Alice Munro Alice Munro, las claves literarias de la maestra del cuento contemporáneo
POR QUÉ TRIUNFA EL CUENTO EN EL SIGLO XXI, 2 / Un perfil personal y literario de una de las grandes escritoras y Premio Nobel de Literatura 2013, que dejó de escribir hace diez años. Un acercamiento a su escritura y pasajes de su entrevista a la Academia Sueca. Especial WMagazín, con la colaboración de Endesa
Winston Manrique Sabogal
30 de enero de 2024
El latir de la vida y de cómo esa vida la sienten personas corrientes con mundos en apariencia serenos, pero en cuyo interior se agitan, en cualquier momento, tormentas emocionales que lo trastocan todo, es lo que narra Alice Munro (Wingham, Canadá, 10 de julio de 1931). Lo hace en cuentos de mirada precisa y clara que la llevaron a ser distinguida con el Premio Nobel de Literatura 2013 por “ser maestra del cuento contemporáneo”
“Está al nivel de los mejores como Chéjov, Maupassant y Borges”, afirmó, entonces, Javier Marías. Para el escritor español, Alice Munro “consigue transmitir una profunda emoción con personajes normales en una época en la cual se privilegian los buenos o malos sentimientos que rozan la cursilería. Ella escribe sobre gente normal, sin cargar las tintas, y consiguiendo unos niveles de emoción profunda con poco parangón en la literatura actual”.
En 2015, la escritora canadiense dijo por segunda vez que dejaría de escribir, ya lo había anunciado en 2009. El motivo: “Estoy muy contenta. No es que no ame la escritura, pero uno llega a una fase en la que piensa diferente”. Lo último que hizo fue elegir algunos de sus relatos en el volumen de cuentos Todo se queda en casa. Cuentos escogidos. 1995-2014, reeditado por Lumen en 2024.
El padre de Alice Munro era criador de zorros y visones y su madre era maestra de escuela. Munro comenzó a escribir desde niña. Estudió en la Universidad de Western Ontario y trabajó en su biblioteca. Estudió periodismo y filología inglesa que abandonó para casarse y ser ama de casa. Con su primer esposo se fue a vivir a Dundarave, Vancouver, y en 1963 se trasladaron a Victoria donde abrieron una librería. Se divorciaron y se casó por segunda vez (aunque mantuvo el apellido de su primer marido) y, en 1968, publicó su primer libro Danza de las sombras(Dance of the Happy Shade)s.
Tenía 37 años. Todo había empezado casi tres décadas atrás cuando le leyeron La sirenita, de Hans Christian Andersen. El cuento le pareció tan triste que quiso cambiar el final. Así imaginó finales alternativos a la sirenita y nació una visión de lo femenino y lo feminista. La idea de una niña de querer un mundo feliz que ella pudiera cambiar desde la ficción, para intentar exorcizar la realidad. Con los años, la constatación de esa misma realidad le hizo descubrir la condición humana, y que no hacen falta grandes historias de héroes, porque la vida transcurría en la épica de cada persona, en sus batallas internas, en sus duelos entre su Yo y sus deseos y el mundo exterior, que, a su vez, eran consecuencia de las ondas de lo que sucedía a su alrededor, en las personas mas próximas. Dio con el ecosistema de la condición humana en continua metamorfosis, afectada por la razón y las emociones y las gestiones de unas y otras. Duelos, batallas, triunfos, derrotas, empates y concesiones libradas, la mayoría, en silencio. Esa es su épica, la de sus personajes. La de cada individuo en su minuto a minuto.
La etapa seria de Alice Munro en la literatura, tras sus primeros pasos en la niñez, empezó a los 30 años, con cuentos y relatos que vendía para la radio pública canadiense. La Nobel, madre de tres hijas, siempre ha reconocido la importancia de su madre y de las mujeres que ha conocido. Y son mujeres, también, las que más han influido en su escritura: Eudora Welty, Katherine Anne Porter, Flannery O’Connor, Carson McCullers… Entre los hombres, James Agee y William Maxwell.
La gestación del primer libro de la Nobel canadiense, Dance of the Happy Shades lo recuerda la Academia Sueca así:
“A principios de 1967 comenzó a gestarse la publicación del primer libro de Munro. Earle Toppings, director de libros comerciales de Ryerson Press, se había acercado a ella a finales de 1964 para plantearle la posibilidad. Impulsados por Weaver, Toppings y otros en Ryerson, habían estado recopilando las historias de Munro tal como aparecían en las revistas. La editora asignada al libro, Audrey Coffin, estaba entusiasmada con los relatos de Munro y le escribió que necesitaban nuevas historias para completar el volumen. A pesar de las responsabilidades domésticas y de un bebé de cinco meses, Munro escribió Postcard, Walker Brothers Cowboy e Images; las dos últimas, las historias más fuertes de Dance of the Happy Shades, publicada en septiembre de 1968. Está dedicada a Robert E. Laidlaw. Weaver escribió el texto de la sobrecubierta y resultó que también formó parte del comité del Premio del Gobernador General de ese año. Debido a su larga asociación y defensa de Munro, intentó retirarse de cualquier discusión sobre su libro, pero en ese momento los otros miembros del jurado le dijeron que el libro de Munro había ganado. Tuvo muy buenas críticas y, una vez que se anunció el Premio del Gobernador General, uno de los periódicos de Victoria tituló su artículo: ‘La fama literaria pilla desprevenida a la madre de la ciudad”.
Cuarenta y cinco años después fue galardonada con el Nobel de Literatura 2013 por obras como Las lunas de Júpiter, Progreso del amor, Amistad de juventud, Secretos a voces, El amor de una mujer generosa, Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio, Escapada, La vista desde Castle Rock y Demasiada felicidad. Una decena de sus cuentos han sido adaptados a la televisión y al cine: Sarah Polley filmó, en 2006, Lejos de ella, con Julie Christie: y Pedro Almodóvar hizo la película Julieta, de 2016, basada en los cuentos Destino, Pronto y Silencio, del volumen Escapada.
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