Vértigo en Venezuela
No se ha llegado hasta aquí por un terremoto político, sino más bien por la gota de agua insistente que cae sobre la piedra
Luz Mely Reyes
28 de julio de 2024
El 19 de diciembre de 2023, a eso de las cinco de la tarde, María Corina Machado toma una copa de vino en su biblioteca. Esperaba la llegada del extranjero de uno de sus hijos, despedía a una de sus jóvenes amigas, abrazaba a su hija. La familia se alistaba para pasar unos días juntos, antes de la gesta que ella emprendería para impulsar una elección considerada imposible.
“Yo arranco a recorrer el país los primeros días de enero” me dijo. Aún guardaba la esperanza de ser candidata, aunque confesaba: no me preocupa la inhabilitación. Me preocupan otras cosas del país.
Fueron esas otras cosas las que la llevaron a recorrer la geografía venezolana y desafiar la hipótesis de ciertos sectores, que descartaban no solo que hubiese la posibilidad de un cambio en Venezuela, sino que además dudaban de que se llegara a una elección.
Venezuela vive este 28 de julio una jornada histórica entre la esperanza y el vértigo, con la sensación de que algo cambió. No fue un terremoto político, fue más bien como la gota de agua insistentemente cayendo sobre la piedra, hasta romperla.
“No es la primera vez que los venezolanos hemos abrigado expectativas de un cambio político en estos veinticinco años. Pero no recuerdo que antes de esta coyuntura electoral tantos factores se hayan ido combinando para darnos esta discreta brisa de expectativas optimistas que hoy capto por la ciudad. Comentarios cautelosos y un humor discreto”, dice la historiadora Margarita López Maya.
Para llegar aquí, un hecho clave fue la negociación bilateral entre la Casa Blanca y el Gobierno de Nicolas Maduro. Durante meses, en 2023, representantes de ambos gobiernos celebraban encuentros secretos en Doha, con el apoyo del gobierno catarí.
Estas reuniones desembocaron en los llamados acuerdos de Barbados, firmados con el 17 de octubre de 2023 entre el Gobierno madurista y la Plataforma Unitaria. Fue un cambio de juego que dio un nuevo impulso a la por entonces estancada negociación entre los factores venezolanos.
Allí se dibujó una ruta, que aunque no ha sido respetada del todo, ha sido transitada para llegar a hoy.
Unos días luego de esa firma, se llevó a cabo la elección primaria de la oposición venezolana.
El 22 de octubre de 2023, una mayoría abrumadora, más del 92 por ciento, escogió a María Corina Machado como abanderada.
Ya estaba inhabilitada. Había vivido la subestimación porque nunca pasaba del 3 por ciento en las encuestas, había enfrentado el acoso contra ella y a su equipo y dejaba sin argumentos a quienes al saber la determinación del gobierno de no dejarla participar en la contienda, apostaban a que ella llamara a la abstención.
Los votos a su favor fueron interpretados como la expresión de un hartazgo de la población, contra el gobierno, pero también contra los partidos de oposición. Este evento la catapultó a nivel de fenómeno político, la convirtió en la gran electora en este proceso y la llevó a ser la clave en la escogencia de un candidato unitario de la oposición.
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