domingo, 6 de diciembre de 2020

La mentira histórica de «The Crown» sobre la frialdad de Isabel II en la tragedia que mató a 116 niños

 

La tragedia de Aberfan, en «The Crown» y en la realidad 


TRAGEDIA DE ABERFAN

La mentira histórica de «The Crown» sobre la frialdad de Isabel II en la tragedia que mató a 116 niños

La tercera temporada retrata con rigor el dolor de Aberfan durante el desastre minero, pero falla al mostrar a la monarca como una persona fría, ya que fue una de las pocas ocasiones en las que derramó lágrimas en público


Lucía M. Cabanelas
27 de noviembre de 2019

Aberfan era una localidad galesa llena de vida hasta que murió sepultada en toneladas de carbón. En apenas unos segundos, 144 personas fueron engullidas por más de dos millones de toneladas de lodo negro, una avalancha de desechos procedentes de una mina que, removida por las incesantes lluvias, sepultó la escuela, quince casas de la humilde villa galesa y a 116 niños que estaban a punto de irse de vacaciones. Un desastre que dejó al pueblo minero huérfano de su niñez y fijó aquel 21 de octubre de 1966 como uno de los episodios más tristes de la historia británica.

«Había una niebla espesa; vi correr a unos niños y paré el coche. Al mirar hacia arriba vi cómo la montaña se venía materialmente encima de las casas», contó a ABC un testigo presencial al día siguiente del dramático desastre. En esas mismas líneas se describe una terrible imagen. En una clase, dos pequeños, cogidos de la mano, estaban de pie, muertos, entre pupitres y sillas. En otra, el cadáver de un maestro abrazaba a los de cinco niños.

Hubo pocos supervivientes. Uno de ellos, Dilys Pope, de diez años, narró así aquellos trágicos minutos, tal y como recoge este diario: «Estábamos riendo y hablando en espera de que el maestro pasara lista. De pronto oímos un ruido y vimos que todo iba por los aires. La escuela parecía que volaba; las mesas caían por todas partes. Los niños gritaban y lloraban. No se podía ver nada, y entontes el polvo empezó a marcharse. Yo tenía la pierna presa en el banco y no podía moverme; me dolía el brazo. Todos los niños estaban tirados por el suelo. El maestro también: tenía la pierna aprisionada, pero se soltó y rompió la ventana de la clase con una piedra. Yo salté fuera y fui por un pasillo y luego salí por una ventana; la abrí y algunos niños salieron por allí. El maestro sacó a los niños, y nos dijo a todos que nos fuésemos a nuestras casa».

No fue una buena nueva sino el dolor de semejante desgracia el que situó en el mapa esa pequeña localidad galesa. «Un silencio aterrador siguió a la catástrofe. Luego, en menos de una hora, dos mil personas, mineros, policías, turistas que se encontraban de paso, actores de una compañía de teatro que actuaba en la localidad empezaron a cavar con desesperación, algunos con picos, otros con palas, muchos con sus manos desnudas, intentando salvar a alguna de las víctimas que intentaba cobrarse la muerte. Las mujeres de Aberfan conocían ya el desafío diario de sus maridos con el peligro que acecha en las minas; lo que ignoraban es que los próximos muertos iban a ser sus propios hijos», recogió la revista Blanco y Negro una semana después de la tragedia de Aberfan.

Netflix
- Netflix

El dolor sacudió Reino Unido. El Papa expresó desde Roma toda su «compasión y ternura por el dramatico suceso». El primer ministro británico, Harold Wilson, se desplazó hasta la villa galesa para mostrar sus condolencias, como también hicieron varios miembros de la familia real, entre ellos el marido de la Princesa Margarita, Lord Snowdon, que acudió a Aberfan para fotografiar las secuelas del desastre, o Felipe de Edimburgo, que estuvo hablando con familiares y voluntarios del pequeño pueblo minero. Su esposa, la Reina Isabel II, todavía esperó ocho días para mostrar en persona su pésame a las víctimas, como evidencia el tercer capítulo de la última temporada de «The Crown», donde se retrata con dramático pulso el mudo dolor de un pueblo inconsolable, la alegría previa al horror, una desgracia que, más de medio siglo después, vuelve a doler, en esta ocasión en la pequeña pantalla.

En la serie creada por Peter Morgan para Netflix, todo el mundo está devastado por el desastre minero menos la Reina, que se guarece de la conmoción en Buckingham Palace, incapaz siquiera de emocionarse con una tragedia de tales dimensiones. Si bien es cierto que la monarca demoró su visita a Aberfan, según ella porque acaparía la atención y dificultaría el trabajo de rescate, la ficción opta por acuciar la frialdad de Isabel II incidiendo en su dificultad para derramar una sola lágrima ante el terrible suceso.

Las lágrimas de la Reina Isabel II

Una tergiversación que no se corresponde con la realidad, tal y como evidencia la crónica con la que la agencia Efe describió el pesar de la monarca, interpretada en la aclamada serie por la oscarizada Olivia Colman. «La reina se ha mostrado profundamente conmovida. En un mensaje dirigido a Aberfan, dice que acompaña "profundamente en el sentimiento" a los familiares de las víctimas, y añade: "Estoy abrumada y horrorizada al saber el terrible desastre"».

«Creo que Aberfan afectó profundamente a la Reina cuando fue allí. Fue una de las pocas ocasiones en que derramó lágrimas en público», reveló Sir William Heseltine, que servía en la oficina de prensa real en ese momento, en el documental «Elizabeth: Our Queen».

En esa misma línea se mostró hace siete años Mansel Aylward, un médico que prestó su ayuda en la identificación de cadáveres en Aberfan y que confirmó el pesar de Isabel II. «Para que la Reina hiciera lo que hizo, para mostrar simpatía de la manera en que lo hizo con las personas que acababa de conocer, debe haber sido muy difícil para ella. Estaba muy conmovida por lo que vio. Trató de contener las lágrimas, pero no pudo», aseguró el médico.

ABC

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