quedan aletargados, el cerebro no se desarrolla porque no hay suficiente energía y esas secuelas sí pueden durar para siempre”, detalla.
Según las últimas cifras de la ONU solo 12 de los 36 hospitales de Gaza están funcionando parcialmente. Desde el inicio de la guerra, se han registrado 300.000 casos de infecciones respiratorias y 200.000 casos de diarrea aguda, potencialmente mortales.
Desde el inicio de la guerra, se han registrado 300.000 casos de infecciones respiratorias y 200.000 casos de diarrea aguda, potencialmente mortales si llegan a un cuerpo debilitado por el hambre, según cifras del ministerio de Salud gazatí. “Es un círculo vicioso. Los niños comen desesperados lo que encuentran, sea o no salubre, tengan o no las manos limpias. Como están débiles, su sistema inmunitario está bajo y enferman. Esas diarreas provocan una deshidratación y una desnutrición aún más severas”, explica Islas
Si hubiera un alto el fuego esta noche en Gaza, la recuperación física de estos pequeños puede ser rápida, gracias a complementos que se les puede administrar si la ayuda humanitaria entra sin límites y se restauran los servicios de atención médica en la Franja. “Si los niños no han llegado a esa fase de desnutrición aguda en la que los órganos se deterioran, en dos o tres semanas se puede borrar mucho de lo que les está sucediendo ahora”, afirma Islas. “Preocupan más los bebés, porque con dos o tres meses de vida, las semanas sin una alimentación correcta es mucho tiempo para ellos”.
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