martes, 30 de julio de 2024

La presión internacional se intensifica sobre el chavismo






Nicolás Maduro y el presidente de Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, sostienen el acta de juramentación del presidente electo en Caraca.Foto: RONALD PEÑA R. (EFE


La presión internacional se intensifica sobre el chavismo para lograr un recuento transparente y verificable de los votos

La ONU, Estados Unidos, la Unión Europea, España, Colombia y Brasil reclaman al Gobierno de Venezuela las actas de los centros electorales



Juan Diego Quesada
Bogotá, 29 de julio de 2024

La comunidad internacional, cada vez más convencida de que el proceso electoral de Venezuela no ha sido transparente, le ha reclamado este lunes al chavismo que muestre una por una las actas de los colegios electorales, que la oposición critica que no le han sido entregadas en su mayoría. La autoridad electoral, controlada por el oficialismo, proclamó el domingo vencedor al presidente Nicolás Maduro con casi un millón de votos de diferencia respecto a su rival, Edmundo González Urrutia: 51,2% por el 44,2%. Mientras la comunidad internacional incrementaba la presión y el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamaba a Maduro presidente sin tener aún los datos oficiales, las protestas se extendían por Caracas.

La sospecha y, sobre todo, las acusaciones de que el domingo se había producido un fraude se propagó poco después de que el CNE, el árbitro en las urnas, anunciase la victoria de Maduro, que se reelige por segunda ocasión. En su primera victoria, un año después de la muerte de Hugo Chávez, que lo designó su sucesor cuando ya se encontraba en la fase terminal de un cáncer, también la oposición consideró que le habían escamoteado una victoria a Henrique Capriles en las elecciones presidenciales de 2013. En las siguientes no se presentó ningún candidato de consenso de parte de los antichavistas, que consideraban que el hecho de concurrir era una forma de validar al chavismo, y el presidente ganó sin mayores problemas. Esta vez, los opositores pensaban que con el arrastre del fenómeno político en el que se ha convertido María Corina Machado lograrían una victoria abultada y al oficialismo no le quedaría más que reconocer una derrota. No ha sido así, por ahora.

A Estados Unidos y Chile, los primeros países en mostrar sus dudas sobre la transparencia del recuento, se sumaron después la Unión Europea, España, Brasil y Colombia, entre otros. Los países exigen que el CNE, bajo el control del Gobierno, dé a conocer las actas y sus distintos resultados en los centros electorales distribuidos por Venezuela. En esa línea se ha pronunciado el secretario general de la ONU, António Guterres, que ha hecho un llamamiento a la total transparencia en el recuento y felicitado al pueblo venezolano por su determinación de expresar pacíficamente su voluntad a través de las urnas. “Hemos tomado nota del anuncio hecho por las autoridades electorales, así como de las preocupaciones expresadas por los actores políticos y los miembros de la comunidad internacional. Guterres hace un llamamiento a la total transparencia y anima a que se publiquen puntualmente los resultados de las elecciones y un desglose por colegios electorales”, ha declarado mediante un comunicado.

Esta sería una manera de demostrar, sin género de duda, quién ha sido el vencedor. El sistema electoral venezolano está digitalizado y a la vez imprime las actas en físico por si se produjera un fallo en el programa. El consenso entre los expertos es que es fiable y verificable. El problema, en este caso, reside en que las actas registran el voto de las máquinas y sin ellas no hay forma de cotejar el resultado. Horas después de las pronunciaciones internacionales, llegó una de mucho peso, la del Centro Carter, que ha estado desplegado en misión de observación. Sin las actas, la organización sin ánimo de lucro del expresidente de EE UU dice que no puede completar su tarea de verificación. “Hacemos un llamado al CNE para que publique de inmediato los resultados de las elecciones presidenciales a nivel de los colegios electorales. La información contenida en los formularios de resultados a nivel de los colegios electorales, tal como se transmiten al CNE, es fundamental para nuestra evaluación e importante para todos los venezolanos”, insistió el centro internacional.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se ha desmarcado del resto de países con los que suele estar alineado. “Tenemos el 80% de las casillas -el dato ofrecido por el CNE, en referencia al porcentaje de escrutinio-. Hay que esperar que esté el 100% y nos vamos a guiar por eso. Si la autoridad electoral de Venezuela confirma esta tendencia, nosotros vamos a reconocer al Gobierno electo por el pueblo de Venezuela, porque así es la democracia”, añadió López Obrador. Sin embargo, la Cancillería mexicana ha indicado en un comunicado que se mantiene atento al conteo final de actas e informes detallados del CNE para conocer los resultados finales: “Apegado a sus principios constitucionales de política exterior, con pleno respeto a la soberanía de Venezuela y a la libre determinación de los pueblos, México confía en que la voluntad del pueblo venezolano expresada en las urnas sea respetada mediante un proceso de escrutinio transparente”.

Por si quedaba alguna duda, a mediodía del lunes, la autoridad electoral de Venezuela, que preside un amigo personal de Maduro, Elvis Amoroso, confirmó a Maduro para un tercer mandato. “Recibo esta credencial constitucional, legal, del poder encargado de llevar los temas electorales de Venezuela, el poder soberano electoral de Venezuela, quien ha emitido un dictamen que recibo con humildad de obrero, eso es lo que no me perdonan los apellidos ni el imperialismo”, dijo el presidente. Un rato antes había dicho no tener ningún cargo de conciencia y aseguró que la noche de la victoria había dormido “como un bebé”.

La ONU ha sido otra de las organizaciones encomendadas en tareas de observación. Su informe, sin embargo, será de carácter privado, solo para los ojos de Guterres. Una fuente interna dijo a este periódico que se están viviendo “horas de auténtica locura” en Venezuela. Otra, colombiana, destacó que se enfrentan todos los actores a una situación de enorme complejidad. Figuras internaciones que han acudido a Caracas como acompañantes del proceso se manejan con la máxima discreción. Ocurre igual con los otros opositores. Enrique Márquez, exrector del CNE, un antichavista respetado por los propios chavistas y no considerado un alacrán, como se denomina a los falsos opositores que conviven con naturalidad en este sistema tan poco garantista, dijo a EL PAÍS que le resulta “imposible” apoyar estos resultados. Sin embargo, no se ha pronunciado públicamente. Tampoco Antonio Ecarri, que ha prometido hacer una declaración este lunes. El posicionamiento de ambos tiene importancia; si ambos desconocen el proceso dejan la credibilidad de la victoria en una situación muy precaria.

El chavismo ha justificado el retraso en la entrega de resultados en un supuesto ataque informático. El fiscal general, Tarek William Saab, miembro del partido oficialista del PSUV, detalló en una rueda de prensa que el ataque provino de Macedonia del Norte y ha atribuido la responsabilidad a Machado, al también opositor Leopoldo López y a Lester Toledo, un asesor venezolano que ahora aconseja en campañas electorales al presidente de El Salvador, Nayib Bukele. Saab no ofreció mayores pruebas.

Venezuela se juega mucho en estas horas de incertidumbre. Estas elecciones se suponía que eran una especie de referendo para medir si los venezolanos querían seguir con el proyecto “revolucionario”, como lo autodenomina el oficialismo. La Casa Blanca, la oposición y Noruega como mediador trataron de que fuera lo más transparente posible para que el ganador normalizara la vida política del país y consiguiese sacar a Venezuela del aislamiento internacional en el que se encuentra, que dificulta su acceso a los mercados y debilita su economía, en parte importante por las sanciones impuestas por Estados Unidos, más de 900 ahora mismo. Se preparó un escenario en el que el chavismo fuese derrotado y permitiera, con normalidad, una alternancia. Era una manera de recuperar poco a poco las instituciones, ahora mismo cooptadas y al servicio del partido en el Gobierno. María Corina y Edmundo todavía no han hablado este lunes. Bajo la superficie, se mantienen conversaciones al más alto nivel para destrabar la situación. En algunos barrios de Caracas han comenzado con los cacerolazos en los balcones a modo de protesta. Venezuela hierve a estas horas.


EL PAÍS 




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